Ser positivo o negativo es una decisión

La vida tiene puntos altos y bajos, sentirse derrotado o por el contrario, capaz de salir adelante, depende de la actitud que le pongamos.

La vida nos lleva a estados de calma y tensión, asumirlos con valentía y una buena actitud, es cosechar aprendizajes que nos convierten en mejores personas.

La vida es como una receta: sabe a los ingredientes que le pongamos. Muchas veces se nos cuelan retos, dificultades, dolores, amarguras, y aunque no podemos evitarlos, sí podemos agregarle algo más de dulce, de amabilidad, de amor, de paciencia.

Vivir puede ser difícil, venimos a aprender y se aprende mucho más de las dificultades y de los problemas que de los panoramas ya resueltos. Y aunque muchas veces no podamos decidir aquello que vivimos, lo que sí está en nuestras manos es escoger cómo lo vivimos, qué actitud tomamos frente a ello.

Podemos quejarnos, decir que la vida resulta injusta, levantarnos todos los días amargados con esa realidad que nos toca, o podemos decidir, porque esa constituye una decisión propia, levantarnos con la frente en alto, agradecer las grandes y pequeñas cosas positivas que nos rodean y que generalmente damos por sentadas: que tengamos un techo sobre la cabeza, comida, ojos para ver el día soleado, piel para sentir el viento que entra por la ventana, personas a las que amar y por las cuales luchar, inteligencia y recursividad para salir adelante y construir un día amable para nosotros y para quienes amamos.

Ser positivos frente a la vida nos aporta muchos beneficios: nos ayuda a enfrentar la realidad con esperanza, nos da energía, nos hace agradecidos y nos pone alerta ante cualquier regalo de la vida y lo más importante, nos devuelve la sensación de poder, de ser los capitanes de nuestro destino, porque cuando uno se siente víctima, se siente como un pequeño títere en un teatro en el que no pidió participar. Ese decidir cómo se enfrenta la vida, ser empáticos y ayudar a quienes tenemos a nuestro alrededor hace toda la diferencia.

Ser negativo también es una decisión. Decidir sentirnos víctimas, echarle la culpa al mundo de nuestros dolores y afugias, enfocarnos en lo malo que nos ocurre, que nos rodea, en los defectos y errores de los demás, puede ser un estilo de vida que tiene costos muy altos: la amargura, el descontento, teñir de negro no solo nuestro acontecer, sino el de aquellos que comparten su vida con nosotros.

No es cierto que “la vida nos vuelva así”. Decidimos ser así. Muchas personas en las condiciones más precarias son positivas y constructivas, y otras, llenas de bendiciones, no encuentran sentido a sus vidas. La negatividad muchas veces nos derrota, pero el ser positivo siempre nos abre un camino de acción, así sea pequeño y en cosas nimias.

¿Es ingenuo ser positivo? No. Es constructivo. No se trata de negar lo malo, lo injusto, lo difícil que tiene la vida, sino verle a todo una posibilidad de mejora.

¿Qué actitud toma en su vida diaria? ¿Es una persona positiva o negativa?