Sofía Gómez Uribe Al fondo y sin respirar. Esta nadadora encontró por azar su vocación: deportista de alto rendimiento de apnea.
Esta nadadora encontró por azar su vocación: deportista de alto rendimiento de apnea. Quiere ser la mejor del planeta y superar las marcas mundiales. Conózcala en este perfil.
Los relatos antiguos describen unos seres híbridos con cabeza, tronco y extremidades superiores de mujer y una enorme cola de pez que suplanta las piernas. Las sirenas, para unos, como los griegos antiguos, encantaban a los marinos con sus cantos y por eso Jasón y los argonautas se taparon los oídos para no escucharlas y evitar caer rendidos a sus pies (o a sus aletas). Para otros, como lo muestran relatos españoles antiguos, alertaban a los marineros sobre peligros en el océano. Y así como la vida de las sirenas, que podían permanecer bajo el agua o en la superficie, pasan los días de Sofía Gómez Uribe. Vive sobre la tierra, claro está, pero es capaz de permanecer hasta 5’ 08’’ bajo el agua, sin tanque, sin ayuda, a pulmón libre. Es una de las apneístas de más proyección en el mundo y aunque ha sufrido algunos “sustos”, de los que habla con tranquilidad, en el mar tiene claras sus metas: registros y marcas mundiales.
Sofía es una apneísta, técnicamente consiste en suspender total o parcialmente la respiración bajo el agua, ya sea en una piscina o en el mar, y recorrer la mayor distancia posible. Muchos lo llaman buceo a pulmón libre. Hay que tener un talento y determinación especial en la vida para esta práctica, aunque Sofía no lo crea, detener la respiración y adentrarse en el mar no es para cualquiera. Por eso ostenta varios títulos internacionales. “Este año me hice la prueba para ver qué capacidad pulmonar tengo y no es nada fuera de lo común”, asegura esta mujer de 1,62 m de estatura y 52 kilogramos de peso.
El camino a ser sirena
Sus apellidos, Gómez Uribe, delatan su origen paisa. Nació en Pereira el 15 de abril de 1992, lejos del mar, pero cerca del mundo acuático. Desde muy chiquita estaba metida en piscinas inflables, en los tanques de las fincas, en el mar. Sus papás, Francisco Javier y Mónica, las matricularon a ella –con solo cuatro años– y a su hermana Paulina, dos años mayor, en clases de natación porque les daba miedo que en algún paseo se ahogaran.
Cuando Sofía tenía nueve años, unas amiguitas la invitaron a ella y a su hermana a las piscinas olímpicas de Pereira. Ese fin de semana todo cambió. Se enamoró de la natación, empezó con nado sincronizado y en diciembre de 2001 representó a Risaralda en un campeonato nacional en Medellín. Luego llegó la natación con aletas y después de varios años de prácticas le ofrecieron representar a Bogotá. Se fue a entrenar a la capital, pero nada salió como esperaba, vivía en casa de unos tíos porque la promesa de hospedaje y alimentación nunca se cumplió. Apareció Indeportes Antioquia, empacó y se fue a vivir otra vez con paisas. “Me fui a Medellín a entrenar por Antioquia, me enamoré de la ciudad y me siento una medellinense adoptada”.
Hola apnea
La apnea llegó por casualidad. Nelson Zapata Uribe, entrenador de la Liga de Natación y Liga de Actividades Subacuáticas de Antioquia, programó en 2010 que sus nadadores con aletas cruzaran la piscina por debajo y que aguantaran la respiración lo que más pudieran. Sofía, en su primera inmersión cubrió una distancia de 100 metros. Su entrenador y compañeros no le creían que era la primera vez que lo hacía.
Empezó a sumergirse y a dejar de respirar. Carlos Correa, un amigo apneísta, la invitó a sumergirse en el mar. Viajaron a Taganga, cerca de Santa Marta. La inmersión fue de 40 metros. Tampoco le creyeron que fuera la primera vez que lo hacía en el mar. Ya son cinco años dedicada solo a este deporte.
La apnea es mucho más que hundirse en el agua. El cuerpo cambia y bastante: durante la inmersión los pulmones reducen su tamaño, asemejan una mano empuñada y en el cerebro y el corazón se concentra la sangre. Los latidos son solo de 2 a 15 por minuto cuando lo normal está entre 50 y 100. Si se extralimita la resistencia física, se sufren contracciones respiratorias, el cuerpo entra en una especie de sueño, en un blackout, se pierde el conocimiento y las consecuencias pueden ser fatales.
Sofía ya vivió dos momentos así, por fortuna en piscina. Perdió el conocimiento para clasificar a un mundial en 2013. Llevaba 170 metros recorridos, no se acuerda de haber cruzado los 180 y la sacaron del agua cuando iba en 190. Cuenta que, paradójicamente, se siente algo placentero, como cuando el cansancio vence y el sueño llega plácidamente.
En realidad ocurren pocos accidentes, aun así, las noticias de vez en vez recuerdan sucesos poco afortunados. La mayor tranquilidad la da el entrenamiento y ella está en camino de ser la mejor, de esto dan fe sus logros en nacionales e internacionales. Pero su meta es lograr títulos orbitales y el registro mundial de apnea con aletas, en el que la marca es de 101 metros y ella ya ha descendido hasta 81.
La otra Sofía
Desde agosto de 2016 es imagen de una marca de maquillaje, aparece sonriente en vallas, revistas y comerciales de televisión. También ha sido imagen de otras marcas.
Es ingeniera civil de la Universidad de Medellín, pero ve poco probable que se dedique de lleno a la ingeniería, pues quiere ser instructora de apnea cuando no compita.
Le encanta moverse en bicicleta en Medellín o en la ciudad donde se encuentre. Su conciencia ambiental llega hasta tal punto que porta un vaso para no gastar desechables en ningún sitio, y le encanta leer, escuchar música “y perder mucho tiempo en mis redes sociales. Es muy divertido poder tener un contacto real con la gente y que se acuerden que uno es una persona normal”.
Ah, y tiene dos compañías de gran valor: su entrenador y novio, el neozelandés Johnatan Sunnex, apneísta prestigioso, y Eli, una sirenita elaborada en croché que siempre viaja con ella… Hasta a conciertos han ingresado juntas
Sofía sigue viviendo como las sirenas, en el agua, en la tierra y hasta en el aire, sus entrenamientos y competencias la tienen volando para allá y para acá, en muchos lugares del mundo. Ama su ritmo de vida, es feliz con el agua, con la apnea, y como las sirenas de los relatos literarios, encanta a quienes se acercan. “Me gusta inspirar a otras personas a perseguir sus sueños, a trabajar todos los días para alcanzar lo que quieren y a sentirse orgullosos de lo que han logrado”, dice esta mujer, para la que no hay techo ni fondo.
Sus logros
2010: Récord nacional en los I Juegos de la Federación Colombiana de Actividades Subacuáticas con 89 m.
2011: Primer lugar en apnea dinámica con equipos, 162 m, en el Campeonato Internacional Cuba.
2012: Segundo lugar en Campeonato Panamericano de Cali con 156 m.
2013: Primer lugar y récord bolivariano en apnea dinámica con equipo en los Juegos Bolivarianos con una marca de 184,17 m.
Medalla de oro en 4×3.000 de Ios Juegos Deportivos de Mar y Playa, celebrados en San Andrés y Providencia.
Tres marcas nacionales en la Caribbean Cup: 35 m en peso constante sin equipo; 50 m en peso constante con equipo; 55 m en inmersión libre.
2014: Primer lugar y récord de los II Juegos Bolivarianos de Playa.
Récord nacional en apnea dinámica con equipo en el V Campeonato Panamericano de Apnea con una marca de 195,76 m.
Primer lugar y récord Panamericano en apnea dinámica con equipo con una marca de 195,76 m.
Tres marcas nacionales obtenidas en la Caribbean Cup: 45 m en peso constante sin equipo; 60 metros en peso constante con equipo; 56 m en inmersión libre.
2015: Segundo lugar en la competencia Big Blue y cuatro marcas suramericanas: 55 m peso constante sin aletas (primer lugar y marca suramericana); 78 m inmersión libre (segundo lugar y marca suramericana); 75 m peso constante con aletas (marca suramericana); 81 m peso constante con aletas (segundo lugar y marca suramericana)
Cuarto lugar en el Ranking Mundial.
2016: Primer lugar en la competencia Vertical Blue, obtuvo 3 marcas panamericanas y una suramericana: 93 m en peso constante con aletas, tercer lugar y récord panamericano; 82 m en inmersión libre, récord panamericano; 84 m en inmersión libre, primer lugar y récord panamericano; 58 m en peso constante sin aletas, tercer lugar y récord suramericano.
Primer lugar lugar en la competencia Caribbean Cup: 89 m en peso constante con aletas; 82 m en inmersión libre; 60 m en peso constante sin aletas (récord suramericano).
En el Blue Element Freediving alcanzó la inmersión más profunda. Llegó a 83 metros con bialetas.
“No siento miedo ni pienso que me voy a morir tratando de superar una marca. Sería una persona muy poco responsable y un poco tonta si fuera por el mundo haciendo cosas que están fuera de mi alcance”.
“Mi vida siempre la imagino en una piscina o en el mar, no sabría qué otra cosa hacer. Cuando decida no competir, seguramente me dedicaré a dar cursos o a montar una escuela de apnea”.