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La importancia de cuidar la columna

18 enero 2021 Revista 5 Sentidos

Nos mantiene erguidos y en la edad adulta es gran fuente de molestias. Aprenda a cuidarla y siga siempre con la frente en alto

Columna

Las vértebras del ser humano son las de un cuadrúpedo, pero como caminamos en dos patas y utilizamos las otras dos como herramientas, la columna desarrolló tres curvaturas para mantener esa posición vertical y adaptarse a nuestra necesidad.

Esta condición de bípedo ha tenido un costo: la columna es delicada, inestable y todo lo que la rodea (músculos, las articulaciones, los ligamentos) debe hacer un esfuerzo permanente. Hay más, los estudios muestran que casi el ciento por ciento de la población va a tener lumbalgia o dolor cervical en algún momento de su vida.


Un desgaste natural

Comienza entre los 18 y los 20 años. Los discos empiezan a deshidratarse, disminuirse y con esto, aparecen cambios de artrosis, mala posición, descompensación en las articulaciones de ese espacio discal y estrechamiento de la salida de los nervios. Al igual que envejecen la piel, el corazón y los tejidos con el paso de los años, envejecerá todo el sistema musculoesquelético.

Hay otros factores que también influyen en el deterioro de la columna:

  • La herencia genética.
  • La actividad laboral.
  • Sedentarismo.
  • Deportes y actividades que nos hacen más propensos a daños en la columna.

Los músculos, las articulaciones, los ligamentos, los huesos, las vértebras, los discos o las raíces nerviosas pueden generar dolor lumbar y usualmente es por cuestiones de postura, malos hábitos al dormir, levantar objetos, sentarnos o trabajar.

La mayor parte de las enfermedades y fisiopatologías de las cervicales vienen de problemas degenerativos, aunque muchas veces se dan por mala postura al dormir, dificultad para conciliar el sueño, cansancio, fatiga o estrés.


¿Cuándo acudir al médico?

  • Si hay dolor por más de tres meses.
  • Si hay dolor que se irradia a una pierna o a un brazo.
  • Si hay daño sensitivo, como entumecimiento, calambres, adormecimiento.
  • Si hay daño motor, como parálisis, dificultad de movimiento, dificultad para agarrar o pérdida de fuerza.
  • Si hay problema para controlar la micción.

¿Qué hacer para tratar las patologías de la columna?

Los tratamientos más comunes son:

  • Fisioterapia.
  • Analgésicos.
  • Infiltraciones de puntos gatillo.

Cambios en el estilo de vida: dejar el sedentarismo, hacer deporte, reducir la obesidad y cuidarse de ciertas posiciones.


¿Cuándo pensar en cirugía?

  • Si los tratamientos convencionales fallan.
  • Si se encuentra algo anormal como un tumor, hernia discal muy grande, canal estrecho o columna que se ha degenerado exageradamente y ha producido deformidades que estrechan las raíces nerviosas.
  • Si hay un compromiso neurológico de las raíces nerviosas.
  • Si el deterioro es tal que hay riesgo de daño neurológico.

Si la enfermedad se vuelve crónica y deteriora la calidad de vida de la persona.


¿Qué hacer para prevenir daños?

Más que una intervención externa se requiere compromiso personal:

  • Dejar de fumar.
  • Bajar de peso para restarle carga y esfuerzo a la columna.
  • Hacer ejercicio para mantener en forma (fuerza y elasticidad) los músculos, ligamentos y articulaciones que ayudan y le dan soporte a la columna (abdominales, dorsales, cervicales, etc.).
  • Realizar ejercicios posturales.
  • Convertir las pausas activas en una rutina infaltable.
  • Evitar levantar objetos pesados y si se va a hacer, hacerlo correctamente.
  • Caminar, danzar, hacer manualidades y otras actividades ayudan a mantener activo el cuerpo.

Si se es deportista, hay que tomar medidas preventivas para disminuir el impacto en columna, especialmente en aquellas disciplinas que la afectan (pesas, ciclismo, salto, cross) y acudir al deportólogo para que no haya carga o exceso que pueda ser nocivo para su organismo.


Cirugía de columna

Una cirugía es un “remiendo”, a veces simple o a veces muy complejo, pero la columna nunca quedará “como nueva”. Una columna desgastada de sesenta años seguirá con su mismo desgaste y puede que el dolor mejore, pero rara vez desaparece completamente. No es cierto que la intervención detenga el daño vertebral, el deterioro seguirá ocurriendo en forma natural con el paso de los años.

Toda cirugía de columna tiene sus riesgos y en casos extremos pueden ocurrir lesiones neurológicas graves, por eso debe dejarse como última opción. De hecho, hoy se cuestiona el cambio de discos, ya que los estudios muestran que no ofrece mejoría adicional a lo que sería dejar el espacio de disco vacío sin reemplazo por uno artificial.

La cirugía debe tomarse con seriedad y juicio. Aunque el éxito del procedimiento está en manos del cirujano, el que sea efectivo está en manos del paciente, por eso debe:

1. Mejorar la musculatura y elementos de estabilización de la columna vertebral (músculos y ligamentos), tanto anterior como posterior, incluyendo hombros, tronco y cintura pélvica. El médico fisiatra lo prescribe y un terapeuta lo implementa.

2. Nunca poner a prueba la columna. Así se mejore la musculatura, así haya sido una operación exitosa, no se le debe sobreexigir. Evite ejercicios extremos como el CrossFit y levantar cargas pesadas, incluso el peso corporal propio. Es aconsejable no engordar y si ya hay sobrepeso, buscar el peso ideal.

3. Mantener un estado físico general de tipo aeróbico bueno. Debe realizarse ejercicio aeróbico suave (montar en bicicleta, caminar, ir al gimnasio) porque eso ayuda a disminuir el deterioro de los discos de la columna.

Después de una cirugía se recomienda recibir por lo menos veinte minutos de sol al día para fortalecer el sistema musculoesquelético, conservar el peso ideal según las condiciones personales y mantenerse en movimiento. El reposo total desacondiciona los músculos y ligamentos y le deja un gran trabajo de soporte a la columna.


Dejar de fumar es clave

Está demostrado que el cigarrillo cierra los pequeños vasos sanguíneos del organismo (piel, corazón, arterias, cerebro) y lo mismo ocurre con la columna. En este caso la situación es más grave porque estas pequeñas arterias son la única fuente de alimentación de los discos (ya que no hay arterias colaterales) y al cerrarse, la sangre deja de fluir hacia ellos, se quedan sin oxígeno, alimentación, se deshidratan, dejan de ser elásticos, comienzan a tener pérdida celular y por lo tanto colapsan estrechando las salidas nerviosas. Al dejar de ser soporte, se sobrecargan otras estructuras y empieza a aparecer dolor, no solo por el daño del disco, sino por el daño de articulaciones y ligamentos.

El 90 % de las patologías tienen características benignas y son temporalmente limitadas en dolor, ceden con terapias no invasivas y farmacéuticas. Solo entre 10 % y 15 % persisten por más de tres meses y ameritan que un médico las vea, de ese porcentaje, menos de 10 % requerirá cirugía.

¿Cómo cuida usted su columna? Compártanos sus tips.