La movilidad y la ciudad se conectan en favor del desarrollo y del bienestar de las personas. Estas son las claves para entender la relación entre ciudad y movilidad en favor de la movilidad sostenible, la seguridad vial y la calidad de vida.
Todas las ciudades son diferentes. El aire, los árboles, las calles, los edificios y hasta el tráfico; todo es único en cada lugar. La movilidad, es decir, las maneras como las personas se trasladan dentro de los espacios, depende de la configuración de la urbe, cómo fue pensada esta y de las múltiples decisiones que sus habitantes toman.
Un territorio en el que la movilidad es demasiado compleja termina por asumir consecuencias sociales, ambientales, económicas y culturales. Si no hay una oferta completa de transporte público o si las vías no se encuentran en buen estado, los ciudadanos se abstendrán de salir. Esto impacta el comercio y la apropiación de la ciudad. Si no hay control de las emisiones de gases contaminantes, qué decir del medio ambiente y, por ende, de la salud y el bienestar de las personas.
Conoce estas cuatro claves que establecen la relación entre movilidad y ciudad, las cuales se articulan en torno al desarrollo colectivo. La movilidad no podría existir sin la ciudad y viceversa; ambos elementos se complementan y requieren de la intervención y construcción del ciudadano para funcionar de manera armónica.
El comportamiento de las personas en la movilidad impacta las dinámicas de la ciudad
De cada personaje que compone el escenario vial depende, en parte, la conducta de los demás. Si hay incomprensión entre los ciudadanos que comparten un espacio en las calles, sobre todo las vías, se desencadenan sensaciones de inseguridad, vulnerabilidad e ira que permean los demás lugares y situaciones. Por ejemplo: una persona que discute en la vía desde su carro o moto, es alguien que llega a su hogar con actitud hostil y agresiva.
Ser respetuoso y tolerante ayuda a la multiplicar la tranquilidad, la paciencia y el entendimiento. El desarrollo colectivo solo es posible cuando todos los ciudadanos se involucran.
Las condiciones de la movilidad hablan de la ciudad y viceversa
Una ciudad habla positivamente de sí misma cuando tiene las vías en buen estado, cuando cuenta con infraestructura suficiente para soportar un sistema de transporte incluyente y hace un control responsable del crecimiento del parque automotor, es decir, del número de vehículos que se mueven por la urbe.
Pasa igual si todas estas situaciones son negativas. La acción de los gobiernos y sus líderes, así como el compromiso de la ciudadanía, son esenciales para que se produzcan cambios positivos y transformaciones de valor que impacten el bienestar social.
¿Montar bicicleta en el día o en la noche? Estas son las claves que necesitas para decidirte
La base de la movilidad sana en la ciudad es tratar como se debe al peatón y al ciclista
Cada vez son más quienes se animan a usar medios de transporte alternativos para movilizarse. Montar bicicleta y caminar son, para las víctimas de los trancones, nuevas formas de vida y de apropiarse de los escenarios de la ciudad.
Siendo los ciclistas y peatones los actores de la movilidad más vulnerables ante los carros y las motos, el respeto a las normas de tránsito es fundamental. Por encima de dicha normatividad, incluso, está la conciencia frente al riesgo y la importancia de proteger la integridad propia y la de los demás.
Si un conductor no se detiene en un paso peatonal o si se parquea sobre las ciclorrutas, por mencionar dos casos, no solo está incumpliendo el Código Nacional de Tránsito, sino que también está yendo en contravía de los principios de la seguridad vial.
El bienestar de la movilidad parte de la conciencia ciudadana
Recorrer distancias cortas en carro o moto fomenta que haya trancones o embotellamientos mayores o que estos se presenten con más frecuencia. Si una persona decide dejar de usar su vehículo durante uno o dos días cada semana para ayudar al medio ambiente y, por ende, a la movilidad sostenible, lo hace por decisión propia, por conciencia y sentido de pertenencia.
Esto también depende de que haya una oferta de transporte con la que las personas se sientan seguras y con la que se identifiquen como ciudadanos. En otras palabras, cuando se escoge caminar o usar un medio de transporte alterno para llegar a un destino cercano, se está siendo parte de la solución.
Asimismo, se demuestra interés por la salud y el bienestar porque caminar y montar bicicleta es ejercitarse, activar el cuerpo y la mente, quemar calorías y liberar endorfinas, que son las hormonas que te hacen sentir feliz.
¿Cómo construir entre todos una movilidad más sana y responsable? Participa con tus comentarios.
Fecha de publicación: junio 10 de 2018.
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