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Uso correcto de los ansiolíticos y antidepresivos

19 enero 2021 Revista 5 Sentidos

Los ansiolíticos y los antidepresivos requieren prescripción médica y supervisión en el periodo de uso

Arboles

si los ansiolíticos se toman en dosis altas por más de seis meses, pueden producir dependencia en personas suceptibles a las adicciones.

Los antidepresivos y los ansiolíticos han mejorado la calidad de vida de muchas personas, pero como todos los medicamentos, requieren un uso racional, supervisado y prescrito por un médico.

Es un mito común pensar que los medicamentos psiquiátricos alteran la conducta humana. Lo que realmente buscan es recuperar la normalidad de funciones como el ánimo, en el caso de la depresión y la alerta y ansiedad en los casos de trastornos ansiosos, regulando los neurotransmisores que modulan todas nuestras funciones mentales.

Para enfrentar a la depresión y a la ansiedad se requiere generalmente una acción conjugada que incluya psicoterapia cognitiva y, en muchos casos, medicamentos que ayuden al organismo a recobrar el equilibrio. Recuperarse de una enfermedad del ánimo no es cuestión de “voluntad” y tampoco quienes las sufren son “débiles de carácter” o “raros”. Son tan frecuentes que se estima que un cuarto de la población mundial ha sufrido o sufrirá en algún momento de su vida un trastorno de ansiedad o una depresión.

Las dos propiedades más importantes del ánimo del ser humano son: el ánimo propiamente dicho, la disposición, las ganas de hacer las cosas. Esa energía que permite que nos levantemos cada día y que estimula áreas cerebrales y actividades mentales (pensamiento, atención, concentración, memoria, motivación, impulso motor) que nos hacen funcionales.

La otra característica fundamental es la ansiedad, o sea, la capacidad de activarnos y alarmarnos ante situaciones de riesgo o que demandan una acción inmediata. Esa capacidad de alarmarnos es normal y necesaria, pero se convierte en anormal cuando:

  • Genera una alteración funcional, o sea, que la ansiedad deja de ser una función “amiga” para convertirse en un enemigo que nos impide actuar, trabajar, responder adecuadamente a las demandas cotidianas, cuando provoca insomnio, valoración negativa hacia todo lo circundante y genera discapacidad del funcionamiento social, es decir, cuando en vez de activarnos, nos paraliza.
  • Cuando la alarma psicológica y la alarma fisiológica (sudoración, taquicardia, presión de pecho) se producen sin estímulo, lo que se denomina trastorno de pánico.
  • O cuando la respuesta ansiosa resulta exagerada en tiempo o proporción frente a los estímulos que la desencadenan, es decir, que frente a un estrés normal se da parálisis para pensar y actuar, sensación de que no se va a poder responder, taquicardia, sudoración, dificultad para respirar.

Qué es qué

Los antidepresivos son medicamentos que regulan el estado de energía anímica y lo regresan a su nivel normal, modulando la serotonina y la noradrenalina, entre otros neurotransmisores, y renovando las capacidades de pensar, actuar y responder adecuadamente a las demandas cotidianas. La depresión se caracteriza porque se apagan la energía y el ánimo generando una cantidad de síntomas adicionales.

Los ansiolíticos buscan disminuir el estado de alarma ansiosa a su nivel normal, regulando y controlando los síntomas y respuesta biológica frente a esa alarma: aprehensión, miedo, insomnio, síntomas vegetativos como taquicardia, sudoración, presión en el pecho o dificultad para respirar. Hay varios tipos de medicamentos para los trastornos de ansiedad:

Los ansiolíticos actúan sobre el neurotransmisor Gaba, el “tranquilizante” natural del sistema nervioso, aumentando o mejorando su acción. Generalmente son benzodiacepinas (alprazolam, lorazepam, bromazepam) y son muy efectivos en crisis de ansiedad aguda. Siempre necesitan prescripción médica, pues en una persona normal con un tratamiento adecuado no hay riesgo de adicción, pero en personas susceptibles a adicciones se puede producir dependencia.


Los antidepresivos actúan sobre la serotonina y en casos de trastornos de ansiedad se utilizan combinados con las benzodiacepinas. No tienen riesgo de dependencia.

Los antihistamínicos bloquean la histamina y eso produce sueño en algunas personas y disminución de la ansiedad en otras. Por eso se utilizan como ansiolíticos, como cualquier medicamento requieren control de un profesional.

Los hipnóticos regulan, inducen o mantienen el sueño. En condiciones como la depresión o ansiedad, los ansiolíticos y antidepresivos cumplen esta función y generalmente no es necesaria la utilización de hipnóticos.

La depresión y la ansiedad son, luego de las enfermedades cardiovasculares, las patologías más prevalentes en la población mundial.


Racionalidad, responsabilidad y conciencia

Los antidepresivos y ansiolíticos han mejorado, indudablemente, la calidad de vida de muchas personas, pero al igual que con todos los medicamentos, requieren un uso racional. Se debe enfatizar en que la ansiedad en sí misma no es una patología, ni la tristeza se considera una depresión. La ansiedad en niveles normales se requiere para la supervivencia, así que no tiene sentido recurrir a ningún medicamento para combatir una sensación que, aunque a veces incomoda, resulta normal.

Cuando la ansiedad ya se ha convertido en un estado patológico, es indispensable buscar asesoría psiquiátrica. No todos los medicamentos son para todas las personas y hay que considerar las condiciones de salud de base, otros medicamentos que se estén tomando (así sean naturales o vitaminas), posibles interacciones y hacerles seguimiento por si se requiere algún cambio o dosificación y siempre chequear su evolución.

El tiempo del tratamiento depende de la naturaleza del trastorno. Hay personas con trastornos de pánico recurrentes o personas con trastornos obsesivo-compulsivos (con un componente alto de ansiedad) y otras con trastornos bipolares o psicóticos, u otras patologías, que al ser crónicos pueden requerir tratamientos de larga duración y en las que los ansiolíticos pueden ser medicamentos coadyuvantes de los medicamentos específicos. En la mayoría de los casos puede tratarse de condiciones pasajeras que en pocos meses desaparecen con el tratamiento adecuado y medicamentos controlados por un profesional.

Posibles interacciones de antidepresivos

¿Sabía cuál era la diferencia entre antidepresitos y ansiolíticos? ¿Ha hecho un uso responsable de ellos?