Tu fuerza interior radica en una mejor regulación de los estados de ánimo. Comprenderlos, aceptarlos y encontrar el equilibrio adecuado es posible.
Nuestros estados mentales alimentan la percepción que tenemos de nosotros mismos. Dicha autopercepción consciente es el punto de conexión con el mundo exterior, es decir, el lugar donde se encuentran lo que nos sucede internamente y lo que acontece afuera. Es la forma en que damos la bienvenida al mundo dentro de nosotros y la forma como percibimos la información para construir nuestra identidad.
El individuo siente que existe desde el momento en que tiene conciencia de sí mismo y, son precisamente los estados mentales, los que le permiten, no solo comprender el mundo en el que vive, sino también asumir el reto de adaptarse a él, convirtiéndolo en una realidad propia.
La importancia de identificarlos y manejarlos
Los estados mentales negativos son los primeros a los que tenemos acceso. Nuestro cerebro los ve más rápido que otros porque las emociones negativas francas tienen una función importante en términos de supervivencia: el estrés da la oportunidad de huir o luchar, el miedo impulsa a pedir la protección de los más fuertes, la ira hace posible que actuemos sobre el adversario, entre otros.
Aunque dichos estados han facilitado nuestra supervivencia y por eso estamos tan familiarizados con ellos, no deben tomarse como un hábito, pues afectan negativamente nuestra calidad de vida.
Encontrar un equilibrio interno no es utópico: se puede lograr pacificando nuestros estados de ánimo negativos, haciendo espacio para los positivos e, incluso, generando más de estos últimos. A menudo tratamos de suprimir las emociones no tan buenas, pero estas son inevitables y reprimirlas no es la mejor estrategia.
La serenidad no radica en la ausencia de sentimientos negativos, sino en una distribución justa de los dos estados. Idealmente, podríamos aspirar a una vida donde nuestros estados de ánimo fueran dos terceras partes positivos y una tercera parte, o menos, negativos.
En lugar de evadir aquellos estados de ánimo que no nos gustan tanto, lo que debemos aprender es a no dejarnos dominar por ellos. El equilibrio interno es el resultado de una construcción permanente. Como cuidamos el aspecto físico con el movimiento y la alimentación conscientes, la atención hacia nosotros mismos y lo que pasa en nuestro interior es igualmente importante.
¡Necesitamos aumentar el tiempo de la autoconciencia! Es normal que al principio no sea fácil porque estamos expuestos a distracciones, estímulos y pensamientos de todo tipo. Para empezar, debemos ser perseverantes y atraer la noción de la autoconciencia reconociendo los beneficios que puede representar. ¡Hay que querer para poder!
El equilibrio interior es el resultado de una práctica regular, de disciplina. Trabajar en ello es disponer el cerebro en un estado de reposo y concentración especial que, a pesar de su corta duración, es altamente efectivo y se puede repetir en cualquier momento del día.
Nuestros estados de ánimo son preciosos. Crear conciencia de ellos nos ayuda a ampliar nuestros horizontes, a hacernos más fuertes y a permanecer más tranquilos.
Fecha de publicación: diciembre 9 de 2019.
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