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¿Cómo prevenir el abuso sexual a menores?

21 mayo 2019 Sé saludable

Los niños que reciben información oportuna y sienten el respaldo de su familia son menos vulnerables frente al abuso sexual. El autocuidado es clave.

Según cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal​, entre enero y abril de 2019 se reportaron 8230 casos de violencia sexual contra menores. En el 45 % de estos, los niños y adolescentes fueron violentados por miembros de sus familias; en el 20 %, quienes perpetraron el crimen fueron conocidos; y apenas en un 5 %, los agresores fueron desconocidos para sus víctimas.

Frente a este panorama revelado por la institución, en el que el 86 % de las víctimas fueron mujeres y el 14 % hombres, los padres de familia y cuidadores, las instituciones educativas, las entidades de salud y todo el entorno que rodea a los niños y adolescentes, deben tener en cuenta que los menores están expuestos a distintas clases de riesgos:

  • Personales: causados por el desconocimiento de los derechos humanos, sexuales y reproductivos​, los bajos niveles de autoestima y pocas habilidades sociales, carencias afectivas, desinformación sobre lo que es un apropiado contacto físico y las dudas no resueltas que desencadenan una búsqueda de información externa, por ejemplo, en Internet.
  • Familiares: estos riesgos son a raíz de pautas de crianza en las que se les enseña a los niños a decir sí a todo y a ser sumisos frente a la autoridad. Además, donde los menores son testigos de relaciones familiares violentas en las que hay enfrentamientos físicos y verbales, falta de comunicación, nula educación sexual​, exposición al consumo de sustancias sicoactivas y alcohol, también, padres o cuidadores con antecedentes de violencia sexual y familias que dependen económicamente del abusador.
  • Sociales y culturales: las situaciones de alerta pueden ser la falta de acompañamiento profesional y servicios de salud; la pobreza, el desempleo y el desplazamiento que incrementan las posibilidades de contacto entre menores y adultos desconocidos; los patrones culturales que aceptan el contacto sexual en la familia y el temor a la retaliación por la denuncia​.

¿Qué hacer frente a los riesgos?

Para la pediatra Juliana Jaramillo, es una responsabilidad de los padres de familia y cuidadores informarse y hablar con los menores​ sobre qué es la violencia sexual, en qué consiste el autocuidado, cuáles son los derechos sexuales y reproductivos, y cuáles son las conductas normales y anormales entre los menores y los adultos. Además de tener un diálogo abierto, la pediatra recomienda asistir a controles con el pediatra, charlas de formación en colegios y las visitas al médico de familia, pues en estos espacios se pueden resolver inquietudes sobre el abuso sexual.

Precisamente, se debe tener en cuenta que este delito no solo es el acceso carnal violento​, sino que también lo es el tocamiento, el grooming​ (práctica en la que un adul​to se aproxima a un menor por medio de Internet, especialmente en redes sociales) y el acoso verbal. “Es necesario que la familia hable directamente sobre el abuso sexual, que promueva el autocuidado, le explique al niño o preadolescente que nadie lo puede tocar, que es dueño de su privacidad. Esa comunicación genera confianza y eso es muy importante para que ellos pierdan el miedo y hablen de lo que sienten”, explica Jaramillo.​

Añade que un menor que se siente escuchado sabe que el silencio no es una opción, por más que un abusador (muchas veces miembro de su familia​) lo amenace diciéndole que nadie le va a creer o que habrá retaliaciones contra sus seres queridos. Esta es la razón por la que los padres deben fortalecer la autoestima de sus hijos haciendo énfasis en que, ante una amenaza, ellos siempre van a estar para protegerlos. Un niño seguro de sí mismo, que no necesita aprobación extern​a y se siente querido es consciente de que su cuerpo merece respeto.

Para tener en cuenta

En Colombia, la Ley 1236 de 2008​ establece que es delito tener cualquier tipo de actividad sexual con una persona menor​ de 14 años, y quien lo cometa puede ser condenado a una pena que varía entre nueve meses y veinte años de cárcel. ​​

Ante la duda o confirmación de un caso de abuso sexual, puedes encontrar rutas de apoyo o denunciar dirigiéndote a la Policía de Infancia y Adolescencia (línea 123).

 

Fecha de publicación: mayo 21 de 2019.
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