Evite que el cuidador de un enfermo también se enferme. Consejos para procurarle un bienestar a esta persona.
Existen tanto cuidadores profesionales (enfermeras, acompañantes de noche, cuidadores entrenados) como cuidadores voluntarios, es decir, hijos, nietos o hermanos que dejan de lado su propio proyecto de vida para dedicarse a cuidar a esa persona que ya no es capaz de valerse por sí misma y que necesita protección, cariño y ayuda.
En muchas ocasiones, mientras mejora la salud del dependiente la de su cuidador se va deteriorando poco a poco, debido a razones como exceso de carga, negligencia al suplir las propias necesidades, estrés, fatiga y soledad. Para que esto no ocurra, tenga en cuenta lo siguiente:
1. El cuidador no es el único responsable
La obligación del cuidado de una persona dependiente es de toda la familia, pues aunque es cómodo delegar toda la responsabilidad al cuidador voluntario, no se considera justo y tampoco es efectivo ya que suplir las necesidades básicas (alimentar, asear, suministrar los medicamentos), cubrir los gastos, hacer las vueltas diarias, conseguir medicamentos, acompañar a citas médicas, mantener un entorno limpio y habitable, entretener y suplir afectivamente al dependiente son muchas responsabilidades para que las asuma una sola persona, que en el largo plazo, la desbordarán.
- Analizar la dinámica familiar.
- Definir los roles de cada miembro de la familia: quién será el cuidador principal y quiénes harán parte de la red de “cuidadores modulares”.
- Los “cuidadores modulares” por períodos cortos pueden realizar funciones como administrar los medicamentos, acompañar a la persona en las noches, entretenerla y conversar con ella.
2. Hay que cuidar la salud física
Ya que es frecuente que el cuidador no encuentra tiempo para ir al médico, olvida tomarse sus medicamentos, descuida su alimentación, su salud oral, no hace ejercicio y no descansa ni duerme lo suficiente, estas son algunas medidas que puede implementar para su autocuidado:
- Cuidar la higiene postural: aprender a movilizar a una persona dependiente de forma sana para los dos.
- Cuidar la alimentación: respetar los horarios propios y si la persona dependiente requiere una dieta especial cocinar para ella y asegurar que la comida de ambos sea suficiente, balanceada y completa.
- Hacer ejercicio: aprender de los ejercicios que debe realizar la persona dependiente y que le pueden ayudar al cuidador.
- Lograr descanso y sueño suficiente y adecuados: de acuerdo a los períodos de sueño de la persona que se cuida, programar el descanso propio y definir rotaciones en los turnos.
- Atender sin falta las propias citas médicas y odontológicas.
- Proveer las ayudas arquitectónicas, físicas y de mobiliario necesarias para facilitar su labor, como quitar todos los obstáculos posibles (escalones, tapetes, etc.) y tener un sillón cómodo para quien hace guardia de noche.
3. No olvidar la salud mental y emocional
Muchos factores convergen para que cuidar a otro sea una tarea exigente, por ejemplo, la persona dependiente puede estar deprimida, asustada y alterada por la pérdida de facultades e incluso puede ser difícil, silenciosa, terca y hasta grosera. Ante esto, el cuidador debe enfrentar sus propios sentimientos:
- Duelo por la pérdida de capacidades de la persona que cuida.
- Frustración por haber abandonado su proyecto de vida para asumir este rol.
- Miedo por la situación de salud del enfermo, las necesidades económicas o la amenaza de muerte de su ser querido.
- Soledad, pues muchas veces el enfermo y el cuidador se aíslan.
- Agotamiento por una tarea dura física, mental y emocionalmente.
4. Saber más para actuar mejor
Uno de los síntomas frecuentes de los cuidadores y muchas veces de las personas dependientes es la ansiedad, que se debe en gran medida a la “falta de control” sobre lo que está sucediendo. Por eso, es recomendable leer, aprender y buscar capacitación en lo que se hace. Estas son algunas recomendaciones:
- Leer, preguntar y conocer sobre la condición de la persona dependiente, los pronósticos, los posibles síntomas de alerta, cómo administrar los medicamentos, etc., pues esto facilitará el actuar.
- Aprender a movilizar al dependiente, cómo manipularlo sin hacerle daño y sin hacerse daño a sí mismo.
- Aprender más sobre el cuidado básico, cómo bañarlo y cambiarlo, cómo asear su boca, colocar una sonda, curar una herida.
- Saber qué cocinar, cómo darle la comida, cada cuánto. Aprender técnicas de relajación, de manejo de ansiedad y frustración pueden facilitar esta labor.
- Agotamiento por una tarea dura física, mental y emocionalmente.
Tips para cuidar la salud mental
- Tener grupos de apoyo o personas de confianza con las que pueda desahogarse y encontrar puntos de vista alternativos a su realidad.
- Tener espacios y tiempos propios para dedicarse a actividades de su agrado, por esto es fundamental contar con la red de apoyo que lo reemplace un fin de semana, una tarde o en otros horarios del día.
- Conocer y reconocer los propios límites y limitaciones.
- Aprender a delegar y aceptar toda la ayuda disponible.
- Si la situación del dependiente lo permite, no limitar el cuidado a la casa, sino ir a cine, centros comerciales u otros espacios para distraerse, esto liberará las emociones de ambos.
- Hacer un trabajo de duelo frente a la pérdida de capacidades de la persona enferma, su deterioro físico y mental y aprender a enfrentarla y apoyarla cuando haya problemas comportamentales y agresividad.
- Buscar ayuda psicológica si se ve algún síntoma de deterioro mental o emocional.
¿Cuándo buscar apoyo psicológico para el cuidador?
Si el cuidador presenta algunos de estos síntomas, requiere ayuda psicológica:
- Ganas de llorar sin motivo aparente.
- No querer estar con la persona dependiente.
- Cefaleas sin razón.
- Problemas con la alimentación, como pérdida del apetito a apetito insaciable.
- Ideaciones suicidas.
- Deseo de muerte del familiar.
- Cambio en el temperamento, mal genio.
- Alto nivel de exigencia, no acepta apoyo de nadie más.
- Malos tratos a la persona dependiente.
Un cuidador sano tendrá buena disposición física y mental, mayor fortaleza para afrontar las situaciones diarias y gran capacidad resolutiva y serenidad, claves para cuidar a otra persona.