La vida de nuestra empresa se dividió en dos con la llegada del coronavirus. En 42 años, desde que mi abuelo Édgar de Jesús la fundó, habíamos atravesado momentos buenos y otros muy complicados. Pero lo que vivimos con el confinamiento del 16 de marzo fue algo inédito, lo más duro que hemos pasado.
Por primera vez empezamos a preguntarnos seriamente si íbamos a sobrevivir. Pero lo más increíble fue lo que pasó después y lo que estamos viviendo ahora. No solo sobrevivimos: en los últimos meses hemos tenido mejores ventas en nuestros servicios de pintura para hospitales, constructoras, centros comerciales y otras grandes entidades, que los que tuvimos en 2019. La mejora del margen de utilidad vino de la mano del esfuerzo por vender inteligentemente y comprar responsablemente, es decir, mejorando las condiciones de nuestros proveedores.
Y no tengo ninguna duda de que parte de este milagro se lo debemos al proceso de acompañamiento que iniciamos con Empresas SURA justo cuando empezó la crisis del COVID-19.
Una crisis inesperada
La pandemia nos tomó por sorpresa, empezaron a surgir problemas que nunca habíamos afrontado, pues nadie había vivido una cosa similar a esta. En esos días recibimos una llamada de SURA en la que nos contaban el tipo de asesorías que ofrecían y era justo lo que necesitábamos. Los especialistas nos orientaron en el proceso de involucrar en la toma de decisiones a todos los colaboradores, no solo a los vértices de la organización.
Por ejemplo, cuando tuvimos que tomar decisiones sobre vacaciones, licencia remunerada y disminución de salario hablamos con todos los líderes de área, buscando entender las necesidades y el contexto de cada empleado. Los asesores de SURA nos insistieron en la asertividad con que debíamos comunicar estos cambios, y en que las medidas debían ser equitativas para no generar discordias.
Nos recordaron todo el tiempo que sí había un futuro aunque todo se viera tan oscuro y que, por lo tanto, teníamos que decidir pensando a largo plazo, no solo para “apagar incendios” y protegiendo lo construido en 42 años. Puedo decir que después de esta prueba tan grande, nuestra estrategia corporativa tomó más estructura y ahora es más profesional.
Más unidos que nunca
Mientras recorríamos este proceso fue increíble el apoyo de nuestros colaboradores, escucharlos decir que mi abuelo Édgar estaría orgulloso de ver cómo estábamos llevando todo esto fue algo que nos arrancó lágrimas en más de una ocasión. En este tiempo fortalecimos los pilares de la estrategia, es decir, cuáles serían esos elementos infaltables para nuestra organización: colaboradores, crecimiento inteligente y sostenible e innovación.
El valor agregado que nos quedó después de estos meses tan desafiantes fue la unión: ahora más que nunca en Tecnopinturas somos uno, después de esto, de cómo lo hemos vivido, nadie nos va a separar. Nuestro ADN se imprimió más fuerte que nunca en quienes conformamos esta hermosa organización.
Juliana Alzate
Coordinadora Financiera, Tecnopinturas.