Promovida desde los años ochenta, la disciplina positiva es una de las formas de crianza más populares. Te contamos su influencia en los adolescentes.
Uno de los grandes retos al tener hijos es, sin duda, su crianza. Aunque se trate de padres primerizos o con experiencia, temas como los llamados de atención, las prohibiciones y los castigos físicos siguen generando cuestionamientos sobre la manera adecuada de educar con amor, pero con firmeza. Entre las alternativas que invitan a repensar las formas tradicionales y a buscar estrategias más enriquecedoras para padres e hijos, se encuentra la disciplina positiva.
Esta es una metodología promovida desde la década de los ochenta por las educadoras estadounidenses Jane Nelsen y Lynn Lott. Ambas fundaron la Asociación de Disciplina Positiva (PDA, por sus siglas en inglés), basadas en los aportes de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, psiquiatras de principios del siglo XX.
Nelsen y Lott construyeron una propuesta alternativa a los modelos tradicionales que solían ser restrictivos y punitivos (en los que primaba el control excesivo y la poca libertad) o muy permisivos (omitían la importancia de los límites y la responsabilidad).
De esta manera, implementaron una serie de estrategias, entre las que destacan:
- Eliminar los castigos.
- Eliminar la permisividad.
- Aplicar reglas con cariño, pero con firmeza.
- Promover el desarrollo del carácter y la responsabilidad.
- Ser conscientes de lo que funciona en términos de crianza y comprender que el maltrato es negativo a corto, mediano y largo plazo.
- Desechar la idea de que el aprendizaje se logra por medio de sentimientos de culpa o vergüenza.
- Involucrar a los niños y adolescentes en el establecimiento de los límites que deben respetar.
- Hacer preguntas a los hijos que los motiven a pensar.
- Hablar con amor y firmeza.
¿Cómo educar a un adolescente en disciplina positiva?
El médico psiquiatra Juan Fernando Muñoz afirma que uno de los retos que tienen los padres a la hora de adoptar este tipo de crianza es construir una relación de respeto con sus hijos desde la infancia. Así, al llegar a la adolescencia, estos tendrán bases sólidas de credibilidad, apego positivo y reconocimiento de su individualidad.
Otras recomendaciones importantes que da Muñoz para aplicar la disciplina positiva de manera adecuada son:
- Los padres deben mantenerse como figuras de autoridad ante sus hijos adolescentes. Esto se fortalece dando ejemplo, con su propia conducta, de autocontrol, respeto e integridad.
- No hay que olvidar el proceso de individualización que toda persona vive en la adolescencia, en el que cambian las percepciones del mundo, de sí misma y de los otros. Esto es normal y no debe suponer una amenaza para la estabilidad de la familia o la autoridad de los padres.
- El diálogo es una herramienta que les permite a los adultos escuchar sin juzgar y generar un ambiente propicio para que el adolescente se exprese sin prevenciones. Compartir tiempo juntos e involucrarse en los gustos e intereses de los hijos es una excelente opción.
- Si conviven como pareja, los padres también deben educar por medio de una relación sana, basada en la buena comunicación.
- Es importante reconocer con humildad cuando se comete algún error como padre y validar los sentimientos del adolescente para llegar a acuerdos
Beneficios de la disciplina positiva
Uno de los grandes méritos de la disciplina positiva es promover una crianza libre de maltrato físico y sicológico. De esta manera, se educan hijos capaces de:
- Desarrollar y fortalecer su autodisciplina y autocontrol.
- Percibir que son seres significativos e importantes para su familia.
- Decidir sobre su futuro con criterio.
- Potenciar habilidades interpersonales de comunicación, cooperación, respeto y comprensión.
- Tener una percepción personal de integridad, adaptabilidad y flexibilidad frente a las situaciones cotidianas, reconociendo los límites y las consecuencias de cada acto.
- Evaluar las circunstancias de acuerdo con sus valores y principios.
Juan Fernando Muñoz concluye que “la aplicación apropiada de la disciplina positiva desde la infancia puede aumentar enormemente las probabilidades de lograr credibilidad, respeto y confianza de los adolescentes hacia los padres y, asimismo, autocontrol y responsabilidad para afrontar los riesgos propios de esta época del ciclo vital”.
Fecha de publicación: septiembre 25 de 2019.
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