Opioides: los medicamentos más potentes contra el dolor

Los opioides son medicamentos muy potentes contra el dolor, si se utilizan correctamente son una bendición, si no es así, se vuelven un problema. Aquí todo lo que debes saber.

1. Los opioides son compuestos para el dolor, se obtienen del polvo desecado de la leche de la flor de amapola (opio). Se utilizan desde hace más de seis mil millones de años y hacen parte de la historia de la medicina: los sumerios, egipcios, griegos, romanos y árabes los utilizaron para aliviar el dolor y por sus efectos alucinógenos.

2. En 1806, el farmacéutico alemán Friedrich Sertürner aisló el primer principio activo del opio: la morfina, su principal alcaloide.

3. Los opioides producen en el cerebro analgesia, sedación y modifican el estado de ánimo y la respuesta emocional al dolor, mitigando el sufrimiento, reduciendo las respuestas de miedo y ansiedad, generando sensación de bienestar. Por estos cambios emocionales, son tan populares y eficaces.

4. Son los medicamentos más efectivos para manejar el dolor porque inhiben los centros donde se origina, así como el sufrimiento y las respuestas psíquicas, somáticas, automáticas y endocrinas que este genera. Adicionalmente, activa los centros del placer y de recompensa.

5. Siempre deben ser prescritos por un médico, pues al ser medicamentos delicados requieren el acompañamiento de un experto para evitar las consecuencias de un manejo inadecuado. Se debe evitar la automedicación.

6. Son altamente adictivos, pueden generar efectos de tolerancia y aumentar los riesgos de sobredosis. Y cuando se dejan de tomar puede haber sudoración, náuseas, escalofríos, diarrea, temblores, insomnio y necesidad de consumir de nuevo el producto (síndrome de abstinencia).

7. Generan endorfinas artificiales que además de bloquear el dolor dan una sensación de bienestar. Si los utilizas prolongadamente puedes disminuir la producción de endorfinas propias y crear dependencia a las artificiales.

8. Los receptores opioides del cuerpo están principalmente en el sistema nervioso, sobre todo en el encéfalo, la médula espinal y en la periferia, pero también en los sistemas cardiovascular, respiratorio, digestivo, urinario y en las células inmunitarias.