Los cigarrillos electrónicos y vapeadores se han convertido en una tendencia de consumo. Un neumólogo explica sus contraindicaciones.
El cigarrillo electrónico empezó a comercializarse como una alternativa para reducir el consumo de tabaco y, a su vez, disminuir los efectos nocivos de este para la salud. Esto significó el punto de partida para el desarrollo de múltiples dispositivos de vaporización e inhalación, como vapeadores y narguiles, que han llegado a topes en ventas gracias a su promesa de reducir la concentración de químicos como la nicotina, conocida por sus propiedades adictivas.
Sin embargo, esa popularidad empezó a levantar alarmas debido a las consecuencias adversas que traen estos productos. “Se ha comprobado con modelos in vitro y con animales que los componentes del cigarrillo electrónico causan daño y muerte celular, así como afectación de las defensas contra virus y bacterias”, explica Jorge Ortega, médico neumólogo de SURA.
Cuando los componentes de estos dispositivos son metales como el cadmio y el cromo, hay riesgos de enfermedad pulmonar y cardiovascular, daño alveolar agudo y distintos tipos de neumonía. También se han analizado casos de pacientes con enfermedad pulmonar aguda. “En julio de 2019 se reportaron ocho casos. En septiembre, este número ascendió a 908. De ellos, 495 fueron confirmados y 413 sospechosos”, dice Ortega.
Añade que cualquier sustancia inhalada puede pasar de los alvéolos (bolsas diminutas de aire en las terminaciones de los bronquiolos) a la circulación pulmonar y al organismo en general, y luego llegar a cualquier parte del cuerpo y amenazar el funcionamiento de otros órganos.
El experto destaca que si bien los estudios han demostrado el potencial del cigarrillo electrónico para reducir el consumo de tabaco tradicional en adultos, se considera inseguro el uso de cualquiera de sus derivados entre los jóvenes. Pese a esto, en muchos países, incluyendo Colombia, hay evidencia del crecimiento acelerado en la demanda de estas alternativas por parte de dicha población.
El tercer Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en Universitarios, realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, estimó que en Colombia el 16 % de los estudiantes ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez. Por otro lado, la Encuesta Nacional de Tabaquismo en Jóvenes, hecha por la Universidad del Valle, reportó que el 15.4 % de ellos utiliza vapeadores y cigarrillos electrónicos en ciertos momentos.
Sobre esto, Juan Pablo Uribe, exministro de Salud de Colombia, manifestó su preocupación en varias oportunidades diciendo que “al menos dos de cada diez jóvenes que conocen los cigarrillos electrónicos, consumen este producto. Muchos piensan erróneamente que son inofensivos y están cediendo a la presión social. Desde el Minsalud queremos prevenir el consumo de cigarrillos electrónicos o vapeadores y demorar la edad en la que empiezan a usar estos dispositivos”.
En esa dirección, el Gobierno está trabajando en la regulación de los cigarrillos electrónicos con el propósito de limitar el acceso a menores e informar oportunamente sobre sus efectos para la salud.
¿Cómo funcionan los vapeadores?
La Organización Mundial de la Salud explica que, al calentarse, estos aparatos generan un aerosol que es inhalado por la persona. Los principales ingredientes de estas soluciones son el propilenglicol, con o sin glicerina, y algunos aromatizantes. Los cigarrillos electrónicos (denominados también vapeadores, plumas de vapor o pipas de agua electrónicas) se diferencian en diseño, voltaje de la batería, circuitos y posibilidades de adaptarlos para el consumo de diversas sustancias (muchas de ellas tóxicas).
Aunque son evidentes las diferencias con respecto al tabaco tradicional, los vapeadores y cigarrillos electrónicos también tienen una incidencia directa en la salud humana, como lo explica el doctor Ortega. Por eso, la invitación es a evitar el uso de dichos dispositivos, protegiendo tu salud y la de quienes te rodean.
Fecha de publicación: noviembre 15 de 2019.
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