seguros-sura-hablar-de-la-muerte-es-necesario
Blog

Hablar de la muerte es necesario

18 enero 2021 Revista 5 Sentidos

Aunque se le tiene miedo y se evita hablar de ella, es tan sustancial como la vida misma. Aprenda a asumirla con tranquilidad y a estar preparado.

Manos sobre la cara

Aunque se le tiene miedo y se evita hablar de ella, es tan sustancial como la vida misma. Aprenda a asumirla con tranquilidad y a estar preparado.

Morir constituye la culminación de ese camino que se considera la vida. Es, como lo dicen los pragmáticos, lo único realmente obligatorio que tiene todo ser vivo, incluyendo el hombre. Vivir representa una gran oportunidad que se nos da para experimentar, aprender, evolucionar, pero que tiene un límite, y saberlo nos motiva para disfrutar cada segundo que se nos ha regalado.

Todo eso hace que la muerte se tema y se evite hablar de ella y en realidad esta es una actitud poco sana, que aumenta el temor. Por el contrario, hay que hablar de ella: organizar todo para que ese momento tan importante sea perfecto. Y podemos lograrlo si estamos en paz, si no hay dolor, si dejamos organizados nuestros asuntos y no hay pendientes, si nos hemos despedido y le hemos dicho a quienes queremos lo mucho que valen para nosotros, así que sí, puede ser algo bonito, perfecto.


El futuro

¿Hay vida después de la muerte? ¿Existe el cielo? Casi todas las religiones y culturas coinciden en que hay un cambio de estado, que la materia no desaparece, sino que se transforma. Que el alma es algo más allá del cuerpo y que todos estamos aquí de forma pasajera, aprendiendo.

Venimos aquí como seres humanos, con todo lo que ello significa, no como ángeles o seres perfectos y por lo tanto es normal que hayamos cometido errores y esos errores y fracasos pueden ser grandes piedras en las que nos apoyamos para escalar en ese camino del aprendizaje, en la cadena de evolución.

La muerte también nos enseña que cada minuto, cada día es preciado y debemos emplearlo intentando ser la mejor versión de nosotros mismos.


El duelo

Necesariamente donde hay amor hay duelo. Cuando muere un ser querido se siente miedo, se siente rabia, se siente dolor, culpa y hay ansiedad y aprehensión a todos los cambios que la desaparición de esa persona nos trae. Si muere la persona que provee económicamente a la familia, ellos tendrán que aprender a valerse por sí mismos; si muere la persona que agrupa a la familia, ellos tendrán que buscar la manera de seguir unidos sin su mediación; si muere nuestro consejero, tendremos que aprender a recordar sus consejos y tomar las decisiones solos. Nos va a hacer falta, sí, pero seguiremos viviendo y al salir del duelo, si hemos asumido con amor los cambios que se nos presentan, seremos más fuertes, más completos.

El duelo es necesario para digerir esa nueva situación y cada quien debe vivirlo a su manera y respetar la forma del otro. Algunas personas más expresivas lloran y se desahogan sin restricciones, mientras que otras simplemente se vuelven más calladas y retraídas. Sea como sea que se materialice, hay que enfrentar la pérdida y sus consecuencias, porque es algo inevitable, pero decidimos si lo hacemos constructivamente o dejamos que nos destruya. Decidimos si nos aferramos a los recuerdos positivos y agradecemos todo ese tiempo que pudimos disfrutar a esa persona, o nos quedamos estancados en la negación, la rabia y el dolor.

El duelo requiere gratitud, fortaleza y perdón. Gratitud para reconocer lo bueno que se recibió y se vivió y todas esas cosas que aprendimos del otro; fortaleza para enfrentar los cambios, manejar la situación y seguir adelante, y perdón para el que muere, los demás y también para nosotros mismos.

Pareja de adultos mayor

Razones por las que morir asusta tanto:

  • Por condicionamiento cultural, ya que en nuestra cultura occidental se le teme a la muerte, mientras que en otras culturas se entiende como el paso de la persona a un estado más perfecto, sin dolor ni sufrimiento.
  • Por miedo a lo desconocido, porque nadie ha vuelto a contarnos lo que pasa y el miedo nos hace pensar en un más allá terrible y amenazante.
  • Por temor a dejar lo que tenemos aquí. Los apegos a la familia, los amigos, las mascotas, las posesiones materiales son amarres a tierra.
  • Porque nos sentimos responsables y nos preguntamos qué van a hacer sin mí, sin mi consejo, sin mi pensión, sin mi ayuda…
  • Porque tememos tener que responder en el más allá por “cuentas pendientes” o cuentas pasadas.
  • Por miedo al momento de la muerte. ¿Voy a sufrir?, ¿va a doler?

    Consejos para lograr la paz

  1. Apoyarse en el entorno afectivo, en una red social que nos escuche, nos apoye y nos ayude a avanzar.
  2. Tener la certeza de que al morir la persona no desaparece, simplemente cambia de estado.
  3. Dejar todas las cosas terrenales en orden: la situación económica, los afectos, resolver los asuntos pendientes, incluyendo los emocionales, no dejar peleas casadas, decirles a los que amamos cuánto los amamos, atender las cosas que nos preocupan para poder dar ese paso sin dejar cabos sueltos.
  4. No dejarlo todo para el último momento: a nadie le dan cita de día y hora para morir y es preferible vivir con el tema en orden que encontrarnos de pronto con la casa patas arriba y sin posibilidad de arreglarla.
  5. Confiar en que el proceso de la muerte está guiado por el alma, el propio espíritu y que igual que no nos da miedo llegar a nuestra casa en la Tierra, menos nos debe dar miedo llegar a nuestra casa en el cielo.
  6. Invocar o repetir el nombre de Dios u orar en el momento en que el espíritu se separa del cuerpo. No se trata solamente de una práctica católica, sino que muchas religiones y culturas lo mencionan.
  7. Cultivar la espiritualidad. Creer en el cielo disminuye ese miedo a lo desconocido. Es algo que se cultiva a lo largo de la vida y que también nos ayudará en ese momento de transición.

¿Usted le tiene miedo a la muerte?, ¿cómo lo enfrenta?