Inicia tu cultivo en casa y conoce la diferencia a nivel económico, lúdico y psicológico.
Una huerta casera es una fuente renovable de hortalizas y vegetales que te permitirá cuidar de ti mismo y de tu familia, al brindarte alimentos naturales y saludables, libres de químicos y pesticidas.
¿Cómo hacerla?
- Define el espacio: un antejardín, patio o ventana son lugares ideales para tu huerta. Si vives en un sitio de difícil acceso a tierra, existen opciones como la siembra en macetas o huertas verticales. Asegúrate de que el lugar escogido reciba suficiente luz solar.
- Prepara la tierra: con ayuda de las herramientas necesarias (pala, pico, rastrillo) remueve la tierra para que se oxigene y quede suelta. Limpia toda la maleza o pasto y elimina las piedras.
- Siembra: una vez lista la tierra, selecciona tus semillas para sembrarlas.
- Primero marca un surco en la tierra con tu mano o con un azadón. El tamaño de este dependerá del lugar dónde hayas decidido hacer tu huerta: grande si se encuentra ubicada en un lugar de fácil acceso a la tierra (casa finca, antejardín) o pequeño si esta se ubica en una maceta o huerta vertical.
- No entierres tus semillas demasiado profundo en la tierra y dales a todas la distancia necesaria entre sí para que crezcan sin interferir con el agua o los nutrientes de otras.
- Riega: riega tus plantas en la tarde o en la noche. Así aprovecharás más el agua.
Beneficios de las huertas caseras
- Alimentación sana y sin químicos, ni productos tóxicos para ti y tu familia.
- Ahorro en el presupuesto de la canasta familiar al disminuir la necesidad de compra de algunos productos.
- La huerta se convertirá en un espacio de esparcimiento, aprendizaje y valoración de la naturaleza, tanto para ti como para los tuyos.
- Gracias a que tu huerta se encuentra bajo la influencia de las condiciones locales del clima, se evita el uso del transporte y de sistemas de riego, ambas cosas necesarias para que un alimento fuera de temporada llegue a tus manos.
- Sus labores de cuidado son perfectas para los que precisan sentirse útiles.
- Las huertas son proyectos que ayudan a promover las relaciones interpersonales. Una huerta comunitaria, por ejemplo, puede ser la excusa perfecta para que generes vínculos con los vecinos o para que fortalezcas los ya existentes.
- Estos pequeños espacios verdes actúan como pulmones entre el cemento, trayendo vida, color y aroma al paisaje urbano.
- Aportan una comprensión invaluable de los ciclos naturales y del cuidado de los mismos.
- La construcción y el mantenimiento de tu huerta puede ayudar a cambiar tu manera de pensar. La experimentación del fracaso y la revisión de los procesos resultan en un aprendizaje de paciencia, positivismo y esmero.
Instrucciones para un sustrato saludable
Para lograrlo, mezcla:
Una parte de tierra negra.
3 partes de abono orgánico maduro.
Una parte de arena gruesa, viruta o cascarilla de arroz.
Ten en cuenta:
- Cualquier recipiente puede ser usado para cultivar alimentos, siempre y cuando no haya almacenado sustancias nocivas o tóxicas.
- Realiza perforaciones en la base de los envases para favorecer el drenaje. La acumulación de agua de riego puede asfixiar la planta.
- La profundidad de siembra se calcula a partir de las dimensiones de la semilla y es de dos a tres veces su tamaño.
- Inicia con hortalizas y verduras fáciles de cultivar como tomates, perejil, espinacas, berenjenas, lechugas, zanahorias, apio, hierbabuena. Las plantas con hábitos trepadores son una opción para aprovechar los muros soleados de tu casa.
- Una buena medida para la siembra es la pizca de sal. Cada pizca debe contener entre 20 y 30 semillas (tomando como medida las semillas de lechuga).
- Asegúrate de recoger tus verduras y frutos cuando estén bien maduros pues es el momento de mayor valor nutricional y mejor sabor.
Fecha de publicación: diciembre 7 de 2019.
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