Un experto te cuenta sobre las principales consecuencias físicas y mentales en las personas que generó la pandemia. Asimismo, te da recomendaciones para el retorno a la presencialidad.
La salud física y mental ha soportado los embates de una pandemia que cambió la cotidianidad a la que estabas acostumbrado, no solo por la incidencia del covid-19 (y sus distintas variantes), sino también por los efectos del confinamiento que este provocó.
Por ejemplo: pasar más tiempo frente a dispositivos y pantallas, aunque pudo facilitarte la comunicación y cierto acercamiento a las personas, es una de las causas del sedentarismo tecnológico al que hace alusión Rafael Alberto Rojas, consultor líder del proyecto sicosocial de la Consultoría en Gestión de Riesgos (CGR) de SURA.
Según él, esto ha roto los hábitos de ejercicio y movimiento de las personas, lo que trae como consecuencias sobrepeso, problemas de sueño, falta de control de condiciones cardiacas y respiratorias, ruptura de tratamientos físicos y rutinas terapéuticas, entre otras.
En cuanto a lo mental, está la dificultad para procesar algunas funciones debido a la ansiedad y la tensión. A esto se suman los inconvenientes a la hora de administrar el tiempo y la necesidad de responder de forma óptima por las tareas del trabajo y el hogar.
La nueva realidad, sin embargo, ha mejorado los hábitos de higiene. “Las medidas de bioseguridad se consideraban obvias, pero la verdad es que no se les prestaba atención. Ahora, lavarse las manos con frecuencia, usar tapabocas y mantener un distanciamiento prudente fomentan la prevención y la autorregulación y ayudan a cuidar la condición de salud individual y colectiva”, señala Rafael Rojas, quien en el ámbito mental rescata el descubrimiento de habilidades, el reencuentro con gustos y pasiones y el desarrollo de aptitudes como la autogestión, la flexibilidad y el compromiso.
Claves para el retorno a la cotidianidad
- No se trata de volver a la vida que conocías porque el mundo cambió, sino de crear mecanismos para adaptarte a una nueva cotidianidad: el cerebro humano está diseñado para generar rutinas, explica Rojas, así que, de manera natural y con el tiempo, incorpora aprendizajes y formas de seguir interactuando.
- Un regreso gradual a las actividades y espacios es vital: no frecuentes sitios públicos o muy concurridos en días y horarios específicos. “Las condiciones de interacción se irán readaptando en la medida en que el entorno ofrezca sus propias condiciones sociales y ambientales. Esto es lo que ha hecho posible la conservación y preservación de la especie humana”, concluye el experto.
En el siguiente video, conoce otras recomendaciones para la alternancia o volver plenamente a la presencialidad.
Fecha de publicación: enero 12 de 2022.
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