El consumo en exceso de alcohol o sustancias sicoactivas es considerado una adicción con efectos negativos para la salud física y mental. Conoce cómo identificarla y tratarla.
Es común que en las fiestas y reuniones sociales estén presentes el alcohol y el tabaco. Para que el consumo de estas sustancias no se convierta en una adicción, es primordial trabajar en factores de protección y prevención desde la familia. Por ejemplo: promover la práctica de actividades saludables (como el deporte), compartir tiempo de calidad evitando que las bebidas alcohólicas se conviertan en prioridad a la hora de celebrar y valorar el desempeño académico de los hijos y ayudarles a manejar correctamente las emociones.
Luz Amparo Plata Quesada, profesional regional de Educación de SURA, afirma que también existen medidas individuales de prevención. “Es muy importante trabajar en el desarrollo de la alegría, el optimismo y en una adecuada capacidad intelectual que mitigue factores de riesgo como la imposibilidad de resolver conflictos y la baja autoestima”, afirma la experta.
Diferencia entre consumidor y adicto
Aunque hay personas que empiezan a consumir alcohol u otras sustancias desde una edad temprana, es importante distinguir cuándo se trata de un consumo esporádico (lo cual no quiere decir que sea saludable) y cuándo se convierte en una adicción. Sandra Milena Restrepo Escobar, especialista en farmacodependencia, indica que la diferencia radica en que la adicción resalta cierto nivel de disfuncionalidad. “Una persona adicta empieza a tener dificultades en sus relaciones y el consumo es su prioridad, por lo que deja a un lado los demás aspectos de su vida, como el interés por su apariencia”, explica.
Aceptar la enfermedad
La persona que ha desarrollado una adicción pocas veces lo reconoce, pues tiene la falsa idea de que controla la situación y puede suspender el consumo en cualquier momento. Esta justificación es la primera señal de alerta.
Además de los efectos negativos que producen en el ámbito físico, las adicciones tienen efectos negativos en la salud mental porque le abren la puerta a otras enfermedades como depresión y ansiedad. Por eso, la atención debe ser integral, con los especialistas adecuados; el círculo cercano debe buscar acompañamiento experto para que el paciente acepte su condición, recomienda Sandra Restrepo.
En el caso de los adolescentes, hay que buscar soporte profesional en prevención, orientado a suspender el consumo y evitar un deterioro mayor de la salud. En los adultos, el tratamiento se enfoca en mostrar la importancia de retomar la vida normal sin la necesidad del alcohol o las sustancias sicoactivas.
La familia es esencial tanto a la hora de reconocer las adicciones dentro del hogar como al momento de brindar apoyo en el tratamiento. La terapia debe ser interdisciplinaria, es decir, abordar al paciente y a sus seres queridos por medio de dinámicas que les permitan aumentar sus capacidades para enfrentar los desafíos cotidianos.
Si bien las adicciones son enfermedades y hay que tratarlas como tal, estas pueden prevenirse desde la infancia y la adolescencia por medio del diálogo y el ejemplo. Para más información, lee la siguiente infografía.
Fecha de publicación: febrero 01 de 2021.
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