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4 pasos para gestionar la propiedad intelectual

29 abril 2019 Sé relevante

Los derechos de autor y la propiedad industrial son dos formas de protección de la propiedad intelectual. ¿Qué los compone y cuáles son sus diferencias?

La propiedad intelectual es un régimen jurídico que protege todas las creaciones del intelecto humano y que, por lo tanto, otorga a sus creadores la facultad de usarlos, explotarlos y blindarlos frente a usos inadecuados por parte de terceros. Lo explica Alejandra Echeverri, abogada especialista en Valuación de Activos y Propiedad Intelectual.

Hay dos ramas principales en las que se divide la propiedad intelectual: los derechos de autor​, que cubren las obras artísticas y literarias (incluso las de contenido científico), y la propiedad industrial, que abarca figuras como el secreto empresarial, las nuevas creaciones (patentes de invención, modelos de utilidad, diseños industriales y esquema de trazado de circuitos integrados), los signos distintivos (marcas, lemas, nombres comerciales y denominaciones de origen) y los derechos de obtentor de variedades vegetales.

“Para las empresas lo relevante es identificar qué tipo de protección deben darle a su obra o creación para sacar el mayor provecho de estas. La Superintendencia de Industria y Comercio​ y la Dirección Nacional de Derechos de Autor​ tienen muchas posibilidades de formación para empresarios, así que, quien quiera entender los detalles de este proceso, puede contactarlas”, dice Echeverri, quien es además fundadora de Grupo Crea Soluciones Jurídicas.

Agrega que es importante tener en cuenta la Ley 23 de 1982​, de derechos de autor, y la Decisión 486 del 2000​, para la propiedad industrial, como normativas base para gestionar la propiedad intelectual en Colombia, además de hacer énfasis en determinar, mediante procesos de investigación, si en el mundo existen creaciones u obras idénticas o similares a las que se quieren desarrollar. Esto con el fin de evitar inversiones en proyectos que ya existen y que, por lo tanto, pueden no ser susceptibles de protección por medio de estas figuras jurídicas.

A continuación, la abogada enumera los cuatro pasos fundamentales para gestionar la propiedad intelectual.

1. Identificar la creación

Es necesario saber cuál es el tipo de activo u obra que se tiene para identificar qué mecanismos de propiedad intelectual​ lo resguardan. Por ejemplo: una obra literaria se protege por el derecho de autor, pero al tiempo podría clasificarse como secreto empresarial. Esto evidencia que cada forma de creación puede blindarse por distintos frentes. “Si la empresa no lo identifica a tiempo puede estar perdiendo un activo muy importante porque, en caso de que revele a destiempo su creación, no puede realizar la protección por la vía adecuada (lo que deriva en no tener derechos exclusivos para su explotación) o porque, pudiéndolo revelar, no conoce las figuras jurídicas para explotarlo adecuadamente”, cuenta Echeverri.

2. Proteger obras y creaciones

El derecho de autor dice que las obras artísticas y literarias no necesitan formalidad para su protección, es decir, se protegen desde su creación, pero debe existir una prueba contundente sobre su origen. “Si no hay pruebas, el proceso va a ser más difícil. En ese sentido, la ley da herramientas como el registro ante la Dirección Nacional de Derechos de Autor”, detalla la abogada.

En cuanto a la propiedad industrial, casi todas las modalidades necesitan registro porque “si no tienes registrada tu marca ante la Superintendencia de Industria y Comercio, puede llegar otra persona a registrarla y posiblemente no puedes hacer nada para recuperarla. O si no tienes registro de patente, tampoco vas a poder comercializar, licenciar o ceder ese desarrollo”, indica Alejandra. Cada modalidad tiene sus requisitos; en el caso de las patentes de invención, por ejemplo, se exige que sean novedosa, cuenten con nive​l inventivo​ y tengan una aplicación industrial.

El proceso de prote​cción​ debe hacerse paralelamente al interior de las empresas mediante acuerdos contractuales, pues estos son el mecanismo legal para asegurar que lo que los empleados hagan en ejercicio de sus funciones sea transferido a la compañía. “Hay una presunción legal respecto a los contratos laborales, los de prestación de servicios y los de funcionario público en los que la ley presume la transferencia de los derechos patrimoniales a favor de la empresa, pero el requisito principal es que el contrato conste por escrito para que opere”, explica la abogada.

3. Establecer estrategia de comercialización y explotación

A la par del proceso de protección, que puede tardar varios meses (en el caso de una marca hasta un año y, en el de una patente, hasta tres aproximadamente), se debe establecer una estrategia de comercialización que tenga en cuenta si el desarrollo puede optimizar procesos de producción internos o si puede licenciarse para que otras empresas del sector lo utilicen.

Identificar esa forma de explotación o de uso es relevante porque sustenta la inversión en innovación y desarrollo y lo que comprueba que la solución es eficiente en términos de comercialización.

4. Monitorear el mercado

Es importante hacer un seguimiento continuo a las dinámicas de la industria para determinar si existe algún caso de vulneración de la marca, es decir, si alguien está utilizando la identidad de otra empresa para beneficio propio. Asimismo, para tener presente cuándo renovar el registro de marca​ (se hace cada diez años) y las patentes (las de invención se conceden por 20 años y las de modelo de utilidad por diez años, pero exigen un pago anual correspondiente al mantenimiento de estas).

Fecha de publicación: abril 29 de 2019.
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