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Por qué no se debe combinar medicamentos y alcohol

30 septiembre 2016 Revista 5 Sentidos

El efecto del alcohol es tan potente que puede interactuar con un sinnúmero de medicamentos llevando a situaciones graves o incluso mortales.

Doctor sosteniendo cartel

El alcohol puede durar días en el metabolismo, pues el hígado solo metaboliza determinada cantidad de esta sustancia en un período de tiempo y eso agrava el riesgo de una interacción, una reacción que puede ir desde un simple síntoma como un mareo, hasta una enfermedad como la cirrosis o al agravamiento de una condición previa.

¿Qué interacciones pueden darse con el alcohol?

1.Hepatotoxicidad: el alcohol es demandante y duro con el hígado. Si se toma con medicamentos que también son hepatotóxicos, puede causar daño permanente a este órgano. Algunos de estos medicamentos son: analgésicos como el acetaminofén (paracetamol), antibióticos como los macrólidos, antiinflamatorios no esteroides como el ácido acetilsalicílico, el ibuprofeno o el naproxeno, antimicóticos como el fluconazol o el ketoconazol, algunos antivirales, antituberculosos y algunos medicamentos del grupo de las ampicilinas.

2.Absorción y eliminación: hay interacción porque el alcohol copa la función del hígado, de forma que fármacos de poca o difícil absorción corren el riesgo de no absorberse o no tener efecto alguno. Es el caso de algunos antibióticos y por eso, dada la importancia de la regularidad del medicamento para que el tratamiento sea efectivo, se recomienda no tomar alcohol mientras transcurre el tratamiento.

3.Depresión del sistema nervioso central: el alcohol es un depresor del sistema nervioso central y al mezclarse con otros medicamentos depresores, el efecto se potencia y puede llevar a un paro cardiorrespiratorio, un coma y hasta la muerte. Fármacos psquiátricos (ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos, benzodiacepinas y barbitúricos), antihistamínicos utilizados contra las alergias, los hipnóticos, los analgésicos opioides y los antiepilépticos afectan el sistema nervioso central.

4.Efecto “antabuse”: consiste en una serie de reacciones y síntomas corporales que ocurren cuando el alcohol no se metaboliza completamente y queda circulando en el cuerpo como acetaldehído. Esta sustancia, altamente tóxica, genera una especie de “guayabo monumental” con mareos, vértigo, palpitaciones, baja de tensión arterial, náuseas, vómito, sudoración y malestar general. Se genera por la interacción entre el alcohol y fármacos como: algunos empleados contra infecciones o infestaciones bacterianas y parasitarias (metronidazol, secnidazol, tinidazol), antibióticos como las cefalosporinas, algunos antiglicemiantes y algunos medicamentos utilizados en trasplantes y los derivados del nitrofurano (para infecciones urinarias e intestinales).

El “antabuse” se utilizó como medio para “curar” el alcoholismo, pero las reacciones son tan violentas que pueden poner en riesgo la vida de la persona.

5.Hipotensión ortostática e infarto: el alcohol junto con medicamentos hipotensores puede generar una hipotensión ortostática y llevar a un infarto.

6.Sangrado gástrico: las personas que toman un analgésico para disminuir los síntomas de guayabo deben tener en cuenta que el alcohol es un irritante gástrico y los analgésicos también lo son, por lo que puede generar irritación, daño y sangrado gástrico.

Bebedores esporádicos o crónicos

En el caso de una urgencia médica o cuando se va a tratar a una persona, hay que ser honestos con el médico tratante y contarle si se es bebedor crónico (alcohólico), pues su metabolismo es opuesto al de un bebedor agudo (una borrachera esporádica). En el primero los medicamentos se metabolizan rápidamente y pueden ser efectivos por menor tiempo o simplemente no generar ningún resultado y en el segundo los efectos se potencian de forma que pueden ser muy fuertes. Si un bebedor agudo utiliza, por ejemplo, un tranquilizante puede haber una disminución tal del sistema nervioso central que lleve a un colapso o a una hipotensión que desemboque en infarto, mientras que en un bebedor crónico puede no tener el efecto deseado. El médico tratante debe conocer la condición de la persona para saber actuar y proteger su vida.

Fuente: Jesualdo Fuentes González, M. D. Farmacólogo.