Por el covid-19, del espacio público y las interacciones cara a cara se pasó a la comunicación mediante pantallas. ¿Cuáles son las consecuencias de esta metamorfosis de las relaciones para la sociedad? ¿Qué deben hacer las marcas?
Mantener la distancia física para prevenir el contagio por covid-19 modificó la manera de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos en todos los ámbitos (laboral, educativo, afectivo, etc.). Para adaptarnos al confinamiento y que la vida siguiera su curso, nuevos sistemas de interacción y comunicación presenciales y virtuales fueron implementados.
Después de un proceso estructurado de observación y análisis, el Observatorio de Tendencias de SURA denominó a este fenómeno metamorfosis de las relaciones, el cual determina y determinará gran parte de las dinámicas sociales una vez acabe la pandemia.
Mateo Rodríguez, investigador en estudios de antropología de experience design, considera que, para las marcas, examinar los comportamientos de los consumidores para sobreponerse a la crisis es vital porque eso les permite a estas ofrecer herramientas que generen valor ante la nueva normalidad, los retos del mundo virtual y la necesidad que tienen las personas de crear identidades y comunidades digitales.
Otros temas a los que las empresas deben prestar atención son los siguientes:
- Círculos seguros: esta es una consecuencia directa del distanciamiento físico que, aunque no establece un alejamiento emocional, sí predispone a relacionarse en círculos más cerrados, priorizando la seguridad y la confianza. Como resultado, se simplifican las interacciones (sobre todo con desconocidos) y entra en pausa la construcción de nuevos vínculos.
- Comercio de emociones: la búsqueda de contacto con el otro ha sido aprovechada por las organizaciones para abrir canales que, además de comercializar productos y servicios, sirven para intercambiar emociones. La salud mental y el bienestar se perfilan como prioridad en los hogares, así que las empresas desarrollan formas de ofrecer beneficios que lleguen hasta los espacios íntimos de los usuarios, donde se estimula la participación, creación de comunidades y publicación de contenidos.
- Extrañamiento de rituales: las transformaciones de las actividades cotidianas se conciben como otras maneras de hacer lo conocido. Nacimientos, cumpleaños, despedidas: todo sucede por medio de pantallas. La tecnología, en tanto evoca la cercanía y el contacto físico y emocional, se posiciona como aliada para fortalecer vínculos y personalizar y disfrutar de experiencias colectivas.
- Paradoja de la soledad: antes de la pandemia, estar en soledad (y sentirse cómodo con ella) era considerado un símbolo de estatus para muchas personas, puesto que reflejaba un fuerte estado mental y la capacidad de estar en paz consigo mismas. No obstante, el covid-19 puso en evidencia la importancia de la cercanía con el otro para proteger el bienestar emocional.
- Cuerpo seccionado: la percepción del cuerpo sufre una de las metamorfosis más notorias de todos los periodos de la historia. Hay más conciencia frente a los elementos que afectan la salud (y se toman medidas para evitar el contagio por covid-19) y de lo presencial se migra a lo virtual, por lo que espacios digitales pasan a ser habitados para ampliar los espectros de relacionamiento en comunidad.
Para las empresas, la observación constante del entorno y la identificación de tendencias poscovid-19 son insumos que les posibilitan contar con un portafolio más humano y centrado en lo que los usuarios realmente requieren. Asimismo, entender los cambios en las relaciones y hacerse más preguntas acerca de estos les ayuda a conectarse mejor con sus clientes y a promover en estos la adopción de nuevas dinámicas que aporten a su desarrollo.
Fecha de publicación: junio 10 de 2021.
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