Las claves son acompañarlos en sus espacios de juego y desarrollarles desde pequeños la autonomía de la voluntad.
“¿Mamá, puedo ir a jugar solo al parque? ¿Papá, puedo salir a montar en bicicleta por la cuadra con mis amigos? ¿Puedo quedarme a dormir en la casa de mis amigos?”. Estas son preguntas que hoy los papás escuchan a diario y para las que, en muchas ocasiones, no tienen la respuesta correcta.
Lo que hace que un niño pueda o no jugar solo en un espacio es el nivel de autonomía que tenga. Es importante entender que la autonomía de tus hijos no es simultánea para diversas actividades o para la edad cronológica. Por ejemplo, hay niños que aprenden a caminar muy rápido, pero se les dificulta aprender a hablar o escribir. Cada uno tiene su propio ritmo para cada actividad.
Hay muchas herramientas para que ayudes a desarrollar la autodeterminación de tus hijos, pero hay que evitar forzarlos. Cuando entregas una responsabilidad que ellos no pueden asumir, les puedes generar un tipo de estrés que, incluso, puede llegar a ser tóxico. Esto produce que la hormona cortisol, que está donde se registran las memorias emocionales y cognitivas, le diga al cerebro del niño que no es capaz de hacerlo y que no lo vuelva a intentar.
Estas son las recomendaciones para que acompañes a tu hijo a que juegue seguro en diferentes contextos.
En los parques
La clave es que evalúes si los juegos y atracciones son aptos para la edad del pequeño y si tiene el suficiente desarrollo de la motricidad para poder disfrutar de ellos.
Otro tema que puedes evaluar es el recorrido que debe hacer el niño para llegar a la zona de juegos: ¿es capaz de cruzar la calle o circular solo por el parqueadero de un edificio? Estos factores externos también deben ser tenidos en cuenta.
La tarea de los papás: enséñales a tus hijos a columpiarse, a pasarse los pasamanos, a tirarse del resbalador o tobogán. Dedícale a tus hijos al menos treinta minutos diarios para jugar juntos en el parque o en el espacio donde decidan realizar la actividad lúdica.
En la casa de un amigo
Tener una comunicación fluida con los papás de los amigos de tus hijos es la clave para darles el permiso de compartir tiempo con ellos en su propia casa, en una finca o en otros espacios. Esto te permite tener la tranquilidad de decirles si tu hijo tiene alguna limitación de motricidad o es alérgico a un alimento.
Sobre el tema de dejar a los niños dormir en otro lugar, es absolutamente importante evaluar la seguridad del entorno donde irá el niño. Decirles a los niños que no pueden ir a dormir a la casa de un amigo, es entregarles el mensaje de que si no están siempre a tu lado, van a estar inseguros. Esto podría generar futuros problemas de socialización.
La tarea de los papás: mantén una comunicación abierta con los padres de los amigos de tus hijos y dales a los niños toda la seguridad en el momento que decidan pasar un tiempo con la familia de sus amigos. Estos espacios les ayudan a los pequeños a conocer otras realidades y adaptarse a ellas, así como a superar sus miedos y aprender que también pueden estar seguros así no tengan a sus padres a su lado.
En los centros comerciales
Aunque un niño de doce años sea lo suficientemente autónomo para comprar la boleta del cine o pagar su almuerzo en un centro comercial, hay factores externos relacionados con su seguridad que son claves a la hora de dejarlos solos en un espacio como este. El acompañamiento es clave para que evitar que sean víctimas de delincuentes o personas malintencionadas.
La tarea de los papás: puedes ofrecerte como padre acompañante y estar allí para ellos si te necesitan. Recomendamos que te ubiques en un lugar donde puedas ver a tus hijos sin interferir en sus actividades, excepto en caso de que sea necesario. Esto reforzará su sentimiento de capacidad y autonomía.
Fecha de publicación: octubre 25 de 2019.
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