Puedes detener una cadena de contagio con estas recomendaciones.
La influenza es una enfermedad respiratoria viral altamente contagiosa que se presenta con mayor frecuencia e intensidad durante épocas lluviosas. Aunque por lo general no causa mayores problemas y desaparece en el transcurso de unos días puede complicarse en niños pequeños y personas mayores de 60 años. Pero se puede prevenir fácilmente.
- Lávate las manos con frecuencia: solo necesitas agua corriente, jabón y una toalla limpia.
- Mantén limpios los objetos de uso común: manijas, teléfonos, celulares, interruptores de luz, muebles, etc.
- Los espacios cerrados deben permanecer aireados.
- Cuando estornudes cúbrete la boca y la nariz con un pañuelo.
Otra forma efectiva de prevenir la influenza es por medio de la vacunación, sobre todo para personas mayores de 60 años y niños de 6 a 23 meses. Si hay signos de alarma debes acudir al médico: en niños, cuando la respiración es rápida, hay hundimiento del abdomen y se escuchan ruidos al respirar. En adultos cuando se presenta dificultad para respirar.
Puedes detectar esta enfermedad por sus síntomas: fiebre, tos, dolor de garganta, congestión o secreción nasal, dolor en el cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos y fatiga. Si tienes gripa es mejor que te quedes en casa y evites el contacto con otras personas para no esparcir el virus.
Para mayor precaución con tu familia usa tapabocas, no compartas utensilios de cocina, duerme solo en una habitación y evita el contacto físico. También es importante que consumas líquidos en abundancia y no te automediques.
Cómo prevenir la neumonía
La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda producida por virus, bacterias u hongos que afecta a los pulmones.
Es mejor prevenir
Las condiciones ideales que debes considerar para la prevención de esta enfermedad son la inmunización, la alimentación adecuada y el control de los factores ambientales.
Vacuna a los niños especialmente contra influenza y el neumococo: es importante para evitar más enfermedades.
La alimentación sana ayudará a mantener las defensas altas de tu niño. Si son bebés lactantes, lo ideal es que sea exclusivamente con leche materna. Para los más grandecitos la mejor opción es una alimentación balanceada con frutas, verduras y buenas fuentes de proteína.
El aseo del cuerpo, especialmente el lavado constante de las manos, y la buena higiene y ventilación del lugar de vivienda te ayudarán también a reducir el riesgo de contagio.
El tratamiento
Lo primero es acudir al médico para confirmar el diagnóstico y la causa de la enfermedad, pues a partir de esta información le proporcionarán el medicamento adecuado.
Es fundamental cumplir por completo con el tratamiento. Si lo interrumpes cuando veas que tu hijo ya está mejor haces que sea más vulnerable a adquirirla nuevamente.
Explícale al pequeño qué le está pasando y por qué es importante tomar los medicamentos.
Fecha de publicación: diciembre 12 de 2019.
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