La adopción es la alternativa de paternidad si los tratamientos de fertilidad no son efectivos. Pero ¿cómo dar este paso? Lo mejor es recibir acompañamiento sicológico y emocional.
Cada vez es más común en una conversación que, cuando alguien pone el tema de la maternidad y la paternidad, salgan a la luz opiniones como: “los millennials somos más conscientes del cuidado ambiental y traer hijos al mundo contaminaría más el planeta”. No obstante, pocas veces se menciona el hecho de que, por naturaleza, los seres humanos buscan la conservación de la especie.
Marta Echeverri, sicóloga y sexóloga con conocimientos en fertilidad, señala que la reproducción es un mandato biológico. “Es verdad que algunas parejas modernas se proyectan sin hijos, pero quedan otras que sí lo desean y sienten que sus vidas serían desdichadas si no cumplen con su rol de madre y padre”, afirma la experta.
Las parejas que no pueden concebir suelen acudir a tratamientos de fertilidad asistida como inseminación artificial (que puede ser homóloga: con semen de la pareja, o heteróloga: de un donante), fertilización in vitro (FIV) e inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), pero estos no son 100 % efectivos.
Para Echeverri, dichos procedimientos son ahora más asequibles y cercanos, sin dejar de ser costosos. Además, destaca los avances científicos y la entrega de los profesionales médicos que buscan reducir el porcentaje de infertilidad del país, equivalente al 19 % de las personas.
Cuando un tratamiento de fertilidad falla
Generar un embarazo no siempre es posible y debes estar preparado para esto, pues hablar de infertilidad es hablar de un duelo. Como explica Marta, las parejas se desgastan en los ámbitos económico y emocional: “Lo más frecuente es escuchar que la gente diga: ‘yo no quiero tener hijos’, pero pocas veces ‘yo no puedo tenerlos’. Es difícil recibir la triste sorpresa; casi nadie espera saber eso”.
La primera etapa del duelo es la negación. La mayoría de parejas no confía en el primer procedimiento y van de un médico a otro buscando opiniones y diagnósticos que contradigan el “error”. Después, cuando ven que no lo hay, en lugar de entenderlo pasan por la rabia, culpa y aflicción. Finalmente, asumen que no quedarán en embarazo y las esperanzas renacen cuando conocen que la siguiente alternativa es la adopción.
¿Cómo tomar la decisión de adoptar?
Al tratarse de una determinación que implica aceptación, acuerdos y toma de grandes decisiones, lo mejor es contar con acompañamiento sicológico, el cual es clave para conocer si las personas han aceptado la imposibilidad de ser madre y padre biológicos y si tienen la intención de recibir, amar y vivir con un niño en su hogar.
Sin embargo, dar este paso no es para todos. “Algunos tienen prejuicios con la información genética (todo lo relacionado con el ADN) y no se sienten capaces, pero en los tratamientos de fertilidad las personas ‘adoptan’ semen, un óvulo o un embrión de otra persona, es decir, aprenden a recibir un regalo de alguien y cuando lo entienden así se asimila mejor esta nueva alternativa de paternidad”, asegura Echeverri.
Otro punto que facilita la decisión es que, a pesar de lo compleja que pueda ser, no es nueva del todo porque en medio de un tratamiento de fertilidad ya la pareja la entiende como una posibilidad. El verdadero reto está en cómo lo asume cada uno de los dos y en el apoyo y consuelo mutuo que logren dar para que la relación no se deteriore ni pierda sentido. En ese momento vuelve a ser clave el acompañamiento sicológico: ya no hay duelo ni frustración, pero sí la necesidad de aprender a andar por un nuevo camino.
Fecha de publicación: enero 17 de 2022.
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