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¿Qué es párkinson y cómo afecta la salud mental?
3 diciembre 2019
Sé saludable
Una persona que padece enfermedad de Parkinson experimenta discapacidad motora, alteraciones a nivel cognitivo y pérdida de autonomía.
Está catalogada como una enfermedad degenerativa y aunque no se conoce claramente su origen, hay factores genéticos y ambientales, como la exposición a pesticidas o metales pesados, que se relacionan con su aparición.
¿Cómo se puede detectar el párkinson?
El diagnóstico no es fácil. Primero por la existencia de otras enfermedades que afectan la movilidad del cuerpo y, segundo, porque no hay un marcador químico o hallazgo radiológico específico.
Por lo general, los hallazgos clínicos dan la orientación y el nivel de avance de la enfermedad. A menudo se utilizan escalas clínicas que relacionan determinados signos y síntomas con el grado de discapacidad generada.
¿Existe algún signo de alarma?
Según la National Parkinson Foundation, estos pueden ser algunos signos de que se tiene párkinson:
- Temblor en extremidades, mentón o labios sin haber consumido medicamentos o realizado actividad física.
- Cambio en la forma como se escribe, una letra más pequeña o letras de más.
- Pérdida del olfato sin tener problemas respiratorios.
- Cara inexpresiva, como si se tuviera una máscara puesta.
- Dificultad al caminar, con una sensación de rigidez o una extremidad que no responde.
- Cambio en la voz, tornándose más baja o ronca.
¿Cómo apoyar y acompañar a alguien con párkinson?
Una persona que padece párkinson puede experimentar discapacidad motora, alteraciones a nivel cognitivo y pérdida de autonomía.
Es vital que cuente con una red de apoyo afectivo al momento del diagnóstico y que lo siga ayudando a realizar sus actividades diarias.
Tanto la familia como el paciente deben conocer:
- La dosis adecuada de medicamento.
- La presencia de efectos adversos.
- Cuándo se presenta el efecto del medicamento, ya que en este tiempo se pueden realizar tareas que presentan mayor dificultad, como el aseo personal o vestirse.
Es crucial que el paciente con párkinson realice ciertas actividades sin ayuda. Esto es posible dividiendo las labores por etapas, puesto que cada movimiento debe ser consciente. Además, es necesario establecer períodos de descanso que le permitan recuperar energía.
Se recomienda practicar actividad física desde el inicio de la enfermedad y con regularidad, por lo menos 45 minutos, tres veces a la semana, para fortalecer el sistema cardiorrespiratorio y el muscular, mejorar el equilibrio y la marcha, disminuir la presencia de rigidez y reducir el riesgo de caídas.
Asimismo es relevante que se adecúe el lugar en que vive el paciente con el fin de evitar situaciones o prescindir de elementos que limiten la movilidad, como alfombras, puertas o pasillos muy estrechos, pisos resbalosos, baños con dificultades en el acceso, escaleras muy pendientes, entre otros.
Con el avance de la enfermedad es necesario el apoyo de un equipo interdisciplinario enfocado a la rehabilitación motora y del lenguaje y al acompañamiento psicológico, tanto al paciente como a los familiares, para prevenir episodios de depresión asociados al cuidado.
Fecha de publicación: diciembre 3 de 2019.
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