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Johana Bahamón trabaja por los presos del país

17 julio 2017 Revista 5 Sentidos

La Fundación Teatro Interno de la actriz y modelo Johana Bahamón trabaja por los presos del país.

Mujer mirando de frente

Tras ser jurado de un reinado en la cárcel Johana Bahamón empezó a trabajar por los reclusos del país.

En ella confluyen el mundo de la actuación, el de los negocios y el del activismo social, y su Fundación Teatro Interno es una buena conjugación de los tres..

Por: María Isabel García.

Se llama Johana Bahamón, nació en Cali hace 34 años, es bachiller del Marymount de Bogotá y administradora de empresas del Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA). Durante 15 años la actuación fue su actividad central, pero hace cinco encontró su verdadera vocación: trabajar por la capacitación y resocialización de la población carcelaria y pospenada de Colombia.

La vida hogareña la gratifica, su lugar preferido es su casa y viajar en familia es la actividad que más disfruta. A sus niños, Simón Cabas, de ocho años, y Mía Salazar, de año y medio, los involucra en los planes de la fundación cuando las actividades son adecuadas. “Ellos pasan la Navidad en la cárcel”, dice, derrumbando el muro mental que divide la vida de afuera y la de adentro.

Conectar esos dos universos y reconciliarlos se le ha vuelto una obsesión.

¿Cómo compagina el mundo familiar con el trabajo carcelario?

Mujer rubia

Hasta el momento Johana Bahamón ha trabajado con 30.000 personas privadas de su libertad.

Hay que sacarle tiempo a todo. Tengo el apoyo de mi esposo, de mis papás y hasta mi exmarido (Andrés Cabas) hace conciertos para la cárcel. Es como cualquier trabajo que la familia apoya. Mi vida es antes y después de la cárcel. El proceso de transformación no es solamente para quienes cumplen una pena, sino también para nosotros .

Esa es su vocación…

Es mi pasión. Es mi camino.

Johana hace un balance retrospectivo de los cinco años de trabajo con población carcelaria y dice que los momentos más significativos son aquellos en los que civiles y presos se encuentran, “sobre todo los que parecían imposibles”. Y recuerda su primer gran reto: con tesón y argumentos logró que autorizaran a las integrantes del grupo de teatro carcelario que constituyó en 2012, con su profesora de teatro Victoria Hernández, traspasar los muros de El Buen Pastor, en Bogotá, para subir al escenario del Gimnasio Moderno y arrancar aplausos con La casa de Bernarda Alba, de García Lorca, obra que habla del encierro de un grupo de mujeres constreñidas por el luto y la moral religiosa. “Ese momento es inolvidable y a quienes nos apoyaron los llevamos en nuestro corazón”, dice, evocando los inicios de Teatro Interno.

Aunque creció en un ambiente socialmente sensible, pues su mamá, la economista María Mercedes Gómez, fundadora del Banco de la Mujer y ahora presidenta de Bancamía, siempre ha impulsado a los microempresarios, a Johana el destino de activista solidaria se le reveló por un hecho fortuito: la invitaron a ser jurado de un reinado en la cárcel por su interpretación de Milagros Fontanarrosa, niña rica, caprichosa y reina de belleza en la serie de televisión Tres milagros.

“Entré por primera vez a una cárcel y fue imposible ser indiferente ante la realidad de los seres humanos que viven ahí dentro. Desde ese día, la cárcel se convirtió en mi proyecto de vida”.

Segundas oportunidades

Mujer pelo corto rubio

La fundación de Johana también realiza proyectos con personas que están de nuevo en libertad.

Le gusta leer y Jorge Franco, el autor de Rosario Tijeras, Paraíso Travel, Melodrama, El mundo de afuera y otras más, es su escritor favorito. “Es un honor que él hiciera parte de nuestro camino de reconciliación y resocialización participando en la obra de teatro Segundas oportunidades”, dice entusiasmada.

Se refiere a la puesta en escena de seis historias de vida de quienes “en un mal momento cometieron un error, cumplieron su condena y hoy están viviendo su segunda oportunidad”, estrenada a finales de mayo. Además de Franco y Johana participaron Nicolás Montero, Natalia Reyes, Julio Sánchez Cristo y Antanas Mockus como apoyo de los monólogos de un dragoneante y tres mujeres y dos hombres ya libres que dieron testimonio ante un auditorio de empresarios convocados por la alianza del Ministerio de Justicia, el Instituto Nacional Penitenciario (Inpec), la Caja Colombiana de Subsidio Familiar (Colsubsidio) y la Fundación Teatro Interno.

“Como personas y como sociedad todos hemos cometido errores y merecemos una segunda oportunidad”, dice al invitar a los empresarios para que “estudien a fondo las posibilidades reales de ofrecer empleo a personas que estuvieron privadas de la libertad”. Tal fue el llamado en la tarjeta, que junto con un bolígrafo para firmar el compromiso, encontraron en su silla los asistentes al estreno.

De las 14 obras de teatro que han montado, Segundas oportunidades es una de las dos en las que alternan población civil con personas que cumplieron condena.

Quien habla ahora es la empresaria. “Tengo un gran equipo especializado en las necesidades de cada programa: teatro, arte, música, creación de empresa, educación financiera; diseñamos una línea de crédito para pospenados, investigamos constantemente sobre la población carcelaria en otros países y también nos llaman de otras partes para conocer nuestra experiencia; nos han buscado de Panamá, Ecuador y México”.

Sabor local

El intercambio de experiencias es de doble vía. Viajó a Alcalá de Henares, España, a conocer el Teatro Yeses de la Cárcel de Mujeres de Madrid y a capacitarse con Elena Cánovas, su creadora.

Interno, el restaurante de la Cárcel de Mujeres San Diego, en el casco viejo de Cartagena, que abrió en 2016 con una carta de sabor local diseñada por destacados chefs, se inspiró en el que funciona en el centro penitenciario Bollate, en Milán, Italia, hasta donde fue para conocer el modelo. Ahora las reclusas de Interno se capacitan y practican horticultura, cocina, repostería, atención al cliente, proyectos financieros y, así, mientras cumplen la pena se preparan para su futuro en libertad.

Casa Libertad

La contabilidad de logros incluye trabajo en 27 cárceles del país con 30.000 personas privadas de la libertad y otras 2.000 que ya la recuperaron; dos ediciones del Festival Nacional de Teatro Carcelario; conferencias TEDX desde la cárcel; una empresa asociativa para reclusos, y Casa Libertad, en el barrio Teusaquillo, punto de referencia para quienes cumplida su pena salen desorientados y estigmatizados a enfrentar la nueva vida. Allí encuentran atención psicosocial, capacitación y bolsa de empleo.

¿Cómo se imagina la vida en 20 o 30 años?

Igual que ahora: con mi marido, disfrutando de mis hijos, repitiendo el modelo de intervención de mi fundación en la mayor cantidad posible de cárceles en el campo nacional e internacional. Y con muchos más espacios de reconciliación entre la población civil.

¿Ha cambiado su concepto de libertad?

Ha cambiado mi concepto de todo: de la vida, la solidaridad, la compasión, la generosidad, del egoísmo, y he aprendido a valorar las cosas sencillas. Llega un momento en el que tenemos necesidad de devolverle a la vida lo que esta ha hecho por nosotros y a mí me llegó ese momento.

Una experiencia para replicar

La metodología de intervención que aplica Teatro Interno contempla espacios de encuentro entre reclusos y población civil. Los internos que comparten con sus familias y la sociedad tienen una oportunidad real de reconciliación y perdón; empiezan a reconstruir la confianza en sí mismos y se genera un cambio de conciencia necesario para la verdadera resocialización, explica Johana, que ha expuesto su experiencia en foros y congresos nacionales e internacionales.

“Me siento muy agradecida con las 120.000 personas privadas de la libertad que nos han abierto su corazón y nos dejan trabajar con ellas. La gente me dice ¡qué chévere lo que haces!, pero nadie sabe todo lo que ellas han hecho por mí”.Johana Bahamón, actriz, modelo y activista social.