Nuestra forma de interactuar con el espacio público y privado se transformó con el paso de la pandemia. Entender las implicaciones de estos cambios en el corto y largo plazo es necesario para estar preparados frente a los retos del mundo que habitaremos.
Como sociedad, hemos tenido que afrontar una innumerable cantidad de modificaciones y adaptarnos rápidamente a ellas. En 2020, lo que tardaría meses o años en consolidarse fue implementado en semanas y, aunque supimos responder a estos casos, la realidad es que las decisiones de hoy son las que moldearán nuestro futuro y determinarán qué clase de mundo tendremos cuando la pandemia se acabe (lo que ya se conoce como la nueva normalidad).
Dentro de las alteraciones que se han dado, nació otra concepción de los espacios (esos en los que nos movemos) y la manera en que los habitamos. Tanto el espacio público como el privado se han resignificado, así que, a partir de ello, de una observación estructurada del entorno y de consultar a varios expertos, el Observatorio de Tendencias de SURA identificó que uno de los desafíos del mundo poscovid-19 es el de espacialidades transformadas.
Renovación de los espacios
La forma en que habitamos los espacios es uno de los mayores cambios que ha traído la pandemia. Pasamos de movernos por la ciudad durante el día al confinamiento en casa. La espacialidad, a su vez, migró en gran parte al mundo digital. Todas estas transiciones llegan con tareas para consumidores y marcas, los cuales deben prestar atención a los hábitos de vida actuales y a las tendencias del mañana. A continuación, presentamos cada una de ellas:
- Del centro a la periferia: una de las razones para elegir un sitio donde vivir es que la ubicación sea conveniente, de manera que se llegue, en poco tiempo, a los destinos cotidianos (universidad, oficina, supermercado, etc.). Sin embargo, ahora que se ha limitado la necesidad de realizar desplazamientos, cualquier lugar resulta adecuado para llevar a cabo las actividades del día a día. Esta tendencia conlleva el abastecimiento de servicios públicos en el espacio rural y el aseguramiento de la conectividad y el acceso a internet. Asimismo, que el tránsito desde la periferia o el campo hacia las ciudades sea sostenible y seguro.
- Pan hecho en casa: una de las búsquedas en Google más populares en el mundo durante el periodo de pandemia por covid-19 fue cómo hacer pan en casa. ¿Por qué? El hecho de pasar más tiempo en el hogar generó en las personas un deseo de adquirir hábitos distintos y establecer otras rutinas. El desarrollo de actividades que antes se dejaban en manos de terceros (cocinar, sembrar, coser, decorar) produjo una conciencia colectiva sobre todo lo que se puede crear desde allí. Este empoderamiento y la sensación de autosuficiencia se traduce en tierra fértil para que la cultura del do it yourself (hazlo tú mismo, en español) se quede luego de la desaparición del coronavirus.
- Espacios multifuncionales: la transformación de la espacialidad significa también darles un uso diferente a los puntos que habitamos. El mercado debe responder a los nuevos requerimientos con una oferta multifuncional, que sea coherente con las rutinas que estableció el confinamiento. La compra de inmuebles o de mobiliario con un diseño flexible, por ejemplo, es prioritaria para adecuar los hogares que, antes de la pandemia, no estaban preparados para que estuviéramos en ellos todo el tiempo.
- Distrito digital: antes se pensaba en la virtualidad como una herramienta que facilita procesos análogos, pero ya se ha convertido en un canal obligatorio para la vida cotidiana. Con el fortalecimiento de la movilidad digital, marcas y consumidores se desplazaron a los distritos en línea con sus propias dinámicas, lenguajes y reglas que diversificaron los hábitos de consumo, la forma de relacionarse con el otro y los modelos de venta.
- Hibernación prolongada: con la no movilidad (hacerlo todo sin salir de casa), el hogar se configuró como un sitio seguro. Por ende, es probable que, una vez termine la pandemia, muchas personas continúen con ese modelo de vida. A partir de esto, el compromiso de las marcas es repensar su oferta para acercarse a los consumidores en sus espacios privados.
- Volviendo al nido: el confinamiento cambió las prioridades en el imaginario colectivo. En lugar de hacer viajes o recorrer la ciudad, la vivienda se transformó en el centro urbano, cuyas funcionalidades deben permitir, cómodamente, la vida en familia, el aprendizaje, el ocio y las relaciones afectivas. Volver al nido implica reorganizar el espacio privado con el fin de que sea sostenible en el tiempo.
- Nuevo relato del espacio público: el aprovechamiento del espacio público se ha visto confrontado por la desconfianza de un posible contagio. El distanciamiento y la necesidad de higienizar los lugares han variado la forma en que concebimos el mundo fuera de casa. El reto está en cómo el espacio público se reforma para atender los desafíos de una población que extraña el disfrute en comunidad.
Estas tendencias establecen otras reglas de interacción con nuevas oportunidades para las empresas. Es momento de que las marcas se adapten a una realidad guiada por la virtualidad y la importancia del espacio privado. Ante este panorama, es fundamental preguntarse: ¿la oferta que ofrecían hace un par de años continúa vigente para llegarle al consumidor en casa?
A continuación, conoce más sobre los retos del mundo poscovid 19: espacialidades transformadas.
Fecha de publicación:febrero 16 de 2021.
Puede que los contenidos más antiguos del Blog Seguros SURA no estén actualizados, así que por favor ten en cuenta la fecha de publicación. Gracias por tu comprensión.