Niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Sin importar la edad u ocupación, el covid-19 modificó la vida de todos. Las rutinas se alteraron y las viviendas se convirtieron en oficinas y colegios.
Las familias y profesores tuvieron que buscar alternativas para mantener la cotidianidad a pesar del covid-19. El aula de clase se trasladó a la virtualidad y la comunicación se limitó a los dispositivos tecnológicos, que se convirtieron en aliados de estudiantes, docentes y padres de familia.
Rafael Trejos, profesor de bachillerato, cuenta que vivir la experiencia de la pandemia en 2020 y 2021 fue un reto muy grande, aunque también una gran oportunidad, porque se apresuraron unos cambios que, desde algunos años, eran necesarios. Por ejemplo: implementar estrategias integrales para mantener la calidad de la formación aprovechando las posibilidades que ofrecen las tecnologías de la información, las comunicaciones y la educación.
Frente a esto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) indica, en el documento Digitalización acelerada: lo que la pandemia le enseñó a la educación, que cualquier método que pretenda generar una modificación positiva en el proceso formativo debe contemplar los siguientes factores:
- Nuevas pedagogías para lograr el aprendizaje profundo.
- Nuevas habilidades para poder implementar estas pedagogías con éxito.
- Plataformas educativas para la gestión efectiva de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
- Diseño institucional que asegure las condiciones para alcanzar los resultados de manera ágil.
- Conectividad, considerada como derecho fundamental.
- Dispositivos que permitan aprender en todo lugar y momento.
Realidad distinta para las familias
En el entorno familiar, los cambios trajeron aprendizajes como el fortalecimiento de los vínculos afectivos, la oportunidad de compartir más tiempo juntos y estar presentes en el día a día de una época marcada por las preguntas sobre el futuro.
“Gracias a la pandemia descubrimos una intimidad con nuestros hijos. Nos dimos cuenta de que ellos nos pueden acompañar en todo, que no son menos y tampoco más, sino que son pares. Podemos favorecer nuestras relaciones desde actos cotidianos”, afirma Carolina Hernández, creadora de la cuenta de Instagram Amo ser mamá.
En el siguiente video, conoce más reflexiones sobre los aprendizajes del 2020 y 2021 y los retos para el 2022 de cara a lo que somos como individuos, familia y sociedad.
Fecha de publicación: enero 14 de 2022.
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