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Tener mascotas en vez de hijos

18 enero 2021 Revista 5 Sentidos

Entre las parejas se ha vuelto común no tener hijos, en su lugar adoptan una mascota a la que cuidan y protegen como si lo fueran.

Mascota tomando de las patas por una pareja

Entre las parejas se ha vuelto común no tener hijos, en su lugar, adoptan una mascota a la que cuidan y protegen como si lo fueran. Beneficios y límites de esta tendencia.

Aquellas parejas que han decidido no tener hijos son llamadas DINC (Double Income No Children), “Doble ingreso, no niños”, se caracterizan porque ambos trabajan y su realización personal no se basa en la paternidad/maternidad, sino en su desarrollo personal y económico.

Son varias las razones por las que deciden no tener descendencia:

  • Por responsabilidad y miedo a traer a un niño a un mundo que ven en decadencia.
  • No sienten que sea económicamente viable sacarlos adelante de forma correcta.
  • Están conscientes de que sus aspiraciones y metas personales son tan importantes que tener un hijo sería condenarlo a un segundo plano o renunciar a ese sueño personal.

Muchas de esas parejas deciden adoptar mascotas en vez de niños y las consideran como sus hijos. Tal vez, no una descendencia biológica, pero sí esos seres que se decide cuidar, consentir y proteger hasta el fin de los días y que en contraprestación, entregan cariño incondicional y la compañía que emocional y afectivamente se requiere.

¿Bueno o malo? ¿Normal o anormal? Las discusiones y opiniones van en todo sentido: desde los antropocentristas que ven a las demás especies como inferiores y por lo tanto sin igualdad de derechos, hasta los naturalistas que entienden a la especie humana como una más y por lo tanto defienden esa decisión. La realidad es que las categorizaciones no dejan de ser valoraciones subjetivas sobre un tema que se integra en el ámbito de las decisiones personales.

Hasta el momento, los estudios científicos han demostrado que existen diferentes beneficios en la relación hombre / animal:

  • Promueve el sentido de responsabilidad en las personas.
  • Promueve la empatía y la capacidad de relacionarse afectivamente.
  • Es una buena forma de tener compañía para quienes rehúyen tener vínculos con otra persona (pareja, amigos, etc.).
  • Ayuda a mejorar la calidad de vida de individuos que han tenido pérdidas sociales, económicas o de salud.
  • Brinda la oportunidad de expresar sentimientos y emociones en forma segura.
  • Evita centrar toda la descarga afectiva en un solo ser (la pareja) y por lo tanto disminuye la tensión por dependencia afectiva.
  • Se utiliza en terapia psicológica para promover la salud mental.
  • Genera liberación de oxitocina (la misma hormona que fortalece el vínculo de la madre con el bebé), serotonina y endorfinas cuando se acaricia a los animales y esto hace que se refuerce el vínculo con el animal y haya sensación de bienestar.

Perro dentro de un bolso

Lo que hay que tener claro

Para descartar infecciones y es recomendable que la madre tenga su citología al día.

1.Son especies diferentes. Humanizar un animal de otra especie es distinto a hacerlo sufrir y llevarse una serie de decepciones. No se puede esperar que un gato o un perro sean vegetarianos, que pierdan sus instintos de caza o respondan como queremos que lo hagan. Son seres con características de especie propias y dueños de un carácter y personalidad también propios.

2.Los objetivos y propósitos en la crianza de un hijo son totalmente diferentes a los de la relación con un animal, ya que la manera de apego entre seres humanos tiene características exclusivas de la especie. Nosotros procesamos elementos afectivos, pero también cognitivos y esto es importante a nivel evolutivo y biológico

3.Los animales tienen un rango de vida menor que el humano (entre 15 y 20 años en el caso de las mascotas domésticas).

3.No hay expectativas puestas en las mascotas, es decir, no se espera como en los hijos una independencia futura.

Lo claro es que nunca podrá comparar la relación entre los seres humanos y las mascotas y entre los seres humanos y los hijos. Si bien las mascotas pueden ser depositarias del afecto y proporcionar compañía, no remplazan el ejercicio de la paternidad o de la maternidad.

Perro acostado en el pasto

Dependencia emocional o codependencia

Al igual que se puede haber dependencia afectiva con una pareja, los hijos, los padres o amigos, se puede generar con una mascota.

Esto es, cuando una persona pone su relación por encima de todo, incluyéndose a sí mismo, su trabajo o sus otras relaciones afectivas. No permite intrusiones entre el otro ser y sí mismo y comienza a marcar sus actividades en relación con esa persona o animal: abandona sus aficiones, sus relaciones personales y prioriza en todo momento el bienestar de ese ser del que es dependiente sobre el bienestar propio o de cualquier otro.

Puede manifestarse con actitudes como:

  • Voracidad afectiva. Nunca es suficiente el tiempo que pasa con ese ser, desearía estar 24 horas a su lado.
  • Celos o exclusividad en las relaciones. No permite que nadie lo toque, siente celos si desarrolla cualquier vínculo con otra persona o animal.
  • Idealización o humanización de la mascota. Le confiere rasgos que no le son propios para suplir sus necesidades mentales o emocionales, por ejemplo, que la mascota aprueba o no la apariencia de la persona, que es celosa, que “odia” o quiere a quien esa persona odia o quiere.
  • Sumisión ante sus necesidades. Los animales tienen unas necesidades reales, pero al igual que las personas pueden “malcriarse”.
  • Pánico a la pérdida o el rechazo de su mascota.
  • Trastornos mentales tras la pérdida del animal.
  • Incapacidad de poner límites y permisividad excesiva.
  • Hipervigilancia del animal.

Cada vez hay más DINC en el mundo. La responsabilidad y el miedo a ser padres son algunas de las razones.

¿Qué opina de los DINC que prefieren mascotas en lugar de hijos? Compártanos su opinión.