¿Dónde está el poder de los millennials?

Los jóvenes cuentan con todas las capacidades para cambiar su mundo, solo deben decidirse y motivarse a hacerlo.

Los jóvenes siempre han sido el motor del cambio, el tiempo pasa para todos y la juventud tiene energía, empuje, atrevimiento, pasión no solo por su condición, sino por una razón biológica: es el momento de hacer todos los esfuerzos para construir algo que garantice la supervivencia en el futuro. Construir seguridad implica pensar y planear el futuro económico, pero también intervenir en el presente, en el entorno social y político, porque por acción o por omisión se moldea la realidad.

Los jóvenes creen que el tiempo presente, el ahora, es el que importa. Sin embargo, “quien no conoce su historia, tiende a repetirla” y saber de dónde vienen, su historia familiar, la de su país, no solo les dará bases sólidas, sino enseñanzas básicas que les ahorrarán aprendizajes difíciles. El pasado y el futuro deben estar también en su mente, porque están allí, con todo su peso, lo quieran mirar a la cara o no.

La cuestión es que el mundo ofrece también muchas cosas en que entretenerse y surge una declaración que parece librarlos de toda obligación: “somos millennials”. Y sí, lo son, pero eso no cambia que serán jóvenes por diez años más y luego, serán adultos, como otros que tienen hoy al frente y se podrán estar preguntando qué hice con mi vida.

Creemos en ellos, sabemos que pueden hacer un mundo mejor, conservando aquello que se ha hecho bien y que vale la pena mantener, modificando aquello que aún requiere mejoría y planteando soluciones novedosas y brillantes a esos problemas que continúan sin respuesta. Los jóvenes son artífices del cambio, pero no por generación espontánea. Solo aquellos que estén atentos a la realidad que los rodea, que tengan la humildad suficiente para aprender de todos, volviéndose más universales, más fuertes, más empáticos y humanos, pasarán a la historia como personajes de valor.

La juventud es una época para disfrutar, pero también para plantearse quiénes queremos ser en el futuro, qué mundo ayudaremos a construir y cómo lo vamos a hacer. Esta es una invitación a mirar a todos esos adultos que los rodean, a sus padres, sus vecinos. Ellos fueron jóvenes alguna vez y pensaron lo mismo. ¿Dónde están? ¿Qué hicieron con su vida? ¿Cómo lo hicieron? Este es su momento, su oportunidad y no durará para siempre.

Este es el momento de las nuevas generaciones; trabajar con ellas y aprovechar todo su talento constituye un reto.