Sin temores

En sí, la tecnología no es buena ni mala, es una herramienta que hay que saber utilizar.

El mundo cambia a una velocidad vertiginosa. De la industrialización a la sociedad de la tecnología han pasado menos de cien años y si antes un cambio tardaba décadas en sentirse, hoy se ve de forma palpable en meses. La velocidad es tal que da sensación de vértigo y algo de miedo. Las nuevas tecnologías a veces son difíciles de entender y si mucho, aprendemos cómo utilizarlas, sin ahondar en cómo se hace esta magia.

Los más cautos y conservadores hablan de una deshumanización de la sociedad, del dominio de las máquinas sobre el hombre. Los entusiastas hablan de un futuro en el que lo imposible se vuelve posible. La realidad es que la tecnología constituye simplemente una herramienta que, en sí misma, no se considera ni buena ni mala. Es útil, y su bondad o maldad depende de cómo y para qué se utilice.

En SURA acogemos la tecnología y sus avances como herramienta para ser más eficientes, estar más cerca, brindar un mejor servicio y darle el ciento por ciento a nuestros afiliados.

La ética, la bondad y la eficiencia son todas características humanas que le dan el sentido a lo que se hace. La tecnología con sus múltiples posibilidades puede estar al servicio de la humanidad, puede mejorar la calidad de vida de las personas, puede ayudarnos a estar más tranquilos y felices, pero también puede ser utilizada para aislarnos, puede hacernos olvidar nuestra naturaleza sensible y solidaria, puede llevarnos a abandonar la realidad “real” para escondernos en una realidad “virtual”.
La pregunta es: ¿cómo vivimos esta era de la tecnología? ¿Lo hacemos con responsabilidad? ¿La ponemos a nuestro servicio o estamos nosotros a su servicio? Utilizarla al máximo y con consciencia está al alcance de todos.

La tecnología ha llevado a grandes avances para la humanidad. En nuestras manos está sacarle el mayor provecho posible