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La importancia del silencio

25 agosto 2016 Revista 5 Sentidos

Los exámenes prenatales son de gran importancia para detectar a tiempo problemas que se presentan en el embarazo.

Dibujo de mujer sentada

El silencio es algo más que la ausencia de ruido. Es entrar en un estado donde se puede conocer mejor la mente para aprender a actuar de manera asertiva.

Por Claudia Arias V.

El silencio, necesario y misterioso, apenas lo percibimos en medio del bullicio y de la hiperconexión a la que estamos sometidos. No hablamos todo el tiempo, pero nos bombardean las palabras escritas desde teclados que no callan. Pero peor que eso es que nuestra cabeza rara vez logra silenciarse.

Hay tareas que no podemos cumplir sino cuando atesoramos minutos de silencio que nos permitan lograr cierta introspección; respuestas que solo surgen al aquietarnos y acaso para retomar el aliento de días llenos de información y actividades, necesitamos también callar y dejar que sea el silencio el que alimente el alma.

Una escapada al campo, una jornada de ejercicio sin música ni interlocutores, una incursión en el jardín, un masaje, una clase de yoga, sentarse frente a un lienzo en blanco, alguna actividad que le permita a la mente centrarse, salirse de sí.

Si silenciar nuestro entorno resulta un reto, acallar la mente es bastante más complicado. Xavier Melloni, antropólogo y teólogo español, tiene una manera muy clara de explicarlo: “El silencio, más que ausencia de ruido externo, es ausencia de ruido interno, es decir, ausencia de ego. El ego es esa estructura psíquica y mental que hace que todo gire en torno a nosotros mismos, secuestrando la realidad en nuestra estrecha necesidad. Cuando logramos silenciarnos, se abre espacio en nosotros, lo cual permite percibir de otro modo la realidad”.

Piense en alguna situación que le haya requerido tal nivel de concentración y presencia que mientras estuvo inmerso en ella no hubo tiempo para pensar, se trata de algo que en estos casos no se busca, solo llega. Es a ese silencio al cual deberíamos aspirar, aquel que nos desconecte del automático que domina nuestras vidas y nos nutra de un presente que pocas veces experimentamos.

Callar se considera un ingrediente de la receta, pero no es el fin último, la búsqueda va más allá e involucra una manera de ser y de responder ante los estímulos, es aprender a aquietarnos, incluso en situaciones convulsas. Silenciar la mente como respuesta a un mundo que nos reta cada día y aprender de ello para responder de manera asertiva.

Es en silencio cuando logramos identificar las dinámicas de la mente y cómo reacciona; cuando la percibimos divagando sin pausa entre pensamientos, problemas, pendientes, miedos; cuando vemos cómo se irrita y termina por controlarnos. Ser capaz de reconocer esta condición, de observarnos, es el primer paso, solo después habrá tiempo de ir tras una mente más calma y presente.