
La cuarta revolución industrial plantea una transformación social y económica profunda con base en la innovación tecnológica. Un experto la explica.
¿Has recibido ayuda de Siri, el desarrollo de Apple, para resolver dudas sobre cualquier tema de interés o encontrar información útil como direcciones o teléfonos? ¿Has notado que te aparecen sugerencias publicitarias en redes sociales sobre productos o servicios que buscaste en Google? Si es así, estás usando desarrollos que han sido posibles dentro de la era de la revolución industrial 4.0.
Así lo indica Alejandro Olaya, director de la seccional Antioquia de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), quien menciona que tanto Siri, una inteligencia artificial (combinación de algoritmos para crear máquinas con capacidades humanas), como las sugerencias publicitarias personalizadas, producto del big data (posibilidad de explotar comercialmente una gran cantidad de datos para crear nuevos servicios comerciales), son los ejemplos más prácticos para entender cómo esta etapa histórica influye en la cotidianidad.
¿Pero de qué se trata esta cuarta revolución? Hace referencia a un cambio actual profundo en la forma en que la humanidad produce bienes y servicios. “La primera revolución fue la máquina de vapor, la segunda fue la producción en masa, la tercera fue la computación y la 4.0, que muchos ven como extensión de la anterior, implica la fabricación de sistemas con expresión física, cibernética y biológica”, dice Olaya.
Por su parte, Klaus Schwab, autor del libro La cuarta revolución industrial, explica que «estamos en una era tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado». Esto sucederá con la implementación de innovaciones en campos como la nanotecnología, la neurotecnología, la biología sintética, los robots, la inteligencia artificial, la biotecnología, la edición genética y los sistemas de almacenamiento de energía.
“Los ejemplos que daba anteriormente son los que hasta ahora están al alcance de todos, pero hay otros desarrollos que aún no se han masificado”, explica Olaya. Por ejemplo: la biología sintética, que posibilitará replicar el funcionamiento de células y órganos de manera sintética (para beneficiar a quienes esperan un trasplante, por mencionar un caso) y la edición genética, que permitirá modificar el genoma de organismos vivos para eliminar enfermedades como el alzhéimer y la diabetes.
“Esto plantea debates éticos y filosóficos importantes. Usar estos avances es jugar a ser dioses. Algunos argumentan que deberíamos seguir trabajando en ellos para mejorar las condiciones de vida de la gente, pero otros dicen que podrían convertirse en estrategias de poder, de negocios, militares…”, afirma Olaya, convencido de que este no es el único reto que trae la cuarta revolución industrial para humanidad.
También son desafíos: la reforma al sistema educativo (para que esté en capacidad de proporcionar competencias específicas), la legislación (para establecer marcos regulatorios que determinen los límites de las tecnologías) y el entendimiento de estas posibilidades por parte de los emprendedores (para que puedan explorarlas y capitalizarlas).
Fecha de publicación: noviembre 11 de 2019.
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