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A Catalina Usme la esperaba un balón al nacer

13 marzo 2019 Decide

Tiene 29 años y ha representado a Colombia en eventos como la Copa Mundial Femenina de Fútbol de la FIFA, los Juegos Olímpicos y los Juegos Panamericanos.

Catalina Usme

​Hay historias reales que parecen inventadas: de esas en las que la sincronía entre los personajes y las circunstancias es tal, que parecen obras de un guionista imaginativo. Esa sensación queda cuando se escucha a Catalina Usme, la futbolista profesional que nació hace 29 años en Marinilla y que ha disputado dos Mundiales de la FIFA y dos Juegos Olímpicos con la Selección Colombia de Fútbol Femenino.

Usme recuerda que en la víspera de su nacimiento, sus padres —Luz Marina y José Domingo—​​ no sabían si sería niño o niña y, aun así, su papá compró un balón de fútbol y le dijo a su esposa que le había comprado un regalo al niño. Ella le preguntó qué iba a pasar si era niña y él respondió: las mujeres también juegan fútbol.

Esa conversación, que hoy suena premonitoria, confirma que la vida siempre le envió señales a Catalina para que practicara este deporte que le ha dado las mayores glorias a su vida, pero que también le ha enseñado qué son los obstáculos. “Desde muy chiquita dije que quería jugar fútbol, así que empecé a entrenar​ con mis hermanos todos los días a las 6:00 a. m. Yo me levantaba, me organizaba y los iba a despertar para que fuéramos, pero ellos ni se movían, entonces me ponía a llorar. Luego me acostumbré y aprendí a irme sola”.

Catalina Usme

La independencia le sirvió para no dejar el fútbol en una época en que era la única niña que jugaba con niños (en la escuela y el colegio) y, más tarde, cuando tuvo que viajar todos los días de Marinilla a Medellín para entrenar con su primer club femenino. “En la adolescencia vi que ya no podía​ inscribirme en campeonatos masculinos. Fue desalentador porque en el pueblo no había más niñas que jugaran​. Por eso conseguí un contacto en el club deportivo Formas Íntimas y estuve casi siete meses insistiéndole a la presidenta que me dejara probar ahí”, recuerda.

A Catalina le bastó un entrenamiento para demostrar que su insistencia con este deporte era talento y no capricho, por eso, tan pronto se graduó del colegio, prometió que se convertiría en jugadora profesional. “Yo estudiaba por la mañana una jornada académica y en la tarde una media técnica. Salía antes de tiempo para llegar puntual a los entrenamientos​ y los fines de semana compensaba las horas de la media técnica. Hubo algunos profesores que no me iban a dejar graduar, pero al final el rector intercedió y recibí honores académicos”, comenta victoriosa.

El ritmo agotador de esa rutina casi la lleva a renunciar a su pasión antes de terminar el colegio, pero apareció su mamá. “Me dijo: ‘no creo que te hayamos enseñado a dejar las cosas abandonadas, pero si te vas a rendir faltando tan poco para graduarte, es tu decisión’. Y eso me sirvió para le​vantarme al día siguiente a entrenar como si nada”.

Empezaron las victorias

Entregar el 100 % de su tiempo al fútbol tuvo su recompensa: su talento la llevó a integrar las selecciones Antioquia y Colombia, y a vincularse a Santa Fe y a América de Cali cuando se inició la liga profesional. También a ser la máxima goleadora en la Copa Libertadores Femenina en 2015 y 2017, y de la Copa América Femenina en 2018​.

Esos resultados le permitieron consolidarse profesionalmente y sentirse segura de sí misma en un mundo en el que abundan las críticas y los comentarios negativos hacia las mujeres, pues como explica esta apasionada por el fútbol​, en innumerables ocasiones se ha topado con personas que la han cuestionado por elegir una carrera “de hombres” o darle prioridad al deporte antes que al estudio.

Con su espontaneidad, ella responde que los deportes no tienen género​ y que hay momentos para todo: este, particularmente, es el del deporte. “El fútbol es efímero; no sé hasta cuándo me vaya a durar. El estudio es algo que puede esperar, aunque tampoco desconozco su importancia y por eso hice una maestría virtual en Alta Gerencia Deportiva”.

Sus logros también le han permitido enfrentarse al machismo con el que a veces son tratadas ella y sus compañeras: una situación que ha trascendido en los medios de comunicación. Por eso se ha unido con varias integrantes de la Selección Colombia para empezar a hablar de la falta de equidad con la que los directivos de los equipos manejan los procesos internos, evidenciada en la escasa inversión en indumentaria, viáticos y salarios.

Esta lucha, cuenta, es una de las formas que ha encontrado para retribuir a la sociedad todas las alegrías que el fútbol le ha entregado y le ha dado la consciencia de que las conversaciones sobre la equidad y el respeto por las mujeres​, dentro y fuera de la cancha, traerán cambios positivos que tal vez no podrá experimentar como profesional, pero que sí gozarán las futuras generaciones de futbolistas que hoy la ven como referente​.

Fecha de publicación: marzo 13 de 2019.
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