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Johana Bahamón cree en las segundas oportunidades

21 marzo 2019 Decide

Esta caleña dejó los sets de grabación para dedicarse por completo al trabajo con la población carcelaria y pospenada* de Colombia.

Foto: Hernán Melgarejo​​

“Lo que cuenta en la vida no es el simple hecho de haber vivido. Son los cambios que hemos provocado en las vidas de los demás lo que determina el significado de la nuestra”.

​​Nelson Mandela

“Una pequeña dosis de innovación con una alta dosis de pasión”. Eso es Acción Interna en palabras de su directora, Johana Bahamón, quien desde hace seis años dedica sus días a un proyecto que empezó como ejercicio teatral en una cárcel de mujeres y que hoy, convertido en fundación, ha expandido su alcance a 29 centros de reclusión del país impactando a cerca de 30 000 personas. ​

En 2012, Johana fue invitada a ser jurado de un concurso de belleza en la cárcel El Buen Pastor, de Bogotá. Nunca antes había visitado un centro de reclusión; entró y cum​plió la tarea para la que había sido convocada, recorrió las instalaciones y, al salir, sintió que no era la misma. Había cambiado para siempre.

“Ese día conocí la historia de una mujer que acabó con la vida de su esposo porque lo encontró violando a su hijo, que en ese momento tenía tres años: la misma edad de mi hijo Simón. Pensé: ¡cómo en cualquier momento podemos estar tan cerca de terminar en una cárcel! Muchas circunstancias de la vida​ son impredecibles. Desde ese entonces me fue imposible ser indiferente a esa realidad que acababa de conocer y decidí ​dedicarme a trabajar con y para la población carcelaria del país”, recuerda Johana.

Su nombre no pasaba desapercibido: llevaba siendo actriz más de una década; había estado en 15 producciones televisivas y su carrera era prometedora. No obstante, la decisión estaba tomada: dejaba las cámaras y los libretos de ficción para trabajar mano a mano con la realidad. Entre septiembre y octubre de 2012 formó el grupo de teatro​ femenino en El Buen Pastor y empezó el montaje de La casa de Bernarda Alba, basada en la pieza homónima de Federico García Lorca.

En diciembre del mismo año presentaron la obra y ese instante fue para Johana la visión de lo que vendría. “Los gritos, el ruido y el tumulto cotidiano se transformaron en absoluto silencio, perfecto orden y profundo respeto de las reclusas de todos los patios de la cárcel El Buen Pastor que asistieron a la p​rimera representación teatral de sus compañeras. Ese día me di cuenta de la dimensión y el impacto de lo que estábamos haciendo”, cuenta Bahamón.

Aquella función fue la génesis de un proyecto imparable y revolucionario. Detrás de El Buen Pastor, otros centros de reclusión conformaron sus grupos de teatro con el acompañamiento de Johana y su equipo. Luego nació el Festival Nacional de Teatr​o Carcelario​, que ya cuenta con tres exitosas ediciones.

Foto: Juan Pablo Gutiérrez

​Una poderosa Acción Interna

Lo que en 2013 se constituyó como Fundación Teatro Interno, transformó su nombre a Acción Interna gracias a la magnitud de los proyectos que actualmente benefician tanto a hombres como mujeres en reclusión. Junto con valiosos aliados, Johana ha diseñado un modelo de intervención​ que surge de las necesidades y los intereses de la población carcelaria y pospenada en temas de crecimiento personal, empleo y arte, las tres grandes líneas de la fundación.

De allí han brotado iniciativas como TEDx Buen Pas​​​tor: Cómo convertir errores en oportunidades, la primera charla TED llevada a cabo en una cárcel de América Latina; el Restaurante Interno​, ubicado en la cárcel de San Diego, en Cartagena, el primero en el mundo en abrirse dentro de un centro penitenciario para mujeres y que fue seleccionado por la revista Time en 2018 como uno de los 100 mejores lugares del mundo; y la Agencia Interna​, la primera de su tipo que se inaugura dentro de una cárcel —La Modelo, en Bogotá—, cuyos primeros graduados fueron formados por los publicistas más destacados del país.

Con ideas ambiciosas que nunca ha considerado imposibles, Bahamón cree en el cambio y la responsabilidad de esforzarse para lograrlo, sobre todo con una población históricamente relegada y poco visibilizada en Colombia. Ha tenido que abrirse paso entre el prejuicio y la estigmatización, entre la mirada conservadora y el esfuerzo logístico que implica materializar los programas de Acción Interna. Conoce los desafíos de lo que hace y, respaldada por su familia y amigos, no piensa detenerse.

La perseverancia firma cada una de sus acciones. De ahí que su objetivo no sea solo dar segundas oportunidades, sino también ayudar a quienes no han tenido ni la primera; una convicción que comunica, incluso, a sus dos pequeños hijos. “Simón y Mía han estado en todo este proceso, son conscientes del trabajo de su mamá y siempre quieren acompañarme (…). Espero que el contacto con esta realidad les permita respetar las diferencias, no señalar y devolverle a la vida los beneficios que esta les ha dado”.

Johana sueña con replicar el modelo de Acción Interna en otros centros del país y darles continuidad a cada una de las iniciativas en marcha, entre ellas, la incursión en los centros de detención juven​​il con el fin de empezar los procesos de resocialización de manera temprana. Seis intensos y fructíferos años de labores le han dado sentido a cada decisión, le han quitado pesos innecesarios y hoy le regalan la sabiduría de vivir y agradecer por lo básico​, lo importante.

​​La verdad de esta mujer habita en sus ojos y en la emoción que se exhibe cuando narra la historia del lugar que le cambió la vida: una cárcel.

*Según la Fundación Internacional para el Desarrollo Ambiental y Social, la población pospenada está conformada por las personas que cumplieron su condena en la cárcel y pueden reintegrarse a la vida en sociedad.

Fecha de publicación: marzo 21 de 2019.

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