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Lo bueno y lo malo de las cremas dentales

3 agosto 2018 Revista 5 Sentidos

A la hora de escoger una u otra crema es importante saber si realmente es buena, si es cierto lo que promete y cómo usarla.

cepillo de dientes con crema dental

A la hora de escoger una u otra crema es importante saber si realmente es buena, si es cierto lo que promete y cómo usarla. Entérese de más datos a continuación.

Lo fundamental en la limpieza de los dientes es la técnica en el cepillado​ porque desorganiza la placa bacteriana que se va formando sobre dientes y encías, evita los ácidos que facilitan el daño al esmalte y que causan la aparición de caries, manchas en los dientes​ y mal olor. Por su lado, la seda dental sirve para remover todos los restos de comida que quedan entre los dientes y que no son accesibles para el cepillo.

¿Para qué la crema?

Lo más importante en ella no es ese sabor que nos hace sentir frescos por un buen tiempo, de hecho, este sabor puede ser un arma de doble filo: utilizar mucha crema pero cepillarse mal no significa limpieza.

Lo que sí es fundamental en la crema dental es el flúor, un mineral tan importante en la salud dental general que muchos países lo agregan al agua potable para hacer una prevención masiva​ contra la caries en su población.

El flúor mínimo recomendado en las cremas para adultos es entre 980 y 1.200 partículas por millón, aunque lo más usual es que tengan alrededor de 1.500 partículas por millón. Sin embargo, muchas veces la cantidad de flúor no se expresa en la etiqueta, una forma de saberlo es recordar que, por regulación internacional, en las etiquetas los ingredientes aparecen en línea descendente, primero los que se encuentran en mayor cantidad y luego los que tienen menor cantidad. El flúor debe estar entre los primeros.

Otros beneficios de la crema dental

  • Micropartículas (de sílice, arena): ayudan a desorganizar las colonias bacterianas y a limpiar la película adquirida, además, con el cepillado se barren los pigmentos y materiales que pueden causar manchas dentales. La película es una capa muy adhesiva formada por agua y proteínas que recubre permanentemente los dientes y solo se remueve con una profilaxis profesional, aunque inmediatamente se forma de nuevo.
  • Triclosán: agente antimicrobiano que disminuye el crecimiento de las colonias bacterianas que pueden generar caries, en especial la bacteria Streptococcus mutans cuyo producto de deshecho son moléculas que se traducen rápidamente en pigmentos que manchan los dientes. Este triclosán protege por doce horas contra estas bacterias.
  • Arginina: aminoácido esencial que ayuda a la reparación del esmalte en forma rápida al mejorar la disposición del flúor.
  • Xilitol: es un azúcar alcohol o polialcohol que se utiliza como edulcorante, pero que además ha demostrado en algunos estudios mejorar la salivación y por lo tanto la fijación del calcio y el fosfato en los dientes, disminuir la adherencia a la película adquirida y mejorar el recambio mineral.

Para tener en cuenta

  • Las cremas dentales no son blanqueadoras, sino que tienen partículas que se incrustan y sellan las porosidades del esmalte, de forma que el diente refleja más luz y se ve más luminoso, más “blanco”. Se trata de un efecto óptico, no de cambios fisiológicos en los dientes. El único compuesto conocido que realmente genera un blanqueamiento dental y que solo debe utilizarse a nivel profesional es el peróxido de hidrógeno. Su uso repetido puede llevar al envejecimiento celular prematuro y al deterioro del diente volviéndolo menos resistente y con menos capacidad adaptativa a lesiones, presiones o caries.
  • Hay dos tipos de sensibilidad dental y dependiendo del diagnóstico se debe utilizar un tipo de crema u otro. Por eso, aunque sean de venta libre, lo ideal es que sean recomendadas por el odontólogo.
  • El esmalte dental es uno de los tejidos más duros del cuerpo humano y se encuentra entre el nivel 5 y 6 de la escala de dureza. El bicarbonato tiene una dureza similar y mal utilizado puede desgastar el esmalte. Otro factor para tener en cuenta es que, aunque el diente natural se considera bastante duro y resiste la mayor parte de las cremas comerciales, los dientes con restauraciones o las prótesis dentales son de materiales que sí pueden verse afectados y deteriorados por la abrasión o los componentes de cremas demasiado abrasivas. La recomendación es solo utilizar cremas “especiales”, o demasiado abrasivas bajo supervisión de un odontólogo y por el tiempo que él lo recomiende.
  • Las cremas dentales están enfocadas en el cuidado de los tejidos dentales, pero se olvidan de los tejidos blandos de la boca. Frente a cualquier irritación, descamación o reacción adversa, es mejor consultar con el odontólogo.

Cremas para los niños

Lo más importante es un buen barrido mecánico, un cepillado que mantenga a raya la placa bacteriana y el uso de la seda dental. Lo ideal son tres cepillados al día, controlar el consumo de carbohidratos y visitar periódicamente al odontólogo para la revisión, la aplicación del flúor y la detección de caries en estadios tempranos. El flúor es fundamental si el niño duerme con el tetero en la boca o cuando entran a guardería y ya no hay forma de certificar su higiene oral y su ingesta de comida. Ayuda a remineralizar los dientes y evitar la caries. Las lesiones de mancha blanca o el sangrado de encías son síntomas de que se necesita un mayor cuidado en el lavado y posiblemente un refuerzo de flúor.

La Academia Americana de Odontopediatría sugiere que el cepillado inicie desde que sale el primer diente, con una crema que tenga entre 980 a 1.100 ppm. Sin embargo, continúa el riesgo de que haya una sobredosis de flúor que afecta la estructura de los dientes definitivos, ocasionando que se formen dientes hipomineralizados, muy porosos, débiles, poco resistentes frente a la caries, con un aspecto un poco más oscuro y con manchas blancas como si fueran nubes.

Una buena recomendación es lavarse con cepillo seco. De esta forma, no se hace tanta espuma y se requiere más barrido. Por lo tanto, los dientes queden más limpios.

Fuente: Sebastián Muñoz Zapata. Periodoncista.
María del Pilar Eguilior Pérez. Odontopediatra.