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Unión Latina. Que el mundo venga a Manrique

27 abril 2018 Revista 5 Sentidos

Con tan solo 21 años Yoiner le dio vida a Unión Latina, una academia de baile que sirve de refugio para jóvenes de la Comuna 3. Hoy, doce años después, continúan explorando sus cuerpos a través de la danza.

La calle es la academia, y el mundo, el escenario con el que sueñan los alumnos de UNIÓN LATINA de la Comuna 3. Conozca aquí su historia.

Por Juan David Jaramillo L.

En Medellín, Colombia, entre el Centro de Salud Raizal y la U.V.A. La Armonía se puede caminar cuesta abajo hasta la mitad de la calle 75 C y comprobar que en el número 32-150 la puerta que da a un segundo piso permanece abierta. Al subir las escaleras siguiendo la franja blanca de cemento, otra puerta, también abierta, con un letrero discreto impreso en letra cursiva y púrpura reza “Unión Latina” y, al fondo, una pared de vidrios multicolores sostiene un retrato que se estremece con el sonido de un bajo. En la comuna 3, en el barrio Manrique Oriental, Carlos Gardel sonríe pleno en blanco y negro mientras un grupo de jóvenes, apretujados en una sala de tres por seis metros, ensayan una coreografía con la última canción de J Balvin a todo volumen.

Es calmo y pausado al hablar, tiene el pelo rizado, cobrizo, a la altura de los hombros, le gusta suelto. De ojos cafés, párpados rasgados y ligeramente abultados, nariz respingada y de fosas amplias, boca carnosa. Sonríe con sus bellos dientes y su pálida encía mientras deja escapar un sonido intermitente, como de gaviota, que le estremece la delgadez de su metro noventa centímetros de altura al recordar su pasado. Cuando Yoiner Felipe Machado González, o Lipe como lo llama una de sus tres hermanas, tenía nueve años, trabajaba como ayudante de carpintería para su padrastro en una casa del barrio El Poblado. Ese día almorzaban sentados sobre el piso de una cocina que estaban reparando. El niño de la casa los vio y dijo: “Qué asco, parecen marranos”. Y Yoiner, molesto, pidió que lo dejaran sentarse en la mesa con la otra gente. Le dijeron que no y lo castigaron.

“Mi primer show de baile ante el público en Unión Latina fue con la Filarmónica. Fue chévere controlarse en medio del público”. Manuela Cárdenas. Veinte años. Un año en Unión Latina.

La reprimenda que recibió por expresar lo que pensaba fue un empujón al vacío, a la búsqueda de sí mismo. A partir de ese día retomó la danza y luchó para que fuera su vida. Ahora tiene treinta y tres años y dirige la academia de arte Unión Latina desde hace doce. “Hace poco estuve en esa misma unidad residencial como invitado. Les conté la historia y reímos. Esas cosas te marcan. Con los años he podido volver a esos sitios por lo que hago, pero ya de otra forma: como profesor privado de baile. De tú a tú, sin rencores”.

Unión Latina empezó como un experimento el 26 de febrero de 2006, pero antes de eso, Yoiner ya bailaba. Comenzó a los cinco años. Una vecina era su pareja de baile. Se “rentaban”, les pagaban diez pesos. En los actos cívicos bailaba; su moneda en el colegio era la danza, negociaba el tiempo y la asistencia a otras materias con baile, y poco a poco fue enseñándoles a sus compañeras. Así, accidentalmente, poco a poco encontró en el baile su habilidad para dirigir y enseñar, su madera de líder. Organizaba obras de teatro con sus primos y amigos de la cuadra, y con las tapas y las ollas de la casa improvisaban una banda marcial con vestuario incluido. La calle era el escenario. Viendo la situación económica en su casa, a regañadientes aceptó dedicarse a la carpintería como ayudante de su padrastro. Odió tener que hacerlo, quería moverse y aquella profesión exigía quietud. “Ahora respeto esa profesión, me enseñó mucho. Con la carpintería conocí otras partes de la ciudad, otras formas de ser, de hablar, de vivir. Entendí la desigualdad. Gracias a ese pasado existe este presente y tengo la capacidad de entender, de corazón, lo que le sucede a cada muchacho. Los escucho y soy capaz de vivir eso que ellos están contando y puedo darles fuerza y decirles qué hacer”.

Recientemente, algunos bailarines de Unión Latina hicieron parte de los videos de Machika, de J Balvin; y de No olvidarme de olvidar, de la cantautora española Rosana.

Yesica Isabel Mazo tiene 26 años. Inició como bailarina hace doce años y terminó al mando del trabajo administrativo. Coincide con los otros integrantes de la academia en que Unión Latina es la otra familia. A la danza llegó por Yoiner, su hermano. “La danza llegó con él. En 2006 nos pasamos para una casa con un garaje grande y él vio la oportunidad de montar ahí una academia. Curiosamente, en esa cuadra vivía una sola familia, los López, muchos se mantenían en la esquina sin hacer nada. Cuando Yoiner pasaba lo molestaban diciéndole que para cuándo las clases. Un día les dijo: ‘Listo, lleguen al garaje a las ocho’. Eso fue hace doce años, así empezó la academia. Hoy es una familia que te acepta y da herramientas para la vida”.

Yoiner Felipe Machado, director artístico.

En Unión Latina reciben alumnos desde los cuatro años en adelante. Quien quiera quedarse indefinidamente lo puede hacer dando clase y ayudando a que la academia crezca. Pero es obligatorio estar estudiando en la escuela, el colegio u otra institución. El alumno con mayor edad tiene treinta y siete años y síndrome de Down. Los estilos que enseñan son Tropical, Salón, Urbano y Contemporáneo. La matrícula cuesta 45.000 pesos, y la mensualidad, 20.000. El año pasado alcanzaron a tener ciento doce alumnos distribuidos en las distintas categorías.

“Insistir con nuestro talento nos ha protegido de la violencia. Hemos desdibujado las fronteras” Yoiner Felipe Machado, director artístico.

A finales de la década de 1940 la violencia desplazó a gran parte de la población campesina hacia la periferia de las ciudades. Manrique Oriental es resultado, igual que otros barrios de Medellín, de esa conformación irregular sobre el valle de Aburrá que influye directamente en la calidad de vida de sus habitantes. En este barrio, dice Yesica, las opciones eran muy pocas: “Ser ama de casa, empleada en casas de familia, obrero y, en casos extremos, delincuentes. Con la danza se ocupa el tiempo libre inicialmente, luego enseña a tener conciencia y a ser responsable de uno mismo y del otro. A eso nos ha llevado el espacio pequeño que tenemos en este momento: convertimos una debilidad en fortaleza”.

La respuesta creativa que tuvieron en Unión Latina frente a la falta física de espacio en la academia fue la implementación de un sistema modular: lograron ensayar, por partes, las figuras con grupos pequeños, para luego ensamblarlas en escenarios reales. Manrique tiene pocas aceras, los límites se sobreponen, se desdibujan. Un paso afuera de la casa es la calle misma y en ella los carros y el esmog, el comercio, el ruido, los otros encima, al lado, detrás y por debajo en ese plano cartesiano que en tonos ocres ha arrumbado la desigualdad. La esquina es sala, cancha, taller, plaza y vitrina. La vida íntima y privada se vuelcan afuera. Para Unión Latina eso se traduce en ver el barrio como academia y al mundo como escenario: salir y abrirse a la ciudad y al mundo con sus talentos. Identificar los límites para transgredirlos, ir y venir libremente.

La apuesta para el futuro de Unión Latina consiste en fortalecer alianzas con el sector público y privado, partiendo de la base de que desde la periferia también se pueden crear escenarios y espectáculos de primer nivel. Están seguros de que descentralizar la cultura es fundamental para el arte en la ciudad. Quieren que el mundo vaya a Manrique. Ya cuentan con un terreno gestionado y tienen el estudio de suelos, están trabajando en el diseño del edificio que esperan sea de tres plantas: para teatro, danza, y música. En septiembre de 2018 presentarán su obra La otra cara del arte, el musical de la paz para recaudar fondos. “Queremos que Unión Latina sea tan grande como el Circo del Sol”.

Reconocimientos

2017

  • Campeones Categoría Grupos Coreográficos Festival Internacional de Tango Medellín.

2016

  • Campeones Categoría Institucional Concurso de baile Activo mi Vida, de la Alcaldía de Medellín.

2015

  • Campeones nacionales de coreografía argentina – Tango Vía.
  • Campeones nacionales de coreografía argentina, Manizales. Primer, segundo, tercer y cuarto puesto. Categoría parejas infantiles.

2014

  • Campeones mundiales categoría cabaret junior Colombia Salsa Festival.
  • Campeones mundiales categoría chachachá. Colombia Salsa Festival.
  • Subcampeones mundiales categoría cabaret infantil. Colombia Salsa Festival.
  • Campeones mundiales categoría semiprofesional cabaret. Colombia Salsa Festival.
  • Campeones metropolitanos de salsa en chachachá.
  • Campeones mundiales categoría tango escenario aficionado. World Tango Championships.
  • Subcampeones mundiales categoría parejas infantil. World Tango Championships.

2013

  • Campeones mundiales categoría cabaret infantil. Colombia Salsa Festival.

2012

  • Campeones mundiales categoría tango salón infantil. World Tango Championships.
  • “Veo esta academia como una forma de cambiar el sistema social, de crear nuevas oportunidades, de vivir la vida al máximo. Vamos a ser muy grandes porque queremos ser parte del corazón de las personas”. Yulián Zapata. Veintidós años. Cuatro años en Unión Latina.