El mundo pospandemia tiene acuerdos sociales renovados que debemos aplicar para convivir de manera armónica. Entender nuevos roles, valores y prioridades es vital para contribuir al desarrollo del entorno.
En la nueva normalidad se ha dado una reconfiguración de los acuerdos sociales a partir de la transformación de los valores, roles y referentes bajo los que se mueve el mundo. A este fenómeno, que fue identificado a partir de un ejercicio sistemático de observación del entorno, se le llama nuevo contrato social porque implica numerosos cambios en la manera de relacionarnos.
Alejandro Duque Chalarca, del Observatorio de Tendencias de SURA, comparte algunos descubrimientos que es clave que las empresas interioricen para aprender más sobre el consumidor de hoy y adecuar su oferta a las demandas del presente.
- Ciudadanos hipervigilados e hipervigilantes: el Estado pide más datos a los ciudadanos para controlar la crisis, pero existe un temor generalizado por parte de ellos respecto al uso que se le dará a la información. Las personas exigen transparencia.
- Nuevos valores: los entornos laborales están a la espera de más personas con habilidades para desenvolverse en contextos virtuales. Además, con competencias como flexibilidad, resiliencia y capacidad de abrazar la incertidumbre.
- Nuevo rol de las empresas: el mercado exige que las compañías tomen un rol activo en la edificación de un mundo mejor. Esto requiere que participen en los desafíos sociales y, las que respondan a ellos de manera adecuada, ganarán prestigio y posicionamiento.
- Nuevos referentes de confianza: los ciudadanos perdieron la credibilidad en las instituciones y en el Estado. La ciencia, la tecnología y la educación llegaron a ocupar ese lugar de confianza. También se generaron cambios en la pirámide de prioridades básicas del ser humano: el acceso a la conectividad y las competencias digitales se vuelven esenciales en las agendas de desarrollo a mediano y largo plazo.
- La vida como centro de todo: al aumentar la conciencia sobre la fragilidad de la salud, despertaron nuevas preocupaciones por otras formas de vida y cómo preservarlas. Por ejemplo: los animales y la naturaleza. El confinamiento produjo esta reflexión y esta, a su vez, reafirmó el valor de estar vivos.
Si las empresas continúan realizando un proceso estructurado de observación del entorno, seguirán haciéndose preguntas que les ayuden a tomar acciones efectivas que moldeen un panorama mejor después del covid-19. ¿De qué manera las organizaciones contribuyen al restablecimiento de los acuerdos sociales?, ¿cómo usar la información con responsabilidad?, ¿qué ajustes se deben implementar en el sistema educativo con el fin de preparar a las personas para las nuevas demandas del entorno? Resolver estas cuestiones es el primer paso para construir bases que perduren en el nuevo mundo.
Fecha de publicación: junio 02 de 2021.
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