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La androginia rompe etiquetas

18 enero 2021 Revista 5 Sentidos

La androginia mantiene una ambigüedad de géneros y rompe con los paradigmas culturales.

Dos mujeres una de pie y otra sentada

Aunque la androginia hace parte de la mitología y la literatura desde hace milenios, la concepción estética varía acorde con los valores de la sociedad.

Hablar de la androginia, o género neutro, no es una novedad, sin embargo, esta forma de derribar las imposiciones de género y habitar el mundo, está cada vez más presente en las nuevas generaciones. Conozca más sobre ella.

¿Es un muchacho? ¿O una chica? Esta pregunta no falta cuando se encuentra uno de estos personajes indefinibles en su estética y no falta porque las viejas generaciones necesitamos clasificarlos en lo uno o lo otro, pero para ellos no tiene sentido: hombre o mujer, es lo de menos. Un ser humano, con cerebro, ilusiones, planes y tal vez una sexualidad totalmente convencional, pero que se niega a seguir los estándares que le impone la sociedad.

La androginia es la decisión de mantener una ambigüedad de género tomando lo que se quiera de cada uno de ellos para aplicarlo en el momento indicado. A veces se expresa en la estética y otras veces en las actitudes y maneras de enfrentar las diferentes situaciones de la vida. Puede ser tan andrógina una mujer que se niega a tener el pelo largo, a utilizar tacones y a maquillarse, como aquella que frente a un peligro reacciona con la cabeza fría y actúa en forma protectora. Puede ser tan andrógino un hombre que no desarrolla su musculatura, tiene un corte de pelo largo y utiliza prendas delicadas, como aquel que decide quedarse en casa, criar a sus hijos y aunque no se pierde un partido de fútbol, tampoco se pierde la telenovela de las cinco.

La androginia es una decisión personal y no se considera sinónimo de hermafroditismo, bisexualidad, homosexualidad o transexualidad. Puede estar o no correlacionado con ellos, pero definitivamente no son lo mismo.

La cuestión es muy simple, son sujetos que hacen caso omiso de lo que culturalmente se ha construido para hombres y mujeres y se enfocan en qué actitud resulta más efectiva en una situación específica, sin detenerse a pensar si es suficientemente femenino o masculino.


Bueno o malo

Los debates al respecto abundan. El pensamiento conservador afirma que romper los roles de género llevará a un desorden y una confusión que puede destruir las bases de la sociedad. En el otro extremo se encuentran teorías como la trascendencia de roles de género que sostiene que las competencias de un individuo deberían ser conceptualizadas sobre una base personalizada, independiente de las categorizaciones de masculino o femenino, o el agenderismo, que declara que la división de las personas en hombres y mujeres es errónea y artificial.

Biológicamente existen diferencias, sin embargo, no constituyen una excusa válida para la cantidad de límites que se han construido alrededor de cada género. Estas barreras culturales han generado la aparición de individuos que se nieguen a seguir las imposiciones sociales.

La neuróloga y premio nobel de fisiología y medicina de 1986 Rita Levi-Montalcini demostró que hombres y mujeres son intelectualmente iguales (con neurotransmisores y genética sin diferencias), pero que los neurotransmisores de las emociones y las hormonas sí son distintos y tienen gran influencia en la expresión de los primeros. Eso quiere decir que aunque ambos géneros tienen la misma capacidad, la expresarán en forma diferente. La conformación orgánica, el tamaño de cadera, los senos, la cantidad de vello, el tono de la voz, todas estas características que están relacionadas con la identidad de género se deben a la herencia genética y a la etnia.

Si bien la genética está determinada, la epigenética permite modificar ciertas características. Por ejemplo, la genética dice que un chico va a ser pequeño, pero sus padres no están de acuerdo y pueden trabajar este tópico con alimentación, ejercicio y medicamentos para que esto cambie. Lo mismo ocurre con alguien que no esté conforme con su cuerpo o tenga alguna enfermedad de base: las características se pueden modificar hormonalmente, para que la persona encuentre su equilibrio.


La estética y la moda

Si hasta finales del siglo XIX una mujer bella era una mujer robusta, de caderas anchas y pechos grandes (es decir, muy apta para tener hijos y alimentar a los bebés), al dejar de ser la procreación un objetivo fundamental, la estética también cambió.

La apariencia femenina comenzó a modificarse en los años veinte gracias a diseñadores como Coco Chanel y Paul Poiret que ayudaron a “liberar” a la mujer de una moda que coartaba sus movimientos (faldas largas y pesadas) o limitaban su capacidad cardiovascular (corsés que restringían la capacidad respiratoria). Impusieron los pantalones para dama, los vestidos simples, sin miriñaques, enaguas, corsé sin tanta estructura y le dieron a la mujer la posibilidad de salirse de ese rol dependiente y muy constreñido del siglo XIX.

Si el sexo antes se relacionaba básicamente con la reproducción, era normal que la belleza femenina se midiera en términos de capacidad reproductiva y de tener hijos sanos. Ahora que el tener hijos es una decisión personal, el paradigma de belleza asociado a la maternidad desapareció y los nuevos cánones varían según la moda del momento (las mujeres hipermusculosas de gimnasio en los ochenta) y la aparición del power dressing, es decir, la moda para esa nueva ejecutiva que comenzaba a tener poder y que necesitaba que los hombres le pusieran más atención a su cerebro que a sus curvas. De allí el salto fue hacia la belleza anoréxica, frágil y delicada de los noventa; el empoderamiento de la belleza latina en la primera década del 2000 hasta nuestros días, en que los revival retoman una u otra estética.

Pero no solo las mujeres han sido víctimas de la moda. Los hombres tuvieron que llevar por casi siglo y medio una estética conservadora, restringida y poco creativa, que tal vez intentaba reforzar la idea de autoridad y respetabilidad, pero que no permitía el más mínimo asomo de individualidad. La reacción frente a esa estética se dio en los sesenta y setenta de la mano de artistas como Elvis Presley, Mick Jagger, David Bowie, Jimi Hendrix y luego John Travolta quienes acogieron su lado “femenino”, sensible y se veían como hombres “más decorados”. De allí se saltó al fisicoculturista en los ochenta, de nuevo el hombre conservador en la década de 1990 y luego vino el metrosexual en toda la década del 2000 (hombres sin vellos, muy cuidados, centrados en el detalle), para regresar de nuevo al macho de barba y pelo a mediados de 2015.

Hasta nuestros días, siguen apareciendo personajes y corrientes que se desmarcan de estereotipos y defienden la androginia: Lady Gaga, grupos de glam rock, rock gótico, synthpop o Cinema Bizarre alemán, los personajes de manga o de series o pop japonés y chino, desafían los límites y protocolos de la sociedad en la que han vivido para celebrar y defender su individualidad. En la moda, el diseñador de la androginia ha sido desde los ochenta Yohji Yamamoto, quien a través de sus diseños, que incluyen siluetas desestructuradas tanto para hombre como para mujer, cuestiona la estética de géneros.

Dos mujeres sentadas

La moda refleja la ambigüedad de género a partir de siluetas neutras que denotan individualidad y libertad.

Infografía sobre androginia

No son lo mismo

Muchas veces se usan indistintamente, pero son conceptos totalmente diferentes.

Androginia: ambigüedad de género (independiente de las preferencias sexuales del individuo). Se utiliza tanto para los casos en que es decidido como en aquellos en que por una patología una persona con sexo gonadal y cromosómico definido presenta los caracteres sexuales secundarios del otro sexo. En este caso también se le llama pseudohermafroditismo.

Hermafroditismo: existencia en un mismo individuo de gónadas femeninas y masculinas, independientes (ovarios y testículos) o fusionados en la misma estructura (ovotestes).

Homosexualidad: orientación sexual consciente o latente con atracción hacia personas del mismo sexo.

Bisexualidad: conducta heterosexual y homosexual en un mismo individuo.

Transexualidad: alteración de la identidad sexual con convicción de pertenecer al sexo opuesto. Una mujer “atrapada” en el cuerpo de un hombre o un hombre “atrapado” en el cuerpo de una mujer.

¿Qué piensa respecto a la androginia? Cuéntenos si piensa que que la sociedad moderna la acepta.