Cualquier situación que vaya en contra de la integridad y tranquilidad de un menor en edad escolar es bullying. Afrontarlo en familia es vital.
Para entender más el hostigamiento escolar o bullying hay que empezar por aceptar que no es una exageración de los niños y adolescentes. En lugar de creer que se trata de situaciones normales de las que los menores podrían salir fácilmente, hay que saber que este tipo de maltrato físico y sicológico existe y es una realidad que crece con los días.
Pablo Velilla, sicólogo, afirma que el bullying solo se da entre pares y en un entorno escolar. Si no es entre compañeros, sino que involucra a profesores o directivos, se trata de acoso. “Esto siempre ha existido. La diferencia es que hoy las agresiones y consecuencias son mayores que las de décadas atrás”, expresa el experto, quien agrega que lo más preocupante es cómo asumen este fenómeno las familias e instituciones educativas.
Lo que se debe hacer en caso de bullying
Hay que empezar por la familia, pues es en los primeros años de vida cuando los niños desarrollan la tolerancia a la frustración. Sin embargo, los padres de familia suelen cometer errores en esa misma etapa, entre ellos, la sobreprotección y, según Velilla, todos los seres humanos nacen con la capacidad de darles la cara a las dificultades. “No deben ser los papás los que terminen actuando por sus hijos. Es posible que un niño, desde muy temprano, tolere situaciones que los adultos quizá no, y ahí empieza a fortalecerse su organismo, creando una especie de piel. Si esta se vuelve demasiado fuerte, ya es una coraza, por eso hay que encontrar el punto intermedio”, asegura.
Por otra parte, está la comunicación: tiene que ser abierta entre padres e hijos y basada en la confianza y el diálogo para que los menores se sientan capaces de expresar lo que están viviendo. Esta es la base de la construcción de vínculos cimentados en valores. Aparte del bullying, otro 90 % de situaciones complejas se podría enfrentar o evitar con este canal de entendimiento.
Acompañar a los hijos no es actuar por ellos
Es igual de importante que un niño de dos años enfrente la pérdida de una pelota como que un adolescente entienda que no le agrada a un compañero o que un adulto soporte una separación de pareja. Esto lo que pretende no es que los padres les hagan vivir situaciones difíciles a sus hijos, pero estos sí deben aceptar que los menores, en su proceso de afrontar frustraciones, pueden llorar, preocuparse y angustiarse.
El asunto está en no correr a buscarles la respuesta porque su propio organismo tiene que hallarla. Hay que permitirles vivir las experiencias y, sobre todo, ayudarles a edificar un significado saludable de las mismas, pero sin resolvérselas.
Colegios y el bullying: un alto en el camino
En las instituciones educativas se debe reforzar este proceso formativo, que empieza en el hogar. “El colegio es una expresión de lo que vivimos todos en la realidad, solo que es un entorno que genera más maltrato y situaciones difíciles por ser una población sin filtros: mientras los adultos tratamos de cuidar las palabras al dirigirnos a los demás, los niños dicen todo lo que piensan”, considera Pablo.
Esto puede abrirle las puertas a esta problemática. Desde un sobrenombre, pasando a palabras subidas de tono y llegando a un empujón, todo esto, por simple que parezca, es maltrato. El bullying es cualquier situación que afecte, maltrate o denigre a un menor en su entorno escolar y es esencial intervenir a tiempo sin importar su gravedad.
Los colegios deben repensarse como espacios que les brinden a los estudiantes la confianza para hablar de forma tranquila sobre lo que les preocupa, reconociendo la veracidad de sus palabras y tratando de entenderlos. Esto se refuerza con acompañamiento, pero no aquel con el que se le llama la atención o se castiga al niño o joven que hace bullying, pues este también es una víctima y, probablemente, esté manifestando situaciones penosas de su entorno familiar.
Es por eso que ambos, maltratado y maltratador, requieren apoyo sicológico y las instituciones educativas deben elaborar estrategias para esto, pensadas desde las necesidades de los niños y adolescentes. Asimismo, abrir espacios que fomenten los valores. Esto permitiría que, entre los menores, se acompañen; que cuando alguno sea víctima de bullying, los demás no lo rechacen ni se burlen de su situación.
Fecha de publicación: enero 17 de 2022.
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