Control financiero: para gestionar la competitividad de las empresas

 ¿Sabías que el control interno de las empresas es uno de los componentes clave dentro de la gestión del riesgo y de cumplimiento? Así es, este les permite establecer mecanismos de validación, verificación y vigilancia de todos los procesos y los actores que intervienen en los diferentes eslabones de su cadena de valor. 

El control financiero busca garantizar la trazabilidad, integralidad e idoneidad del desempeño en este ámbito. Este es regulado por una serie de normas y modelos internacionales que sirven como guía para establecer las acciones respectivas que favorezcan el cumplimiento de su objetivo.   

Las empresas basan sus estrategias de control financiero siguiendo estos modelos:

• COSO: este modelo debe sus siglas a la entidad que lo creó, el Comité de Organizaciones Patrocinadoras de la Comisión Treadway (COSO, por sus siglas en inglés), que establece lineamientos como evaluación de riesgo, actividades de control, información y comunicación, supervisión y seguimiento. 
• Acuerdos de Basilea: estos tres documentos emitidos por el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria, brindan recomendaciones en regulación financiera para establecer marcos de auditoría y control financieros.

¿Cómo ejercer el control financiero en mi empresa?

El primer paso es identificar y mapear los procesos relacionados con esta actividad, con las tareas detalladas y documentadas, no solo como ejercicio que ayude al cumplimiento de una norma específica, sino también para que se garantice la transferencia de conocimiento sin importar qué persona sea la que los lidere en determinados momentos. Es importante identificar los posibles riesgos que se puedan presentar durante el desarrollo de las actividades que faciliten el cumplimiento de los objetivos y las metas financieras. 

Esa tarea debe que estar acompañada del establecimiento de mecanismos de control que ayuden a mitigar el riesgo de alguna desviación que afecte el desarrollo de esa labor. 

En temas financieros es clave que exista una división de las atribuciones y las funciones de vigilancia de acuerdo con la criticidad del cargo, pues algunos procesos requieren la intervención de dos o más personas: una que ejecute y otra que monitoree la transacción. Por ejemplo, en las gestiones de tesorería, quien hace la contabilidad y el asentamiento contable le corresponde a una persona distinta de aquella que genera los estados financieros. 

Por último, es necesario planear actividades de monitoreo continuo que garanticen la trazabilidad del ciclo financiero y eviten errores que tal vez resulten costosos. 

El control aplica tanto para empresas grandes como para micro, pequeñas y medianas, e irá creciendo en la medida en que esta lo hace. 

Tipos de control financiero y su frecuencia

Las verificaciones y los seguimientos de procesos financieros pueden ser de tipo tecnológico, con programas que permitan llevar un monitoreo de las acciones realizadas; manuales, con listas de chequeo en las que los líderes de los procesos se aseguren de que se siguieron los pasos necesarios para ejecutar la tarea; y automáticos, con herramientas como SAP, que concilian con los programas tecnológicos los valores transados y que no haya incompatibilidades. 

Las frecuencias de monitoreo y control deben establecerse en coherencia con la recurrencia de la actividad a vigilar: si esta es mensual, se tiene que hacer en ese período, y de la misma manera cuando son diarias, quincenales, semestrales o anuales. 

En empresas con pocos empleados, la primera barrera de control financiero está en cabeza del líder del proceso, pero el gerente o el administrador deberían tener la atribución de aprobación del monitoreo para garantizar la trazabilidad de las operaciones. 

Fuentes: Juana Isabel Botero Gómez, directora de Control y Procesos Financieros, SURA Colombia y Diego Andrés Castro Pabón, especialista en Gestión Financiera, SURA Colombia.

Fecha de publicación: agosto 3 de 2022.