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¿Qué tanta presión tiene el fumador social?

18 diciembre 2019 Sé saludable

El criterio es un aspecto clave para evitar este hábito que afecta tanto a quien fuma como a quienes lo rodean. Conversamos con una experta.

Consumir unos cuantos cigarrillos a la semana y solamente cuando se está rodeado de otras personas, como lo acostumbra el fumador social, no reduce los riesgos. Sea de esta forma o de modo frecuente, es un hábito que trae consecuencias negativas a la salud. ¿A qué se debe este comportamiento?, ¿acaso hay una presión que lleve a alguien a encender un cigarrillo solo porque otras personas cercanas lo hacen?

Paola Gutiérrez, siquiatra de Mente Plena, aliado de SURA que presta servicios de evaluación y diagnóstico en salud mental, señala que fumar socialmente se da “muchas veces por la necesidad de compartir o porque hay ambientes que lo propician, como la fiesta. La adicción social es una de las tres formas de adicción al cigarrillo, las otras dos son la física y la sicológica”.

La física se da cuando el consumo de cigarrillo libera neurotransmisores​ que estimulan el centro del placer y la persona siente que libera la tensión, al punto de relajarse. La sicológica se asocia a la necesidad de calmar dichas tensiones con el acto de fumar, considerándolo una solución. De las tres formas de adicción, “la social es la que más cambios positivos ha logrado gracias a los intentos de las políticas que prohíben fumar en espacios públicos, sin embargo, sigue presente”, añade Gutiérrez.

¿Fumar para “ser parte de”?

La experta en salud mental sustenta esa adicción, que nace a edades tempranas, en la necesidad de encajar en determinado círculo social: “Se ve más en los adolescentes, quienes son vulnerables mientras forman las bases de la personalidad. Ellos se van identificando con pares y muchas veces, en sus grupos, hay amigos fumadores. Se sienten en obligación de hacerlo por aceptación, para identificarse y empezar a socializar”.

Son muchos los fumadores sociales que empezaron de esta manera y, entre más frecuentaron espacios con personas que consumían cigarrillo, más se alimentó la condición a lo largo de los años. Hay adultos que consideran que si fuman lejos de los más pequeños, están evitando perjudicarlos​. Esto no es así porque las partículas nocivas quedan en la ropa del fumador, en el carro o en la casa, lo cual compromete el desarrollo de las vías respiratorias de los menores.

¿Qué hacer para no crear fumadores sociales?

De acuerdo con Paola Gutiérrez, el trabajo empieza desde niños. Es en esa etapa que se debe enseñar a controlar las emociones con el fin de no recurrir a malos hábitos​, “pero lo principal es el ejemplo pues estos comportamientos se asumen a partir de los modelos que se admiran, como los papás y los hermanos mayores. De nada sirven los discursos si un niño ve que el adulto, que tiene como referencia, está fumando. Es probable que él también quiera hacerlo”.

Aparte de dar ejemplo, hay que educar en comportamientos sanos y saludables desde la infancia porque más adelante, en lugar de información y educación, suena a regaño o cantaleta. Esto permite acercarse al menor y ayudarle a formar el criterio que después le permite determinar a qué decir sí y a qué decir no. “Si alguien desde niño y luego en su adolescencia aprende a decirles no a las situaciones que van en contra de su bienestar, cuando sea adulto sabrá cómo actuar en esos momentos que llamamos ‘de presión social’”, afirma la experta.​​​

 

Fecha de publicación: diciembre 18 de 2019.
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