Identificar los momentos en los que tu cuerpo necesita activarse es necesario para cuidar de tu salud física y mental. Puedes incluir en tu rutina diaria actividad física sin necesidad de largos entrenamientos o equipamientos complejos. Te contamos de qué se trata.
En la actividad física cada ejercicio cotidiano cuenta: parquear lejos para caminar hacia tu destino, subir escaleras, estirar, caminar después del almuerzo, tomar el reto de los 10 000 pasos son buenas opciones que se ajustan a la rutina.
El cuerpo humano está hecho para moverse: la evolución nos dio conexiones cerebrales complejas para lograr movimientos más elaborados que nos permitieran huir, lograr mejores cazas, vencer más obstáculos, descubrir mejores lugares para vivir, entre otros.
Sin embargo, la modernidad ha traído inactividad física, ya sea por placer (ver televisión, jugar videojuegos, leer por horas), o por el deber de estar sentados todo el día por el trabajo. Incluso, para muchas personas, el desplazamiento de un lugar a otro se limita a estar sentado (conduciendo o como pasajero).
¿Y para qué hacer actividad física?
Es importante que seamos cada vez más conscientes de la necesidad de mover de nuestro cuerpo para reducir la probabilidad de enfermedades asociadas a la inactividad física y a lo que, actualmente, se denominan como “conductas sedentarias”.
La actividad física te permite evitar largos períodos de quietud. Procura mantener tu cuerpo activo la mayoría de los días de la semana para impactar positivamente tu salud física y mental a través de pequeñas acciones.
¿En qué se diferencia del ejercicio de alto rendimiento?
Este movimiento se enfoca en la actividad física no entendida como ejercicio de alto rendimiento, sino consciente, es decir, ejecutar acciones que generan cambios, como las tareas del día a día y las pausas activas.
Lo ideal es que definas una meta a cumplir en frecuencia, duración y repeticiones durante la semana para actividades como ejercicio en el gimnasio, montar en bicicleta, trotar, caminar a diario, entre otras.
Cómo saber si me estoy ejercitando bien
- Tienes mayor conocimiento de tu cuerpo y su funcionamiento; cómo se mueve, cómo se siente y cómo cuidarlo.
- Trabajas por estar presente, en el aquí y ahora, entendiendo que cada acción que realizas impacta tu bienestar.
- Identificas esas oportunidades que se presentan en el día a día para moverte.
- Comprendes que una técnica adecuada de respiración potencia los beneficios de la actividad física, disminuyendo los niveles de estrés y ansiedad.
- Disfrutas la actividad física porque, ante todo, el movimiento debe causar emoción, gratificación y sensación placentera.
¿Qué disciplinas puedo realizar?
Diferentes prácticas han ganado adeptos para trasladarlas a la vida diaria. Algunas de ellas son:
Pilates: es un método que enseña que el cuerpo y la mente deben moverse como una unidad y no como partes aisladas. Uno de los principios más importantes es el fortalecimiento y control del “core” (centro del cuerpo), que comprende la región abdominal y parte baja de la espalda.
Yoga: es una práctica que combina posturas físicas, respiración controlada y meditación o relajación, convirtiéndose en un ejercicio para la mente y el cuerpo que benefician la salud de manera integral. Tiene muchos estilos e intensidades, como Vinyasa y los cursos de Instayoga, Sirena y Ninfa.
Chi kung: es un arte marcial que traduce “el trabajo de la respiración”, ya que incide en la importancia de hacerla consciente y acompaña a cada uno de nuestros movimientos y pensamientos.
Puedes matricularte al programa de Movimiento Consciente y Chi Kung.
Fecha de publicación: noviembre 28 de 2022.
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