Así se previenen los accidentes en el sector salud

​Conoce los principales factores de riesgo en el sector salud y su protocolo de identificación, atención y posibles soluciones.

Los riesgos en el sector de la salud van más allá de la exposición ocupacional a una enfermedad debido al contacto directo con los pacientes. En el proceso de intervención y gestión de este sector se deben tener en cuenta particularidades como el tamaño, la ubicación y las condiciones físicas de los lugares de atención; la estructura organizacional, la especialidad del servicio asistencial que se presta a la comunidad y las características de los trabajadores. Esto con el fin de lograr un impacto integral que se refleje en el bienestar de los empleados y en ambientes laborales seguros y saludables.

Así lo detalla el equipo de Intervención del sector Salud de ARL SURA, el cual identificó, entre los principales factores de riesgo, las siguientes tres situaciones comunes:

Exposición a enfermedades osteomusculares

El personal de salud requiere movilizar cargas pesadas y, a causa de las condiciones de atención, se expone a posturas inadecuadas. A pesar de que existen protocolos para el traslado de los pacientes y diferentes ayudas mecánicas como rodillos y poleas (no es suficiente con sábanas y sillas de ruedas), no todas las instituciones de atención médica cuentan con ellas, bien sea por recursos o porque sus espacios no fueron diseñados para este tipo de requerimientos.

Entre las consecuencias están: fuertes dolores de espalda, brazos y piernas, problemas de postura, tirones y otras complicaciones, además del riesgo de accidentes por tropezones o caídas. Con el tiempo, estas situaciones pueden convertirse en enfermedades laborales por sobresfuerzo.

Caídas a nivel

Este es un factor de riesgo común en los diferentes sectores y el de salud no es ajeno por sus condiciones de reacción y atención inmediata, manejo de líquidos, traslado de equipos e indumentaria especial.

La mayoría de los accidentes que se dan por esta causa se generan en áreas que, debido a las necesidades de sus procedimientos, presentan pisos húmedos. Asimismo, durante momentos de reacción en los que no es suficiente con caminar rápido y hay que correr o en los que los uniformes (que suelen ser amplios) se enredan en los equipos u otros elementos de trabajo.

Riesgo biológico

Este factor de riesgo, propio del sector salud, se produce más por accidente que por exposición a una enfermedad, es decir, el peligro no está tanto en el contacto directo que se tiene con las personas atendidas y en un posible contagio, sino en las situaciones que se salen de las manos del personal.

Algunos ejemplos de estas últimas son: pinchazo con una aguja utilizada, salpicadura de secreciones (saliva, sangre, vómito, otros fluidos corporales) y daños en los elementos de protección (guantes, gafas, máscaras, tapabocas). De todos estos accidentes, el pinchazo es el más común.

Hay otras condiciones que no se manifiestan de manera significativa como las tres anteriores, pero que igual requieren atención. Una de ellas es el factor sicosocial, una patología que podría incrementar por casos de estrés, fatiga, sueño y desgaste (principalmente por la intensidad en los turnos del personal).

El equipo de Intervención del sector Salud de ARL SURA destaca como prácticas exitosas para el manejo de riesgos y accidentes​ las siguientes etapas:​

1. Diagnóstico: la identificación, evaluación y valoración de peligros son herramientas necesarias para definir acciones o estrategias. En ese sentido, cobran relevancia las entrevistas a los trabajadores para conocer sus necesidades y el conocimiento que tienen en seguridad y salud en el trabajo, generar estadísticas de accidentalidad e identificar las responsabilidades de cada actor del sistema.
2. Presentación gerencial: con el diagnóstico anterior, se informa a la gerencia de la institución sobre los hallazgos y la propuesta de intervención y se refuerza la importancia de su apoyo y participación (con personas y recursos).​
3. Competencias y herramientas para la gestión del desempeño: es necesario involucrar no solo a los trabajadores de las áreas que sean definidas como prioritarias para la intervención, sino también a los líderes de los procesos para fortalecer las habilidades técnicas y sociales necesarias que permiten la gestión de los riesgos y el desarrollo de capacidades. Esto se logra por medio de espacios de formación que promuevan la comunicación, la observación del comportamiento del personal, la participación de los trabajadores y la retroalimentación de los comportamientos esperados.
4. Metas de accidentalidad, elaboración y socialización de prácticas de seguridad a los trabajadores: tanto los líderes como los empleados y los integrantes del equipo de seguridad y salud en el trabajo se comprometen y definen unas metas de accidentalidad, formulan las prácticas de seguridad y establecen compromisos reales con los actores del proceso de gestión, haciendo seguimiento periódico a los resultados.
5. Observación y retroalimentación de comportamientos de seguridad: es importante evaluar la adherencia de las prácticas seguras en los trabajadores de las áreas críticas definidas, así como analizar las desviaciones que se puedan presentar y fortalecer con retroalimentación.
6. Análisis y seguimiento: los resultados, las retroalimentaciones y las condiciones de riesgo que se identifiquen, se analizan para evaluar la efectividad de las acciones y los controles establecidos. Esto permite hacer ajustes en procesos, recursos y personas, o en la identificación y ejecución de las estrategias de intervención. De manera simultánea, se establecen campañas con material educativo y preventivo como folletos y cartillas que refuercen las capacidades de cuidado en el personal de la salud.​​

Fuente: equipo de Intervención del sector Salud de ARL SURA.