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Amo de casa

18 enero 2021 Revista 5 Sentidos

En la actualidad la responsabilidad del hogar no es exclusiva de las mujeres también es de los hombres. Los roles de género han cambiado

Papá en la cocina con su hija

En los últimos años la responsabilidad del hogar dejó de ser exclusiva de las mujeres y los hombres comenzaron a asumirla.

Quienes nunca se han ocupado de una casa piensan que es muy fácil. ¿Qué complejidad puede tener? Implica hacer las veces de administrador, de contador, de chef, de educador (porque criar a los hijos no es un juego y se considera complejo); de mensajero; de chofer (llevar a los hijos al colegio, al entrenamiento o a la clase de baile); de psicólogo (porque, ¿quién más escucha y administra las penas y frustraciones de todos los otros miembros de la familia?) y además, muchas veces cumple la función de empleada del hogar. ¿Fácil? El que lo afirme con toda la boca, que lo viva por unos meses para que cambie de opinión.

Por muchos años, en la cultura occidental se ha relacionado el rol de ama de casa con las mujeres, pero en el último siglo, con los cambios en el empoderamiento y el acceso al estudio y el trabajo de estas, la dinámica familiar se ha modificado. Inicialmente, las mujeres comenzaron a asumir ese doble rol de amas de casa y trabajadoras y el hombre poco a poco ha empezado a apropiarse e involucrarse más en tareas como la crianza de los hijos o la cocina. Para las nuevas generaciones ya no es una condición fortuita, sino un imperativo: los dos tienen que trabajar y por lo tanto deben asumir las tareas del hogar y de la casa con igual responsabilidad.

A pesar de todos estos cambios, los prejuicios alrededor de los roles femeninos y masculinos persisten: el hogar le pertenece a la mujer y el hombre sigue considerándose responsable de proveer los recursos. Pero ¿qué pasa cuando esta dinámica se invierte y es el hombre el que asume la administración del hogar y la mujer toma el papel de proveedora?.

  • Papás criadores vs. mamás acaparadoras:se asume que la mujer, por orden natural, se encarga del bebé. Sin embargo, muchos padres hoy quieren involucrarse más, pero se encuentran con mujeres que no desean cederles el rol, sea porque temen perder esa “exclusividad” o por temor. No importa que papá sea un poco más torpe, brusco o que le cueste más cambiar al bebé, darle el tetero o sacarle los gases, tiene todo el derecho y debe permitírsele establecer ese vínculo desde que el pequeño llega a este mundo.
  • Prejuicios de género: para nuestras sociedades machistas, un hombre que se encarga del hogar ve cuestionada su masculinidad y se tiene que enfrentar a las burlas y comentarios de amigos, de familiares. La realidad es que un hombre que asume el rol por decisión propia, capacidad y gusto ha aprendido que lo masculino va más allá del papel de proveedor y de “cazador”.
  • Expectativas externas: las sociedades y los padres crían a los hijos para ser “exitosos”, poderosos, competitivos, relacionándolo todo con la abundancia económica. Un hombre amo de casa debe enfrentar a las expectativas de sus padres, la sociedad y muchas veces las de su pareja, quienes no tienen en cuenta la complejidad e importancia de ese nuevo papel y de todas las oportunidades que brinda el hecho de crecer, aprender y desarrollarse.

Padre peinando a su hija

  • Expectativas personales: al ser el trabajo en casa tan impopular, la persona puede cuestionarse su propio papel en el mundo e incluso su valía. ¿Es más importante ser arquitecto o ingeniero que papá? Los prejuicios sociales se basan muchas veces en premisas vacías y hay que desmenuzarlas para darse cuenta de que no siempre, tal vez, más bien, muy pocas veces, tienen razón.
  • Quién es más: desde siempre se ha planteado que el hombre debe ser más… (más grande, más alto o ganar más dinero), desafiar esos roles de género y asumir que su pareja puede ganar más dinero o tener un gran desempeño laboral sin que esto afecte su masculinidad, se considera muy importante. No se trata de quién es más, sino de que los dos se sientan satisfechos con su labor y con sus logros.
  • La lucha de poder: históricamente, quien aporta los recursos es el que tiene el poder y al cambiar los papeles, o sea, cuando la mujer se constituye en la proveedora económica, esto puede convertirse en una especie de “venganza” de género. Lo cierto es que este tipo de actitudes no son constructivas ni ayudan a la cimentación de un proyecto en común. No se trata de que haya un vencedor o un vencido y en estos casos, difícilmente se logra la satisfacción y el respeto mutuos.

Si se siente que se pierde el respeto por la pareja, si cambia la propia percepción o deseo por ellos, si se están viviendo situaciones de manipulación de poder es importante buscar ayuda para superar los propios prejuicios y lograr que sea una vivencia beneficiosa, que puede ser para todos.

Padre leyéndole cuento a su hija

Una oportunidad más que una imposición

Un hombre que vive su rol de amo de casa es un hombre capaz de asumirse y calificarse, de decidir según sus necesidades, más allá del “deber ser” de la teoría sobre lo masculino.

Un hombre que acepta ser amo de casa es aquel que si está pasando por una dificultad puede afrontarla con su pareja y asumir un nuevo rol sin que esto afecte su masculinidad; o que toma las circunstancias no como un revés del destino, sino como una oportunidad para criar a los hijos.

Un hombre que asume este rol sin descalificarse le da la oportunidad a su compañera de avanzar en su profesión sin vivir la dualidad de la “mujer exitosa y sola”. Dándole un giro al dicho, “Detrás de toda mujer de poder también hay un gran hombre” y solo es necesario mirar casos como los de Ángela Merkel y su esposo Joachim Sauer, catedrático de fisicoquímica o de Teresa May con su esposo Philip May, para darse cuenta de que es posible.

¿En su familia quién asume las responsabilidades del hogar? ¿Ha pensando en la posibilidad de cambiar de roles?