Aunque se crea que el sexting es un juego, hay que tener en cuenta factores como la privacidad y la confianza.
Una vez que se ha enviado el contenido sexual no hay vuelta atrás. Debemos pensar si nos interesa que otros tengan acceso a esa parte de nuestra intimidad.
Las redes sociales han cambiado las formas de relacionarse sexualmente. Sin embargo, las nuevas prácticas, como el sexting, no deben tomarse a la ligera y requieren estar atentos.
El sexting o intercambio de material sexualmente explícito, sean videos, imágenes o textos a través del celular, en los adultos puede ser un mecanismo para ponerle picante a la vida o para mantener viva una relación que la cotidianidad ha mellado. En adolescentes se ha popularizado como una forma de explorar “a salvo” ese mundo nuevo del que están aprendiendo. Sin embargo, no es tan sencillo como la mayoría cree y son varios los elementos que hay que tener en cuenta.
1. No tan privado como se cree 😱
Tener cara a cara una conversación explícita sobre sexo con otra persona, hablar de las propias fantasías no tiene mayores consecuencias, la diferencia con los SMS o el sexting consiste en que estos mensajes quedan grabados y pueden ser interceptados o divulgados. Lo escrito o –en este caso– publicado queda ahí, siempre accesible, siempre presente.
También vale la pena preguntarse si la otra persona es de entera confianza y qué pasaría en caso de que se presente una ruptura dolorosa o conflictiva y el amor se transforme en odio o rencor. ¿Qué va a hacer con esa información?.
2. Bullying 😞 o chantaje 🤐
Abundan los casos de bullying y chantaje contra las personas que sin pensarlo han “compartido” material privado. Esto es especialmente delicado en el caso de niños y adolescentes. Ellos muchas veces lo hacen simplemente para hacer parte de la comunidad, sentirse cool o de avanzada, sin tener en cuenta los riesgos que corren.
3. ¿Relaciones sin consecuencias? 😏
El sexting es un medio por el cual las personas buscan experiencias extramatrimoniales o fuera de la pareja, sin efectos secundarios. La creencia es: “No ha pasado nada y por lo tanto no soy infiel”. La realidad consiste en que el sexo constituye más que el acto sexual y por lo tanto puede que no haya un embarazo o el contagio de una enfermedad sexual, pero sí pueden generarse otros efectos como apego u obsesión por la persona con la que se está chateando y por lo tanto abandono emocional de la pareja real, o si esta lo descubre, generalmente un efecto bastante doloroso y negativo sobre su autoestima y la confianza.
4. A cualquier hora y en cualquier momento 🕢🕑🕞🕘
El sexting suele ser disruptivo porque al ser un acto privado, rápido y silencioso, puede ejercerse en cualquier momento y en cualquier ambiente: en una reunión de trabajo, en una conferencia o mientras almorzamos con la familia. Aunque sea un segundo, la realidad es que interrumpe otras actividades afectando no solo la concentración y efectividad, sino la propia motivación e interés en lo que se está haciendo. Esto suele reflejarse en la eficiencia laboral, en las relaciones interpersonales y en general en toda la interacción con el mundo “real”.
5. Consecuencias 😏😍😳😞😱
El gran órgano sexual del ser humano es la mente y el sexting puede ser increíblemente satisfactorio, al depender en gran parte de la propia imaginación y al eliminar la negociación con la complejidad de ese otro que suele ser lo que dificulta las relaciones. ¿Sexo gratis, sin consecuencias, a cualquier hora, en cualquier momento y con quien se quiera? Suena muy bien. Pero fuera de todos los enredos que puede traer en cuanto a la privacidad, disrupción de la cotidianidad, malos entendidos o pérdida de claridad sobre cuáles son los vínculos reales que se tienen, es posible que logre generar adicción, con todas las dificultades que esto causa.
El sexting puede generar adicción. No se trata de una adicción menor, sino que se considera igual a ser alcohólico, ludópata o drogadicto.
6. Relaciones confusas 😓
El sexting se da en muchas ocasiones en los mismos grupos de interacción: entre colegas de trabajo, entre amigos de la pareja, personas cercanas a la familia y aunque comienza solo como un juego, desdibuja las relaciones de forma que una amiga ya no solo lo es o un cuñado puede tener información sobre nuestras preferencias sexuales. Donde no existe claridad en los términos de juego, siempre hay riesgo de malentendidos y si los roles no son claros, la posibilidad de conflicto resulta enorme.
7. En quién confiar 😶😶😶😶😶
El sexting parecería ser un acto innocuo, seguro y sin consecuencias, porque “uno mismo decide cuándo entra y cuándo sale”. Pero realmente no es tan innocuo ni tan automático porque se están poniendo las propias experiencias, la intimidad, la privacidad y la sexualidad en manos de otra persona, tal vez un desconocido. La sexualidad tiene un elemento de privacidad e intimidad más allá del desnudarse físicamente frente al otro y es desnudarse desde las propias creencias, valores, gustos, apreciaciones, formas de sentir y de buscar. Con el sexting entregamos material escrito, visual, o simplemente experiencias que el otro puede contar, repetir o divulgar sin el propio consentimiento.
8. ¿Todo es malo? 👍😘👎😱👉😕
Esta práctica tiene su lado negativo y su lado positivo. Uno de los escenarios en los que puede ser de gran ayuda es para personas que no tienen pareja, no han tenido una vida sexual satisfactoria, porque puede ser un medio apropiado que les permite expresarse y explorar situaciones que no han podido vivir en la vida real, inclusive con personas a millas de distancia, con las que posiblemente se entiende mejor que con quienes lo rodean.
Lo importante consiste en tener cuidado con los riesgos mencionados: interrupción de la cotidianidad y la realidad; control de tiempos y momentos para prevenir una adicción e intentar escoger con cuidado con quién interactuar para evitar la exposición o el chantaje.
¿El sexting tiene más ventajas que desventajas? ¿Qué piensa de esta práctica?