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Cuidado con el consumo de fármacos

27 abril 2018 Revista 5 Sentidos

Analgésicos, antiinflamatorios, antihistamínicos y antibióticos no deben usarse indiscriminadamente. Entérese por qué.

Analgésicos, antiinflamatorios, antihistamínicos y antibióticos no deben usarse indiscriminadamente. Entérese por qué.

El dolor y el malestar tienen la función de decirnos que algo no anda bien. Aunque los analgésicos, los antiinflamatorios y los antihistamínicos nos hacen sentir mejor, el problema sigue ahí y si no se atiende a tiempo puede cronificarse o convertirse en algo más serio.

Un ejemplo claro son los cólicos menstruales. No necesariamente todas las mujeres los sufren y aunque pueden ser normales, también pueden ser síntoma de una endometriosis que si se trata a tiempo no tiene mayores consecuencias, pero que en el largo plazo puede interferir en la capacidad de quedar embarazada.

Una jaqueca puede ser síntoma de estrés, pero puede tener también como base un tumor. Lo mismo ocurre con un dolor articular: puede ser causa de un sobreesfuerzo o un golpe, pero también de un problema degenerativo o un problema autoinmune como una artritis reumatoidea. Al ser distintas las causas, el manejo es distinto y la medicación, si se requiere, también será diferente.

Un tratamiento para cada cosa

Analgésicos

No todos son iguales, no funcionan de la misma manera ni todos los organismos los toleran igual. Son un poco menos tóxicos que los antiinflamatorios, pero deben ser usados con moderación. Por ejemplo, seis tabletas de acetaminofén (que es el más común de todos los analgésicos) son excesivas y peligrosas, ya que pueden generar daño hepático o renal.

Antiinflamatorios

Tienen una indicación muy clara y una inflamación siempre está relacionada con un evento mayor que debe ser evaluado médicamente.

Antibióticos

Solo deben utilizarse cuando hay certeza de que existe una infección bacteriana. De lo contrario se está atacando la flora bacteriana “buena” y protectora del cuerpo y se está contribuyendo a que las bacterias nocivas se vuelvan resistentes y por lo tanto más peligrosas.

Antihistamínicos

Controlan ciertos síntomas de la gripa o las alergias, pero son depresores del sistema nervioso central al igual que el alcohol y por lo tanto pueden ser riesgosos si se van a realizar tareas que requieren alerta o precisión. También deben ser recetados por médico si se tiene hipertensión arterial.

Hay que cuidar los riñones

Estos pequeños órganos de solo 180 gramos gastan la misma energía para desempeñar sus funciones que el cerebro, que es un órgano enorme (más o menos 1 kg). La tarea que cumplen no es poca:

  • Regulan el agua en el cuerpo.
  • Filtran y eliminan las toxinas.
  • Regulan la concentración de sales y el equilibrio ácido del cuerpo.
  • Producen hormonas para regular la presión, el metabolismo del calcio y la producción de sangre.

Una de las áreas más importantes del riñón la constituye el intersticio, cuyo trabajo es silencioso pero fundamental: la producción de hormonas eritropoyetina y la vitamina D. Dicha área se puede lesionar por el consumo excesivo de medicamentos lo que a largo plazo puede provocar anemia y daños óseos.

A diferencia del hígado, que tiene una capacidad de recuperación extraordinaria, la de los riñones es más bien limitada. Si un riñón en fase de isquemia o daño parcial se comienza a tratar se puede recuperar, aunque no se sabe en qué medida o qué cicatrices van a quedar. Si este órgano no se ha recuperado en tres meses luego de la lesión, lo más seguro es que sea un daño definitivo.

Para tener en cuenta

  • No se automedique.
  • Utilice el medicamento preciso para la condición que padece.
  • No ingiera antiinflamatorios o antibióticos, a menos que esté seguro de que hay inflamación o infección bacteriana respectivamente.
  • Nunca ingiera dos tabletas del mismo medicamento de manera simultánea (a menos que sea por recomendación médica, ya que duplica el riesgo de intoxicación y por lo tanto de daño renal o hepático).
  • Si tiene un malestar que subsiste en el tiempo, busque evaluación médica para determinar la causa de las molestias.

Qué es qué

Analgésicos: fármacos que anulan, alivian o previenen el dolor.

Antiinflamatorios: fármacos o sustancias que curan, alivian o previenen la inflamación de los tejidos. Muchas veces anulan o mejoran el dolor, pero es gracias a su efecto antiinflamatorio.

Antihistamínicos: fármacos o sustancias que bloquean o inhiben la histamina y al hacerlo, disminuye las secreciones propias de las reacciones alérgicas, como moco o flema, la picazón, etc.

Antibióticos: fármacos o sustancias que se utilizan para inhibir, evitar la multiplicación y eliminar bacterias del organismo.

Diga no a las tripletas

Mezclar un antihistamínico, un antiinflamatorio y un antibiótico para “atajar” una gripa podría parecer perfecto porque cubre las tres expresiones de la gripa (congestión, dolor y posibilidad de una sobreinfección por bacterias), pero es realmente una mala idea. La mayoría de las infecciones respiratorias se autolimitan a las 72 horas y en esos tres días un manejo sintomático como estado gripal es suficiente. Intoxicar el cuerpo “por si acaso” no tiene sentido, lo ideal siempre es tratar pacientes con enfermedades, no síntomas.