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Julia Miranda Londoño. La naturaleza, un sendero de vida y responsabilidad

30 septiembre 2016 Revista 5 Sentidos

Ama la pintura y la fotografía, sueña con tener nietos y con conocer algunas zonas del país que aún no visita.

Mujer mirando hacia la cámara

Ama la pintura y la fotografía, sueña con tener nietos y con conocer algunas zonas del país que aún no visita. Conozca más de la vida de la directora de Parques Nacionales de Colombia y la presidenta adjunta de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Esta abogada citadina que por estos días disfruta la lectura en inglés de una biografía de Alexander von Humboldt, de la alemana Andrea Wulf, regalo de su hijo mayor, se siente afortunada de combinar ancestros bogotano, por su familia paterna, y manizaleño por el lado materno. Asume el ejercicio público con entrega: cada parque es importante; son como hijos, no se puede escoger uno.

¿Los momentos más satisfactorios de doce años al frente de los PNN? Las diez declaratorias de nuevos parques, por el esfuerzo que implicaron y gracias al trabajo en equipo de 603 funcionarios de planta y otros tantos contratistas. “La meta es sumar 2,5 millones de hectáreas a los 14.268.224 de los 59 parques existentes. Trabajamos en seis nuevas áreas protegidas nacionales y apoyamos a las corporaciones regionales”, puntualiza.

Con el sello del derecho

Terminar el bachillerato en el Colegio del Sagrado Corazón e ingresar a la Pontificia Universidad Javeriana a estudiar derecho parecía algo natural para la mayor de los cinco hermanos –tres mujeres y dos hombres– de una familia integrada mayoritariamente por abogados y médicos. “Ni siquiera contemplé otra posibilidad”.

No cabe duda de que la jurisprudencia ha marcado su vida. Cursaba tercer año de facultad y el profesor Juan Carlos Esguerra quedó prendado de la alumna, pero solo dos años después, cuando ya no le dictaba clases, le declaró su amor y le hizo una primera y espiritual invitación: a misa. Tal vez fue a la iglesia de la Porciúncula, arriesga, mientras recuerda nítidamente que el primero de muchos conciertos compartidos fue uno del cantautor Georges Moustaki, en el Teatro Colón de Bogotá. “A Juan Carlos lo conocí y admiré por su inteligencia y buen sentido del humor”, comenta.

El noviazgo con quien después sería ministro de Justicia y de Defensa duró seis meses, en los que ir al cine, a restaurantes con amigos y escuchar música eran los programas predilectos. La boda fue en diciembre de 1982 y el viaje de luna de miel a Walt Disney World y a Jamaica.

Año y medio después nació su hijo mayor, Juan Carlos, hoy economista. Luego vinieron Cristina, filósofa, y Nicolás, abogado. “A los niños los disfruté mucho, me dediqué a ellos durante diez años: en la arenera, en el parque, en el barro, en la clase de gimnasia, en todo. Cuando el chiquitico entró al jardín, trabajé medio tiempo dictando Introducción al Derecho en la Javeriana. También ejercí en una oficina de abogados dedicada a procesos civiles y luego en la Procuraduría Primera ante el Consejo de Estado con el hoy rector de la Universidad Externado de Colombia, Juan Carlos Henao, gran maestro y una inspiración”.

El medioambiente, un destino

Mujer, niñas y bebé

Entonces, como intuyendo el porvenir, tan pronto se abrió la especialización de Derecho Ambiental en el Externado, se inscribió y empezó a transitar un camino sin retorno.

Con nuevo título y poca experiencia tocó varias puertas, sin suerte, hasta que Andrés Camargo, gerente del Instituto de Desarrollo Urbano de Bogotá, durante la primera alcaldía de Enrique Peñalosa, la nombró jefe de la oficina ambiental. De allí pasó al Departamento Administrativo de Medio Ambiente, DAMA, durante la administración de Antanas Mockus, época que describe como “afortunada por la coherencia, honestidad e incidencia en el cumplimiento voluntario de las normas antes que por la fuerza de la ley”.

Devino en directora general de Parques Nacionales Naturales de Colombia por la buena impresión que causó en el entonces presidente Álvaro Uribe (2002/2010) el balance de gestión del DAMA que presentó en un consejo comunitario. Tiene presente la fecha del ofrecimiento del cargo: 5 de enero de 2004, día de su cumpleaños. Una llamada de la Casa de Nariño interrumpió el almuerzo familiar de celebración y desde entonces está al frente del complejo sistema de áreas naturales protegidas en las cinco regiones biogeográficas del país: Amazonía, Orinoquía, Andina, Caribe, Pacífico e Insular que comprende el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en el Caribe, y Malpelo, en el Pacífico.

–¿Algunos lugares descubiertos por el ejercicio público?

–Los páramos son emocionantes. Los bosques altoandinos, hermosos. Ni qué hablar del Pacífico con sus bosques, playas y cascadas. Y el Parque La Macarena con su caño Cristales. ¡Colombia es hermosa por donde se la vea!

Acompaña sus afirmaciones desplegando páginas de libros y guías con imágenes de belleza impactante. En 26 de los 59 PNN habitan comunidades indígenas; 29 están caracterizados como de vocación turística y hay ecoturismo en 22 de ellos. “Uno de los criterios para desarrollar ecoturismo es garantizar la seguridad a los visitantes y controlar los impactos en cuanto a senderos y capacidad de carga. El reto es hacerlo bien. Ha de asumirse como estrategia de conservación, no debe degradar el medio natural y sí contribuir a sostener las áreas protegidas y las comunidades locales”, precisa.

–¿Algún lugar de Colombia que quisiera conocer?

He estado en muchos lugares, profundos como los resguardos indígenas en el corazón de la Amazonía, pero no conozco el desierto de la Tatacoa, en el Huila, y quiero ir.

Julia Miranda está satisfecha con su cargo, pero siente nostalgia de cuando era estudiante y pintaba al óleo y al pastel, gusto que compartía con su hermana Marta, artista plástica que murió tempranamente. Le fascina la fotografía y espera dedicarse a ella con intensidad, así como planear viajes en familia como el que hizo a Turquía, entusiasmada por el libro De parte de la princesa muerta, de Kenize Mourad. Con cierto dejo de envidia, de la buena, dice que su esposo lee mucho más que ella y comparte temas de filosofía con su hija Cristina. Y remata su inventario de deseos por cumplir con picardía: “Quisiera tener nietecitos y volver a criar bebés, pero por ahora eso no está en el panorama”.

Cuatro personas con traje de agua posando

“Desde niña tengo especial sensibilidad por la naturaleza: el agua, la flora, la fauna, los paisajes, me llenan espiritualmente. Quisiera haber sido caminante para recorrer montañas, valles, páramos y lagunas, pero no fue así”.

“El servicio público es exigente en tiempo y dedicación. Afortunadamente Juan Carlos ha estado ahí para el cuidado de los hijos. Y mamá y papá siempre me ayudaron para no descuidar la familia”.