En un mundo cada vez más interconectado, donde somos consumidores y, al mismo tiempo, generadores de contenido, es difícil identificar la veracidad de este. Compartimos algunas claves para entender y afrontar el fenómeno de la desinformación.
La información falsa tiene un efecto semejante al de los alimentos en mal estado: así como estos resultan nocivos para la salud física, los contenidos engañosos tienen consecuencias perjudiciales para la salud mental. La desinformación afecta las dinámicas sociales porque se convierte en la base de discursos que, aunque carecen de fundamentos confiables, parecen veraces y pueden dar lugar a posturas radicales y polarizantes.
Al interpretar la información que recibimos, contamos con algún tipo de sesgo debido a que nuestras percepciones sobre cualquier aspecto de la realidad son producto de experiencias previas, creencias adquiridas y patrones de la educación que hemos recibido. Estos sesgos contribuyen a que datos, noticias o referencias nos parezcan ciertos, aun cuando no lo son, así que numerosas situaciones y contextos en los que nos desenvolvemos cotidianamente nos hacen más vulnerables. Beatriz Helena Vallejo, científica del comportamiento y líder del Proyecto de Desintoxicación de la Información (DIP), indica cuáles son algunas de esas circunstancias:
- El exceso de información y la diversidad de fuentes dificultan el reconocimiento de lo que es cierto y lo que no.
- La memoria suele ser poco confiable y, en ocasiones, puede ser utilizada por los desinformadores para manipular y tergiversar hechos, datos, nombres o fechas.
- Los entornos de constante presión (ciertos ambientes laborales, por ejemplo), que nos invitan a actuar con rapidez, suelen llevarnos a actuar con base en intuiciones o creencias en lugar de tomar en consideración cuestiones ciertas y comprobables.
- Con frecuencia, cuando intentamos entender las causas de lo que ocurre, apelamos a las emociones antes que a la razón para responder nuestros interrogantes.
Sobre este último punto, Vallejo aclara que, si bien los datos y las noticias falsas seguirán circulando y los sesgos son inherentes a los seres humanos, sí podemos ser conscientes de ellos, lo que nos permitirá tomar mejores decisiones. Por eso es importante generar espacios en los que se cultiven y fortalezcan capacidades críticas y de análisis con el fin de identificarlos oportunamente y enfrentarnos a la información de una forma más equilibrada y responsable.
Por otro lado, la experta cuenta, con base en las ciencias del comportamiento, por qué en las sociedades modernas la desinformación es un fenómeno cada vez más común y un factor clave en la toma de decisiones: “Nuestra mente tiene dos sistemas: el primero actúa a partir de automatismos, recuerdos y percepciones porque siempre buscamos argumentos que reafirmen y satisfagan nuestras expectativas. Con él tomamos hasta el 99 % de nuestras elecciones. El segundo sistema es más analítico, pero solo tiene un 1 % de influencia en nuestros comportamientos”, afirma Vallejo. Según esto, los sesgos son propensos a aparecer, pues actuamos de manera automática en casos que requieren un mayor nivel de reflexión.
Descubre qué es la polarización política en el siguiente video:
¿Cómo vencer la desinformación?
La falta de información veraz, verificada y oportuna es un fenómeno que amenaza diferentes aspectos de la vida social y democrática. Por eso, todos los ciudadanos estamos llamados a trabajar conjuntamente para hacer frente a esta situación. Pedro Vaca, relator especial por la libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señala cuáles son los protagonistas de esta conversación pública y las acciones que cada uno debe adelantar:
- Políticos y funcionarios públicos
Desde su rol de liderazgo y capacidad de influencia, deben ser ejemplo de ética y respeto por las reglas democráticas. Sus decisiones, actos y comunicaciones deben regirse por los parámetros de la argumentación y la verdad.
- Plataformas tecnológicas
Sus desarrollos deben servir para identificar la información falsa e incorrecta, velando siempre por el derecho a la libre expresión.
Este debe ser un punto de encuentro para la pluralidad de voces y de información y datos confiables y oportunos, que contribuyan a la toma de mejores decisiones.
- Audiencias
Deben estar mejor preparadas para que sean menos propensas a la desinformación. En ese sentido, es necesario que desarrollen habilidades y conocimientos sobre el mundo digital mediante procesos de alfabetización mediática e informacional (AMI), como los llama la Unesco. Reconocer las fuentes de la información, contrastar los datos que aportan sobre un mismo asunto distintos medios de referencia, evitar compartir contenidos en las redes sociales sin antes haber comprobado su veracidad y calidad, y denunciar las publicaciones falsas son recomendaciones de esta entidad.
Combatir la desinformación trae beneficios en todas las esferas sociales, propicia la construcción de ciudadanías más empoderadas y participativas, y facilita la reducción de la violencia y la discriminación, lo que da lugar a escenarios más justos, humanos y sostenibles para todos.
SURA se suma al Detox Information Project
El Detox Information Project o Proyecto de Desintoxicación de la Información (DIP, por sus siglas en inglés) es una iniciativa informativa y de alfabetización digital que se apoya en las ciencias del comportamiento, la comunicación y la tecnología para ayudar a las personas y organizaciones a mantener ambientes informacionales confiables y seguros.
Conscientes del valor de la diferencia y de la necesidad de concebir sociedades más plurales y democráticas, SURA y Protección impulsan este proyecto. “Estamos convencidos de que a través de esta herramienta sin ideologías y que cuenta con todo el rigor científico podemos fortalecer la participación ciudadana y su representatividad”, indicó Gonzalo Pérez, presidente de Grupo SURA. Conoce más aquí.
Fecha de publicación: septiembre 21 de 2021.
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