seguros-sura-por-que-se-posterga-el-matrimonio
Blog

Por qué se posterga el matrimonio

8 marzo 2017 Revista 5 Sentidos

Cada vez se posterga más la edad para casarse o para establecerse con una pareja. Le contamos cuáles son las razones.

matrimonio

Hace veinte años el promedio para establecerse en pareja era entre los 21 y los 28 años, hoy el promedio, sea con matrimonio o sin él, está entre los 28 y los 38 años.

Hasta los años sesenta, una persona, antes de ser un individuo, era parte de un grupo social, una familia, una iglesia. El concepto de grupo primaba sobre el de sujeto y las decisiones se tomaban “por el bien común”. Los matrimonios respondían a intereses de todo tipo y lo menos importante era que los involucrados estuvieran de acuerdo con la unión.

Por otro lado, los niños y los jóvenes se consideraban algo así como un “proyecto de adulto” sin voz ni voto. A partir de la década de 1960 comenzó una revolución social y cultural en la que la individualidad empezó a tener importancia, los jóvenes a ser reconocidos como sujetos pensantes y con libertad de escoger la persona con la que “querían pasar el resto de la vida”. Con el crecimiento de las ciudades, una mayor movilidad y la posibilidad de ampliar los ámbitos sociales y de pertenencia, el grupo primario, la Iglesia y la comunidad de base perdieron importancia.

Características de las relaciones modernas

  • Los jóvenes viven con sus papás más tiempo

Las exigencias de la sociedad han aumentado para los jóvenes. Hoy en día para buscar un buen trabajo y por lo tanto un buen prospecto de futuro, no es suficiente con tener una carrera, también hay que contar con una maestría o preferiblemente un doctorado. Para quienes no tienen la oportunidad de aspirar a una carrera, la cuestión no es muy diferente: deben hacer cursos técnicos o buscar preparación para cualquier labor que quieran realizar. Esto significa más tiempo en el hogar familiar. Muchos jóvenes continúan en la casa materna/paterna hasta los 25/30 años, lo que significa que la convivencia en pareja se pospone.

  • Relaciones sin compromisos a largo plazo

Según las estadísticas, los jóvenes están comenzando su vida sexual alrededor de los 14 años. Las personas tienen más oportunidades de tener relaciones, amistades, una vida de pareja, afectiva, sexual, erótica más abierta, mientras que hace unas décadas la única opción para tener relaciones sexuales estables o contacto con el sexo opuesto era el matrimonio, hoy se considera como una parte más de la evolución y el aprendizaje. Los adolescentes y jóvenes buscan efectivamente estar en pareja, aunque no con compromisos que impliquen metas a largo plazo.

Las nuevas generaciones tienen metas claras, entienden el concepto de proyecto de vida y saben que deben esforzarse para lograrlo. Las relaciones dependen de en qué punto del ciclo vital están ambos y las metas y objetivos de cada uno. ¿Son compatibles? ¿Se pueden acompañar? Mientras sea así, posiblemente estarán juntos. Cuando el “proyecto en común” termine su ciclo, la relación también terminará.

  • El presente: la prioridad de los millenials

El ascetismo es un concepto casi incomprensible en la cultura occidental y mediática. En la cultura de la tecnología en la que han crecido los millennials, la gratificación es inmediata y por eso, incluso en la parte laboral, se sabe que van a durar un tiempo determinado en un lugar, van a lograr ciertas metas y después buscarán otro reto. Los jóvenes actuales no se “conforman” o se “resignan”, tampoco en la parte afectiva. Si algo les funciona, se quedan, si no, buscan otra opción.

La era actual no ofrece estabilidad ni desde el ámbito laboral ni desde el emocional, por eso los jóvenes saben que la movilidad y la flexibilidad son valores de supervivencia y necesarios para alcanzar esas metas que se han planteado y esto se refleja también en sus relaciones de pareja.

La nueva generación tiene claro que los matrimonios no necesariamente son exitosos: a su alrededor abundan las separaciones, divorcios o relaciones de larga duración, pero totalmente disfuncionales. Eso ha llevado no solo a que eviten un compromiso “para toda la vida” que no les ofrece garantía, sino a que decidan escoger sus parejas de una forma muy racional, no por ser la que más les gusta, sino porque consideran que es la persona más conveniente, la que más encajaría en sus planes y metas de vida. Hay más libertad para elegir y más madurez y racionalidad al hacerlo.

Las estadísticas también señalan que aunque han disminuido las relaciones matrimoniales, han aumentado las de convivencia consensual y eso quiere decir que las parejas no quieren establecer una relación desde las exigencias sociales, sino desde el estar juntos y a partir de ahí tomar la decisión de casarse y tener una familia propia.

  • Ser padres ya no es la prioridad

Tener hijos tiene un fundamento biológico fuerte porque significa la conservación de la especie, pero también un condicionamiento social enorme, ya que se ha considerado por centurias como la meta de la mujer y la prueba de la virilidad masculina. Para muchos sigue siendo su sentido de vida.

Pero no para todos los jóvenes. Los millennials ya no cifran su realización personal en la maternidad o la paternidad, sus objetivos son otros y aunque la vida en pareja y tal vez la maternidad o la paternidad están en proyecto, no son prioritarios o más bien, dependen de la realización de esos otros objetivos. De hecho, ser padres de manera tardía es una opción a la que muchos recurren.

Otras parejas jóvenes también se plantean desde el comienzo no tener hijos. Las razones que aducen son muchas: desde las condiciones ecológicas del planeta, la cantidad de humanos que ya estamos habitándolo, la incertidumbre sobre el futuro político y las duras condiciones de vida. Consideran que no tiene sentido traer un ser más al mundo o más aún, que es una irresponsabilidad hacerlo.

La leyenda del hilo rojo

Pareja unida con hilo rojo

Texto rojo

Fuente: Martha Cecilia Echeverri Ramírez. Psicóloga, sexóloga.